Tras 36 años, Estela de Carlotto recuperó a su nieto, vástago de su hija desaparecida

1.418

Tras 36 años de búsqueda, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, logró recuperar el hijo 114 de desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), y resultó ser un músico, Ignacio Hurban, cuyo verdadero nombre es Guido, y es su propio nieto.

Rodeada por su familia biológica y de lucha, afirmó que su hija Laura, la madre de Guido, el nieto recuperado 114, de cuyo asesinato se cumplirá pronto un nuevo aniversario, “va a sonreír desde el cielo (…) porque yo nunca fui de lucha abierta pero ella les decía a sus captores que ‘mi mamá no se va a olvidar de lo que nos están haciendo”.

Aunque no reveló su identidad, que sí trascendió desde el juzgado de María Servini de Cubría, Estela relató que su nieto Guido “se parece a los Carlotto y a los Barnes, es hermoso, es un artista, un tipo bueno. Él nos buscó, y se cumplió lo que decimos siempre: ellos nos van a buscar a nosotras”. Estela repitió que “nosotras no hacemos más que reclamar memoria, verdad y justicia”. “La silla (de Laura) seguirá vacía pero para aquellos que pretenden que demos vuelta la página, la recuperación de la identidad de Guido es una reparación para él, para la familia y para todos los argentinos”.

Más adelante, Estela afirmó que “otras abuelas tienen que sentir lo que siento yo: lo que yo quería era no morirme sin abrazarlo”, y desafió al dictador Reynaldo Bignone “a decirme que lo persigo”. Reivindicó a la Justicia y advirtió que “hay que nutrirla porque no queremos que esta historia se repita”.

arg ignacio urbanEl secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Guido Carlotto, hijo de Estela y homónimo del nieto recuperado, el 114, había adelantado que «por cuestiones legales lo único que puedo contar es que se trata de un músico y que se realizó el estudio de ADN voluntariamente». El 25 de agosto de 1978 la Policía entregó a los Carlotto el cuerpo asesinado de Laura, quien fue secuestrada estando embarazada y según testigos pudo estar con su hijo Guido sólo cinco horas. Desde entonces Estela, junto con otras Abuelas de Plaza de Mayo, encaró una larga búsqueda. «A pesar de todo, mi fe está enterita. Será porque no tengo rencor, no tengo sentimientos que me envenenan”, dijo hace algunos años.

El 26 de junio de 2011, Estela publicó en Página/12 una carta A mi querido nieto Guido: «Hoy cumples 33 años. La edad de Cristo como decían, ‘decimos’, las viejas. Con esta inspiración pienso en los Herodes que ‘te mataron’ en el momento de nacer al borrar tu nombre, tu historia, tus padres. Laura (María), tu madre, estará llorando en este día tu crucifixión y desde una estrella esperará tu resurrección a la verdadera vida, con tu real identidad, recuperando tu libertad, rompiendo las rejas que te oprimen. Querido nieto, qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre. Qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo. Espero ese día con la certeza de mis convicciones sabiendo que además de mi felicidad por el encuentro tus padres, Laura y Chiquito y tu abuelo Guido desde el cielo, nos apretarán en el abrazo que no nos separará jamás».

«Soy tu nieto Guido»
Cuando se cumplían 30 años de aquel oscuro 24 de marzo de 1976, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, escribió una columna en Página/12 en la que recordó la promesa que le hizo a su hija Laura –«buscar toda mi vida Verdad y Justicia y a su hijito Guido, nacido durante su cautiverio»– y expresó el sueño que hoy se hizo realidad: «Camino disfrutando lo que otras Abuelas abrazan como propio, pensando cuándo me tocará oír un timbre, una voz, la sangre comparada que diga: soy tu nieto Guido».

Repasando la historia de estos largos, sufridos y difíciles años, entre el inicio de una dictadura feroz el 24 de marzo de 1976 y los 21 años de gobiernos constitucionales, se agolpan en mi memoria múltiples y variadas escenas que provocan múltiples y variadas sensaciones.

Tres décadas para recordar un camino de lucha, primero en soledad, con miedos e ignorancias, y luego unidas en un mismo dolor y búsqueda de dos generaciones.

Me incorporo a las Abuelas de Plaza de Mayo de la ciudad de La Plaza, donde aún vivo, en los primeros meses del año 1978. Creo que fue la más iluminada decisión que tomé, ya que hasta hoy, 28 años después, esta hermandad persiste, se agiganta y se afianza.

Antes de esta actitud de alianza, sola, caminé la búsqueda de mi esposo Guido, secuestrado por 25 días en una guarnición de la policía, centro de detención clandestino que funcionaba en pleno centro de la urbe. Fue mi primera etapa de “aprendizaje” para buscar a un “desaparecido”. Recuerdo las angustias de la ausencia, las puertas cerradas de los que sabían, los miedos por los hijos que debí proteger, la lectura de las nóminas de los que pasaban a la legalidad o de los que aparecían sin vida en cualquier lugar de la zona.

El, mi esposo, reapareció un día con imagen fantasmal por las vejaciones y torturas sufridas durante su cautiverio donde insistentemente le preguntaban por nuestras dos hijas mayores: Laura y Claudia. Su silencio no salvó de la cacería a Laura, que fue secuestrada a los pocos meses. Su compañero y un hijo que llevaba en su vientre la acompañaron ese día.

