»Terrorismo» poético. – EN EL NOMBRE DE NERUDA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Casa La Chascona, Fundación Pablo Neruda: Son casi las 11 de la mañana del 15 de marzo de 2007, el nombre del performance será Y; el poeta se revuelca en su tumba… En la cual el actor Felipe Betancourt realizará la acción de entrar a escena con el libro Antología Póstuma de Pablo Neruda, lo mostrará al público y exclamará: «El poeta se revuelca en su tumba… al ver lo que ustedes hacen con la Fundación que lleva su nombre».

Abre el libro y dice que: «Éste libro es una falsificación, estos poemas fueron regalados al pueblo chileno y hoy cuestan 30 mil pesos (chilenos, poco menos de 60 dólares). Este libro, hoy, tendrá una mejor vida».

Después de lo cual le prenderá fuego en la acción poética de transfigurarlo, con el fin de que la poesía se transforme en viento y energía, que flote libre, que el libro que se regaló al pueblo chileno y hoy día es vendido sea poesía viviente, a través del fuego, como arte de pájaros.

Betancourt, pantalón negro, camisa blanca de esas que se arrugan de sólo mirarlas, sombrero y suspensores a tono para pasar desapercibido; yo, sobrio en camisa negra y pantalón café. Nos encontramos estratégicamente una hora antes del evento para afinar los detalles, las posibilidades de arresto (no llevamos identificación) y las acciones a realizar en caso de ser detenidos.

Nos despedimos rumbo a la celebración de la entrega de la Colección Premio Iberoamericano Pablo Neruda. El ambiente es distendido, son las 12 horas, tiempo de inicio de la celebración, pero aún no comienza. Expectación en los actores de la elite cultural santiaguina producida por el arribo inminente de la ministra de Cultura, Paulina Urrutia, que llega atrasada –a las 12:30. Sonriente como siempre, políticamente sorda (correcta) se sienta en la mesa que preside junto al poeta peruano Carlos Germán Belli (Premio
Neruda 2006 y amigo de un buen amigo mío Oscar Hahn) y directivos de la Fundación.

A nuestro alrededor, llama la atención tanta gente rubia, blanca, y tanto perfume caro, tantos besos al viento, todos se conocen y son amigos: la crema y nata cultural made in Chile en pleno.

Felipe Betancourt cuenta:

Comienzan los discursos, las ‘sonrisas lobby’ y veo una camisa negra deslizarse, colarse entre la gente y los micrófonos. ¡Es Mario!, que arenga contra la Fundación Neruda (FN) y el robo que realizan, que intenta
entregar un bello ejemplar de su libro al poeta peruano Carlos Germán Belli y que es sacado a la fuerza por dos personajes: el más destacado, Fernando Sáez, director ejecutivo de la FN, mientras la tensión se apodera de las caras de los espectadores.

Me río porque sé que esto recién comienza… Me paro y camino lentamente hasta llegar al centro de la mesa, frente a la ministra de Cultura que dice: «Dejen que se exprese, no lo saquen», y mientras los apunto con el índice, les digo: «¡El poeta se revuelca en su tumba….!» Y comienzo la quema del libro, que dejo frente a la Ministra de Cultura mientras arde en hermosos e inflamantes besos nerudianos.

Ella intenta apagarlo y yo la miro y le digo en alta voz: «¡Paulina Urrutia, usted que representa a la elite cultural de este país!» Mientras ella, por primera vez asustada, niega con la cabeza lo innegable, lo que todos los artist@s sabemos. Me alejo de la escena tranquilamente, recojo mi bolso y escucho en voces aristocráticas que dicen: «¡Cómo se atreven».

«Sí –digo yo para mis adentros– nos atrevemos y coordinamos por una causa justa, por una lucha que nadie lleva en el corazón mismo de la nata cultural inamovible y añeja del arte en Chile».

Salgo aún arengando contra la elite cultural, contra el fascismo reunido mientras busco un tanto nervioso a Mario que es alejado rápidamente a la calle. Está bien. Perlada su frente de sudor frío, corremos y gritamos
adrenalínicos, con el corazón golpeando fuerte y más vivos que antes.

Ahora, en un restauran donde comemos un plato llamado «Neruda», hecho de congrio fresco y junto a una cerveza, aún tengo los ojos de Paulina Urrutia pegados a los míos diciendo que no a la acusación cada vez más cierta.

Veo que la acción conduce al cambio. Veo que podemos hacer aún más por cambiar el lugar donde vivimos. Veo que no somos pocos en la lucha y que tengo otro hermano mexicano.

Casasús escribe:

No voy a dirigirle la palabra a Juan Agustín Figueroa, la última vez que le hice una pregunta en una conferencia de prensa prometió que investigaría el fraude de la editorial Edaf –ligada al Partido( in)Popular de España–. La Agencia Balcells reconoció su error en privado y cuento con el informe de aquella reunión en Madrid, donde se le llama la atención a Edaf y Márquez de la Plata.

Me acerco al poeta Carlos Germán Belli, con la ingenua intención de regalarle mi libro artesanal y al reconocerme, los directivos de la Fundación Neruda me sacan de escena. El poeta no pudo recibir mi libro
que denuncia cómo los derechos de autor de Neruda se invierten en la empresa de un terrorista de Estado como Ricardo Claro. Hablo a prisa, mientras la Ministra de Cultura me defiende. Se ve interesada cuando le digo a Figueroa:

«Nos vemos en la Corte Suprema». La jefa de gabinete de La Moneda está informada del caso Fundación Neruda. La ministra insiste en impedir que me saquen de la Casa de Neruda. Fernando Sáez lastima mi brazo, viola mi derecho de libre expresión y me conduce a la calle.

El 11 de agosto de 2005 pedí la renuncia de Francisco Torres, desde mi casa editorial en Cuernavaca. El 21 de agosto me la concedieron. Anunciaron en el diario pinochetista La Tercera que Fernando Sáez sería el nuevo director ejecutivo. Hoy día exijo su renuncia y una disculpa pública pòr violar mis derechos humanos y el desacato a la representante de la República que compartía la misma mesa.

Sáez me dijo: «es fácil lo que haces». No perdí mi tiempo en responderle; lo reto a que publique el mismo número de entrevistas que yo con los intelectuales más influyentes de Iberoamérica, lo aplazo a que cada vez
que escriba una nota sea «investigación exclusiva». Que vergüenza: Fernando Sáez Paco (argot del policía militar), de Figueroa y Claro.

Felipe entona un «nos veremos». En México es como «arrieros somos y en el camino andamos» o en Argentina se dice: «Como a los nazis les pasará, adonde vayan los iremos a buscar».

¡Ni un peso de los derechos de autor de Neruda al terrorista de Estado Ricardo Claro!
¡Desconocimiento de la personalidad jurídica de la Fundación Neruda!
¡Libertad a los presos políticos mapuches, encarcelados por Juan Agustín Figueroa!

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Publicado en La Jornada Morelos el 16 de marzo de 2007 (www.lajornadamorelos.com).

Addenda

Al teatro –en la persona de Felipe Betancourt–, pero sobre todo a ese mexicano «insolente» que es Mario Casasús le debemos por lo menos relatar la anécdota y jamás olvidar lo trascendente de sus «performances».

La poesía y la cultura lo agradecerán.

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