Venezuela en la encrucijada
Cuando se trata de hablar de Venezuela, los medios dominantes saben a quien dar la palabra: opositores políticos, periodistas anti-chavistas, economistas de derecha… En consecuencia, nos parecía más que vital escuchar los que todos los días luchan para que viva la Revolución Bolivariana. Jorge Valero, embajador y representante permanente de la República Bolivariana de Venezuela en las Naciones Unidas en Ginebra aceptó responder a nuestras preguntas. Una ocasión para reestablecer ciertas verdades muy a veces ocultadas.
-¿De qué se trata exactamente las reiteradas amenazas del Secretario General de la OEA (Organización de los Estados Américanos) en contra de Venezuela?
-Las burdas agresiones del Secretario General de la OEA contra Venezuela son recurrentes e insólitas. Un funcionario diplomático de un organismo multilateral convertido en activista político venezolano, y enfrentado a un Estado soberano. Pero él no actúa por voluntad propia. Es, ya lo he dicho, un títere de la política exterior de los Estados Unidos, que pretende reconvertir a nuestro Continente en una neocolonia.
De ahí la ofensiva imperial en contra de países progresistas y el intento de trastocar la morfología política que ha ido surgiendo en nuestra región, a la luz de nuevas configuraciones de integración solidaria, como la CELAC, UNASUR, ALBA y Petrocaribe. En el marco de esa ofensiva Venezuela es la Joya de la Corona.
Almagro no es más que un tonto útil. Una especie de muñeco de ventrílocuo que se encarga de repetir las calumnias y mentiras que, desde que Chávez llegó a la Presidencia de Venezuela, se han lanzado en contra de la Revolución Bolivariana y su naturaleza revolucionaria y socialista. Hoy está en la mira el Gobierno de nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros.
-¿Que busca la OEA?
-El Secretario General está llevando a la OEA a su ocaso. Busca fracturar la unidad latinoamericana y caribeña, convirtiéndose en altoparlante de los más oscuros intereses imperiales y de sus lacayos domésticos.
Pretende utilizar el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana en contra de la democracia participativa y protagónica que existe en Venezuela. Pero ha fracasado. Su objetivo es claro: promover la intervención extranjera en los asuntos internos de nuestro país, bien a través de un monitoreo de la OEA a Venezuela, que los venezolanos rechazamos con dignidad; bien mediante una intervención militar imperialista que suscitaría el repudio mundial.
Durante mi desempeño como Embajador-Representante Permanente de Venezuela en la OEA se aprobó esta Carta. Y puedo asegurar que el gobierno de los Estados Unidos concibió este instrumento como un mecanismo para intervenir, desde la OEA, en los asuntos internos de los Estados, socavar su soberanía, y, de manera particular, para abortar el proceso de cambios históricos que se había iniciado en Venezuela con el triunfo electoral de Hugo Chávez Frías.
El Secretario General de la OEA pasará a la historia como un amanuense del imperialismo.
-Se comenta la instigación de España para que intervenga la OTAN contra Venezuela, nación muy alejada del Atlántico Norte que además no amenaza a ningún Estado Miembro de la OTAN. ¿Cómo interpretar esta inverosímil actuación española?
-Ha sido tan prepotente la actitud de los voceros del gobierno español, inmiscuyéndose casi a diario en los asuntos internos de Venezuela, que el Presiente Nicolás Maduro Moros le ha preguntado a Rajoy, con fina ironía: “¿Por qué más bien no se instala en Venezuela para debatir sobre la situación en España?”.
La convocatoria del Consejo de Seguridad Nacional de España para abordar una supuesta “crisis” venezolana causa asombro por el histrionismo pre-electoral evidente. El desespero del Partido Popular, por su inevitable colapso, ha llevado a sus líderes a convertir a Venezuela en asunto electoral en España.
