Temporada de caza. – EL PROBLEMA NO ES CHINA, ES EL SISTEMA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La vulnerabilidad del sistema financiero mundializado quedó expuesta el pasado 27 de febrero, cuando una brusca caída de 8,8% en la Bolsa de Valores de Shangai, diseminó el pánico en todos los mercados financieros del planeta. Con la velocidad de las comunicaciones instantáneas, el impacto golpeó una plaza financiera tras otra. En Asia, a pesar de la vecindad, los daños fueron menores, con caídas variando entre el 0.52% en Tokio y los 2.81% en Kuala Lumpur.

En Europa, el impacto fue mayor, las perdidas se situaron en torno de dos a cuatro por ciento. En los Estados Unidos, el índice Dow Jones retrocedió 3.3% suficiente para acabar con las ganancias de la Bolsa de Nueva York este año. Fueron los llamados mercados emergentes los que más sufrieron, Buenos Aires encabezo la fila con 7.5%, después São Paulo, 6.6% y la Ciudad de México con 5.8%.

Las bolsas rusa, turca y sudafricana también se vieron bastante averiadas.

La causa del temblor fue típica. El gobierno chino decidió formar una comisión especial integrada por representantes de la comisión de valores inmobiliarios del Banco Central, del ministerio de Comercio y de las autoridades policiales, para investigar la notoria participación de los fondos ilegales en la bolsa de valores. Evidentemente, como sucede frente a algún intento por más tímido que sea que tienda al control, los especuladores trataron de realizar sus ganancias y emprender la retirada, desatando el «efecto manada» (desde el inicio de 2006, las acciones de la Bolsa de Shangai tuvieron una valorización superior al 100%).

La fuga de los especuladores en Shangai se suma a otros avisos de que el casino financiero puede quebrar en cualquier momento. La semana anterior, otra onda de pánico se desató ante el temor de que la ya menguada burbuja inmobiliaria de los EUA puede tronar, después de que 22 empresas que actuaban en el sector de hipotecas sub-prime se fueron a la bancarrota en los últimos dos meses. Estos instrumentos son típicos de la euforia inmobiliaria que creció en los últimos años de la gestión del presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, y fueron inventados para atraer compradores de bajos ingresos, y a pesar de sus altos intereses, se maquillaron para parecer muy accesibles a los incautos posibles clientes.

En su columna del 24 de febrero en el Daily Telegraph, el heraldo del «stablishment» británico, Ambrose Evans-Pitchard dijo que el rápido deterioro de ese mercado afectó seriamente al banco HSBC, obligado a colocar más de 10 mil millones de dólares como reserva para cubrir prestamos de rescate dudoso en los EUA.

Evans-Pitchard, cuya columna tiene un verdadero sistema de radar para captar las señales de la crisis sistémica, citó al economista Nouriel Roubini de la Universidad de Nueva York para quien la disminución de la burbuja inmobiliaria esta arrastrando lentamente a EEUU a una recesión, “Nosotros ya estamos en presencia de una recesión inmobiliaria, una recesión automovilística, una recesión manufacturera y una recesión de inversiones reales. ¿Si todo esto esta aconteciendo en lo que el consenso denomina una economía de rizos dorados, que acontecerá si la economía se contrae?

Por lo menos fue más franco que el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greespan, que admitió que se puede esperar para final de año una recesión en ese país. No obstante, al admitirlo frente a una teleconferencia transmitida en Asia el 26 de febrero pasado, su pronóstico sombrío le echó más fuego a la hoguera del pánico que causó el remezón en Shangai.

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Probable derrumbe del dólar en 2007

En las últimas semanas de 2006, el dólar se encontró en su momento más débil como papel moneda de referencia internacional, con una enorme acumulación de pruebas que indican una devaluación inminente y radical cuyas ondas de choque tendrán graves repercusiones en todo el planeta. Los efectos serán inclusive más graves si los gobiernos nacionales se mantienen aferrados a la ilusión de que los «mercados» ofrecen la solución de una crisis que, para muchos, ya no se trata de «si» habrá de ocurrir sino de «cuando» tendrá lugar.

Una demostración palpable de la gravedad de la situación fue la inusitada visita a Beijing de la selecta delegación financiera del gobierno de los Estados Unidos, entre cuyos integrantes destacaba el secretario de Hacienda, Hank Paulsen, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, alias «El helicóptero,» enviada a China para sostener un «diálogo económico estratégico» con las autoridades de ese país.

Al respecto de la visita, el presidente de la consultoría Euro Pacific Capital, Peter D. Schiff (15/12/2006) dijo con ironía:

«A pesar del discurso público directo proveniente de Washington, probablemente, el diálogo privado debió ser más bien delicado. Apuesto a que Bernanke y Paulson se inclinaron ante el principal abastecedor y el más grande acreedor de los Estados Unidos y le prometieron que los bienes y el crédito seguirían fluyendo… Lo último que quieren Paulson yBernanke es que el mundo reconozca el precipicio financiero al borde del que se encuentra la economía estadounidense y que sólo China tiene la fuerza para arrojarla allí».