Ahora, 28 años después, puedo marcar dos diferentes sensaciones de este largo calvario.

La inimaginable y atroz entrega del cuerpo de Laura, nueve meses después de su detención, acribillados sus 23 años por las balas asesinas.

El mundo se termina, un vacío de cuerpo y alma se produce, una llaga que no cerrará nunca se instala en nuestro ser.

Pero el amor y el orgullo que me produce el valor y la entrega de esta hija no me restaron fuerzas en el momento de su entierro, y allí le prometí buscar toda mi vida Verdad y Justicia y a su hijito Guido, nacido durante su cautiverio.

La otra sensación, tierna, cálida, amorosa es la de buscar el retoño. Hoy tiene 27 años, sé dónde y cuándo nació. Lo que aún no sé es quién lo “retiene”, cómo está, qué siente, qué piensa.

Vivo con la esperanza de encontrarlo (encontrar-nos), porque muchos otros nietos han aparecido.

Camino disfrutando lo que otras Abuelas abrazan como propio, pensando cuándo me tocará oír un timbre, una voz, la sangre comparada que diga: soy tu nieto Guido.

Entonces sonarán en el cielo los clarines de la Victoria y Laura desde allí me sonreirá.

CFK: «Estela estará por fin junto a todos sus nietos»arg cfk y estela

La presidenta Cristina Kirchner relató en su cuenta oficial de Twitter el diálogo que mantuvo con la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tras la noticia de la aparición de su nieto Guido y celebró: «Hoy Guido, su nieto, recuperó su verdadera identidad. Hoy, por fin, Laura su madre, podrá descansar en paz. Hoy, la Argentina es un país un poco más justo que ayer». La mandataria destacó la importancia de la «Memoria, Verdad y Justicia» y señaló que es un «pilar fundante de esta Argentina que estamos construyendo».

«Se acerca un secretario y me dice: ‘Encontraron al nieto de Estela’. Por un instante, aunque parezca mentira, me quedo muda. Me viene a la mente la imagen de Estela ayer por la noche… En la Rosada, en el acto en el Salón de las Mujeres. Había llegado tarde y tuvieron que agregarle una silla. La saludé agitando mi mano», comenzó el relato la jefa de Estado.

Y continuó: «Esa misma noche, antes de irme, una artista, Guillermina Grinbaum, me alcanza una obra de su autoría Dice: ‘Tomé como imagen la de Estela Carlotto’. El cuadro se llama Madre. ¿Increíble no? Postergamos su visita 3 veces y justo anoche me lo dió».

«Recobro el aliento y la llamo de inmediato. Ella estaba saliendo del juzgado y yo estaba llorando. Me cuenta que es músico. Que vive en Olavarría y lo más importante: se sometió voluntariamente al examen de ADN. Se la nota contenta, emocionada, plena: ‘Me estoy yendo a Abuelas. Allí están mis hijos y voy a dar una conferencia de prensa para informar… ¿Te das cuenta Cristina?’”, reconstruyó la Presidenta el diálogo con Estela. «Claro… ¿Cómo no me voy a dar cuenta? Cuánto tiempo. Cuánta lucha. Cuánto sufrimiento», le respondió.

Luego, la jefa de Estado contó: «No puedo evitar recordar a Néstor, él, un optimista reincidente siempre me decía: ‘Vas a ver, Estela va a terminar encontrando a su nieto’. No se equivocó. Siempre decíamos que más temprano que tarde, sabremos más y más. No tengo dudas».

Para finalizar la serie de tuits, Cristina indicó: «Lo más importante el conocimiento de la Verdad, la persistencia de la Memoria y el triunfo de la Justicia en serio. Memoria, Verdad y Justicia. Pilar fundante de esta Argentina que estamos construyendo».

«Hoy Estela estará por fin junto a todos sus nietos. Hoy Guido, su nieto, recuperó su verdadera identidad. Hoy, por fin, Laura su madre, podrá descansar en paz. Hoy, la Argentina es un país un poco más justo que ayer», celebró.

«El ejercicio de no olvidar nos dará la posibilidad de no repetir»

Con esa frase, Ignacio Hurban, el músico y nieto de Estela de Carlotto, según confirmó la jueza Servini de Cubría, editó en marzo de este año el single «Para la memoria», en el marco de «Música por la Identidad». «Ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho», dice el estribillo.

Con la carroña apiñada, los nudos de otra madera
Apuran chispas hirientes y encienden lumbres de ojeras
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño.
Fantasma viejo y roído, capullo de los rosarios
cuando se postran las sombras detrás del abecedario
si lapidando al poeta se cree matar la memoria
que más le queda a esta tierra que va perdiendo su historia
Camino al sol, que hace la sombra de todo igual
si al estrujar el viento contra un pecho labriego
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho
Es la sutil diferencia de un cromatismo de negros
lo que separa el anverso en la palma del mismo dueño
cual si eso fuera importante en una caligrafía
dejando sentado en blanco cosas que el negro diría…
Surten menguar las ideas pues que se frena la clara
con dos monedas de cobre cubriéndome la mirada,
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño.
Camino al sol, que hace la sombra de todo igual
si al estrujar el viento contra un pecho labriego
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.