El Presidente Maduro ha expresado que el gobierno español está inmerso en una campaña de guerra contra Venezuela: “Una campaña para preparar, lo que nunca sucederá, pero que está en las mentes macabras de quienes la planifican: preparar una invasión, una intervención militar”.
La historia ultra-reaccionaria y neocolonial del PP lleva a sus líderes a mantener una obsesión en contra de la Revolución Bolivariana. El gobierno de Rajoy actúa como representante, para Europa, de la política imperial norteamericana.
Esto explica por qué el 13 de abril de 2002, el Embajador de Estados Unidos en Venezuela, Charles Shapiro, junto con el Embajador de España en Caracas, Manuel Viturro de la Torre, fueron al Palacio de Miraflores a respaldar al dictador Carmona, después que éste disolviera la Asamblea y las principales instituciones del Estado.
El odio de los gobiernos del PP contra la Revolución Bolivariana, como se ve, no es nuevo. La historia vuelve a repetirse.
He leído con mucho interés el libro del sociólogo Mahdi Nazemroaya “La OTAN: la globalización del terror”; un regalo de mi gran amigo, el padre Miguel d’Escoto Brockmann, autor del prefacio de esta obra.
Me he nutrido con algunos de sus planteamientos. Expresa este investigador que la OTAN ha suplantado de facto a la ONU en el siglo XXI; que ya está entre nosotros involucrada, directa o indirectamente, en los conflictos y en las hipótesis de conflicto que manejan las fuerzas armadas de la región latinoamericana y caribeña.
La OTAN se ha transformado en un dócil instrumento militar de proyección planetaria, dominado por Estados Unidos, con creciente gravitación en América Latina y el Caribe.
El sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón, quien prologa este libro, afirma que es Washington -y no Bruselas-, el que determina quién es el enemigo y cómo, cuándo y dónde se le debe combatir.
La globalización militar es el reverso necesario de la moneda neo-liberal y cuyo anverso es la globalización financiera.
La OTAN desestima Ia solución pacifica de los conflictos y los convierte en “materia prima” para 
desencadenar sus sangrientas intervencione
s en países del Sur.
Esa organización, originalmente concebida para oponerse al poder militar soviético, ha rebasado su jurisdicción original y ha alcanzado una proyección global.
En este proceso no podía quedar al margen Nuestra América, amenazada por ochenta bases militares extranjeras, Ia mayoría de Estados Unidos.
La creciente influencia de esta organización en nuestros países exacerba la militarización de Ia política hemisférica y plantea una interrogante: ¿Hasta qué punto América Latina y el Caribe seguirá siendo una zona libre de armas nucleares?
-Asistimos desde hace unos meses a un regreso de la derecha en América Latina. Primero fue Argentina con la elección de Mauricio Macri y ahora Brasil con el Golpe Parlamentario contra Dilma Rousseff. ¿Qué consecuencias provocarán esos cambios a nivel regional e internacional, para los mecanismos de integración regional y para la cooperación Sur-Sur que habían sido impulsados por Lula, Néstor y Cristina Kirchner junto con Hugo Chávez?
-Somos testigos de una nueva escalada de los poderes imperiales en América Latina y el Caribe para tratar de recuperar espacios estratégicos perdidos, tras el posicionamiento de líderes progresistas como Hugo Chávez, Evo Morales, Luiz Inacio Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa, Daniel Ortega, Néstor y Cristina Kirchner, Fernando Lugo, José Mujica, Manuel Zelaya, entre otros.
Esta escalada persigue destruir los espacios de integración solidaria construidos y apalancar, en cambio, esquemas de integración compatibles con sus intereses estratégicos.
Colapsado el ALCA, en noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina, -gracias a la valentía y decisión soberana de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, entre otros-, el Imperio promueve otras fórmulas para recuperar, e incluso incrementar, su dominio económico y financiero en nuestro Continente.
Las respuestas de los Estados Unidos ante los liderazgos de izquierda o progresistas, tan incómodos a sus afanes de dominación no son, en primera instancia, las invasiones militares o el apuntalamiento de dictaduras sangrientas, como ocurría en el pasado.