En otra ironía, mientras los señores de la moneda estadounidense regateaban para impedir –o al menos posponer– el naufragio del dólar, el ex todo poderoso antecesor de Bernanke, Alan Greenspan, sugería que los inversionistas lo dejasen a un lado. El 11 de diciembre, en una teleconferencia transmitida a empresarios israelíes, Greenspan profirió una de las más abiertas advertencias sobre el escenario financiero que se puede esperar en el futuro inmediato:

«Espero que el dólar siga su camino a la baja mientras no haya un cambio en la balanza de pagos de los Estados Unidos… Hay pruebas de que las naciones de la OPEP están comenzando a cambiar sus reservas de dólares por euros y yenes. Es imprudente mantener todo en una única moneda».

Según él, «esa será la experiencia de los años venideros.»

El mismo día, el Banco de Liquidaciones Internacionales dio a conocer su informe trimestral, en el que confirma la fuga de dólares entre los integrantes de la OPEP. No obstante que la redución ha sido pequeña, pues pasó de 65 a 67 por ciento de las reservas, los números se refieren apenas al primer semestre del año, pero, como admite el Financial Times (10/12/2006), muestran un indicativo crucial para el futuro inmediato: «Los cambios de monedas tienden a ser progresivos, sutiles y discretos, ya que una atención desfavorable podría dañar duramente al dólar, reduciendo, así, el valor de los activos restantes denominados en dólares de los ahorradores».

Días antes, el jueves siete de diciembre, otro peso pesado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, usando y abusando del lenguaje oblicuo de los directores de bancos centrales, había recalcado también las «preocupaciones referentes a posibles consecuencias descontroladas desatadas por equilibrios económicos globales».

En su edición electrónica la revista alemana Der Spiegel se encargó de traducir las palabras de Monsieur Trichet:

«Lo que el protector de la moneda más poderosa de Europa decía era que la declinación gradual del dólar en los mercados internacionales de monedas en las últimas semanas, puede representar una amenaza para la economía. Lo que Trichete también trataba de trasmitir es que el BCE está a la par de la gravedad de la amenaza».

En un artículo publicado en el sitio de internet WorldNetDaily, el 13 de diciembre, el perspicaz columnista Jerome R. Corsi consulta a dos destacados analistas, para quienes en desplome del dólar podría llevar al gobierno estadounidense a proponer la creación de una moneda común para América del Norte. Uno de ellos, el economista Gary Kuever, se ha empeñado en reconstruir la evolución del índice econométrico M3 (el indicador más completo de la base monetaria), luego de que la Reserva Federal ya dirigida por Bernanke dejó de divulgarlo desde principios de año. Dice que «probablemente, la Fed quiere ocultar cuanta liquidez se está bombeando a los mercados, y me parece que esta tendencia continuará, en especial porque la economía se está desacelerando».

Es decir, comenta, «estamos creando inflación» y, con los crecientes déficit presupuestales y comerciales, «puede iniciarse el derrumbe del dólar, en especial si la Fed no pudiese aumentar las tasas de interés porque ya estamos en una recesión».

El otro entrevistado, Bob Chapman, director del boletín The Internacional Forecaster, concuerda:

«El mundo está inundado de dinero y de crédito. Mis números muestran que en este momento el M3 está creciendo a un ritmo de cerca de 10 por ciento… La Fed esté en camisa de once varas. Si aumentan los intereses, el mercado inmobiliario se desplomará, y si reducen las tasas, el que se desplomará será el dólar».

Ese mismo mes, diciembre, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal mantuvo por cuarto mes consecutivo la tasa de interés primaria en los 5.25% al mismo tiempo que reconocía la desaceleración de la economía de los Estados Unidos. La decisión provocó la devaluación inmediata del dólar frente a las principales monedas del munedo, con una caída del índice USDX por debajo de 83. El indicador evalúa el dólar con respecto a una canasta compuesta por euros, yenes, dólares canadienses, libras esterlinas, coronas suecas y francos suizos.

Chapman advirtió que la caída del dólar es inminente:

«Los técnicos que estudian el USDX piensan que hay un grado de respaldo de dólar de 75, pero no lo creo. Si el dólar cayera por debajo de 78,33 del USDX, mi estimación es que tendrá una corrección de 35 por ciento los colocaría en 55. La clave de cuan bajo se hundirá el dólar son las tasas de interés (…) Si las tasas de interés subren, el dólar se mantendrá en la franja de 78,33, pero el mercado de acciones y la economía sufrirán las consecuencias. Si la Fed reduce los intereses para evitar que quiebre la economía, el dólar perderá en qué apoyarse, y ya lo veo descender hasta no llegar a unos 55.

«Cuando el dólar toque fondo, de todos modos, llevará consigo al mercado entero y a la economía. La Fed está acorralada y no puede encontrar una salida».

Por ello, sugiere, el mandato financiero de Wáshington puede apelar por una opción un tanto heterodoxa:

«Las personas de los Estados Unidos serán duramente castigadas. En la recesión severa en que estamos entrando, Bush argumentará que tenemos que formar una Unión Norte-Americana para competir con el euro. fotoSe le dirá al público que la creación del «amero» es la solución del gobierno para la recuperación del dólar. Con la creación del «amero,» el gobierno de Bush sencillamente abandona el dólar».

Aunque pudiera parecer delirante, la creación de una moneda común para la zona del tratado de Libre Comercio de América del Norte, debe estarse considerando, efectivamente, en las altas finanzas como un intento de dar aire al casino mundial con el reciclaje internacional de dólares –que, como tales círculos recelan, esta seriamente amenazado con la inminente caída de la moneda estadounidense.

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* En el informe de Reseña Estratégica del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana:

www.msia.org.br.

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