El fortalecimiento de las fuerzas progresistas en esta parte del mundo, con Jefes de Estado elegidos por la voluntad popular, debía ser constreñido por las fuerzas de la hegemonía imperial.
-Hoy, los golpes de Estado han cambiado de forma…
-Ahora se apela a los Golpes de Estado Parlamentarios. Citemos los casos de Fernando Lugo, en Paraguay; Manuel Zelaya, en Honduras, y recientemente Dilma Rousseff, en Brasil.
Bajo esta modalidad, en otros casos combinada con asonadas militares, se ha intentado derrocar a Evo Morales, en Bolivia, y a Rafael Correa en Ecuador.
En Venezuela se utiliza la Asamblea Nacional –hoy y circunstancialmente con mayoría opositora-, para erosionar la institucionalidad democrática y sabotear los logros de la Revolución Bolivariana.
Ante la arremetida imperial en contra de la integración solidaria de nuestros pueblos existe una sola respuesta: la unidad latinoamericana y caribeña, y el fortalecimiento de los mecanismos ya creados al influjo de políticas de justicia social, en el marco de una comunidad de naciones soberanas.
-El presidente Nicolás Maduro ha criticado de manera reiterada y con firmeza la campaña mediática internacional en contra de su gobierno. Denunció las mentiras, manipulaciones y calumnias sobre la situación en Venezuela. ¿Cómo interpreta y analiza usted esos continuos ataques contra la Revolución Bolivariana? Y ¿qué responde a los que denuncian violaciones de los derechos humanos en su país?
-Los derechos humanos son la piedra angular de nuestra democracia bolivariana. Se disfrutan en Venezuela con amplitud y sin cortapisas.
Hay en mi país más disfrute y ejercicio de los derechos humanos para todos y todas, que en los Estados Unidos. La potencia imperial, sin embargo, utiliza este tema de manera cínica con el propósito de promover sus intereses geopolíticos de dominación mundial.
El Presidente Nicolás Maduro ha sido categórico al señalar que “sobre Venezuela se está montando un escenario de violencia para justificar una intervención extranjera de carácter militar”.
Se han activado, como en el pasado, mecanismos foráneos e internos para tratar de abortar los cambios de inspiración humanista que se llevan adelante en la Patria de Bolívar.
Lo nuevo hoy es que a esa nefasta estrategia intervencionista se ha sumado, con obsesivo y protagónico afán, el Secretario General de la OEA.
En líneas generales, los actores anti-patria siguen siendo los mismos: la élite política venezolana que perdió sus obscenos privilegios con la llegada a la Presidencia de la República de Hugo Chávez Frías, y la clase capitalista parasitaria que siempre se benefició del Estado y de los grandes negocios con los recursos naturales del país.
Exigimos al gobierno de Estados Unidos que abandone su fijación intervencionista en Venezuela. Que renuncie a su pretensión de ser gendarme mundial.
La Revolución Bolivariana es expresión de un pueblo que decidió ser libre y soberano. El pueblo de Simón Bolívar y de Hugo Chávez.
Estados Unidos debería ratificar todos los convenios internacionales en materia de derechos humanos y sus protocolos, tales como el de la Organización Internacional del Trabajo y el Estatuto de Roma.
¿Por qué Estados Unidos no extradita al terrorista Luis Posada Carriles y a otros del mismo tipo solicitados por Venezuela?
¿Por qué no prohíbe el uso de la tortura y sanciona a quienes la practican, así como a los responsables del uso de la fuerza letal contra la población afroamericana y de origen latino indemnizando a las víctimas?
El mundo espera que Estados Unidos mejore sus políticas y prácticas en materia de derechos humanos; un ámbito donde pretende erigirse en juez universal, cuando está muy lejos de respetar esos derechos.
*Periodistas y coresponsales respectivamente en Venezuela y en Argentina para Investig’Action