En Chile la policía amenaza, persigue, detiene ilegalmente, impide la correcta realización del trabajo y golpea a comunicadores. En Chile, Carabineros continúa ejerciendo muchas de las prácticas represivas que acostumbraban a llevar a cabo durante la dictadura. Acá la policía chilena viola los Derechos Humanos sistemáticamente. En Chile, uno de esos uniformados le reventó un ojo al fotógrafo Víctor Salas el 2009 con su bastón retráctil mientras éste hacía su pega.

Eso me consta porque he sido testigo de la brutalidad policial y la he vivido en carne propia, lo que a decir verdad no es nada extraordinario; ocurre siempre. Y eso debiera también constarle a los periodistas Rodrigo Pérez y Alfonso Concha, de TVN y Canal 13 respectivamente. Debiera, porque en general los comunicadores como ellos, en los escenarios donde ocurren estas agresiones, están del lado de la policía, escondidos detrás de ellos, cuando no están buscando al encapuchado ideal o juntando las piedras para que el despacho resulte como debe resultar.

En nuestro país, en contextos de movilizaciones, las denuncias sobre golpizas, secuestros, abusos sexuales y asesinatos en manos de la policía no salen a la luz necesariamente gracias a la labor de los periodistas de los canales de televisión. Son, por el contrario, principalmente comunicadores y fotógrafos de medios independientes quienes se encargan de difundir esos atropellos, porque sin ser muchos de ellos profesionales ni recibir necesariamente una remuneración por ello, es ese genuino compromiso el que los moviliza. No por nada quien se pasó casi un año preso injustamente fue el fotógrafo independiente Felipe Durán, quien asumió como algo propio contar la verdad de lo que ocurría con la represión contra las comunidades mapuches movilizadas en la Araucanía. Y eso tuvo su costo.

Alfonso Concha, “enviado especial” de Canal 13 a Venezuela

Por eso resulta insólito y molesta ver a sujetos como Concha o Pérez en su rol de “enviados especiales” a Venezuela asegurando estar siendo perseguidos, hostigados por la policía, cuestionando categóricamente la garantía de la libertad de expresión. Porque ahora, lejos de Chile, están del otro lado, el de los manifestantes, el “del pueblo”.

Es lo que se ha calificado en estos días de asedio mediático internacional contra Venezuela como una suerte de hipermetropía, esa afección ocular que les impide, a las personas que la padecen, ver con nitidez lo que está más cerca de ellos, pero con claridad aquello que está más lejano. ¿Se ha topado usted con alguno de estos “enviados especiales” destacando en sus despachos el accionar de los encapuchados, el lanzamiento piedras y bombas molotov o las barricadas levantadas por los manifestantes en ese país?…

En cambio, por estos días se ha viralizado a través de redes sociales un despacho para el matinal de TVN realizado por Rodrigo Pérez en donde acusa una supuesta persecución de parte de la policía venezolana en contra del equipo del canal estatal chileno. Sobre los alarmantes titulares de “La policía nos ha estado siguiendo” y “Máxima tensión en Venezuela: ¿Qué pasará?”, el comunicador describe la situación que estarían viviendo, momento en que se ve transitar por un costado a dos vehículos de los uniformados, ante lo cual Pérez señala: “Esta es una situación bien conflictiva porque acaba de pasar la policía (…) la verdad es que no se puede registrar ahora”. Los carros policiales no se detienen, continúan su marcha, nadie los fiscaliza, no hay ni siquiera un cruce de palabras, sin embargo, el reportero decide literalmente huir del lugar junto a su camarógrafo Gonzalo Barahona, permitiendo ellos mismos mostrar así que en su entorno la vida del resto de los ciudadanos continúa con normalidad.

Durante las últimas horas se ha informado que ambos trabajadores de TVN fueron detenidos junto a dos periodistas venezolanos la noche de este martes por la policía. Desde Chile la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, calificó el hecho como un “atentado a libertad de prensa”. De acuerdo a la información que se conoce hasta ahora, los chilenos fueron aprehendidos afuera del Palacio de Gobierno, en el marco de una concentración de apoyo a Nicolás Maduro. La detención de cualquier comunicador por realizar su labor es repudiable. No obstante, los periodistas sabemos que no solo en Venezuela, sino que también en Chile, hay determinados lugares en donde por un tema de seguridad simplemente está prohibido grabar sin autorización. Cuando además de reportero eres extranjero, esa condición se agudiza.

Lorenzo Spariani junto a miembros de Armetrase

Eso bien lo sabe Lorenzo Spairani, periodista italiano que el 4 de febrero de 2017, hace solo dos años, fue expulsado de nuestro país a través de una orden emitida por el entonces Intendente de Santiago, Claudio Orrego, quien recurrió para ello a una legislación que data de la dictadura, el Decreto Ley 1.094 de 1975. La expulsión fue aprobada también por el Ministerio del Interior por constituir Spairani, según ellos, “un peligro para el Estado” al realizar supuestamente “actividades antisistémicas”. ¿Pero qué estaba haciendo en Chile este comunicador?: Colaborando a través de sus conocimientos en el área audiovisual con la Asociación Regional Metropolitana de Trabajadores y Trabajadoras de Sename (Armetrase), además de registrar conflictos laborales y las manifestaciones por NO+AFP.

Un mes después de que tuvo que salir obligado de Chile, la Corte Suprema revocó la orden de expulsión, calificándola como “ilegal”, “arbitraria” y que conculcó “la libertad personal” del comunicador, pudiendo este regresar a nuestro país a terminar sus labores. “Creo que el Estado chileno tiene miedo de que se conozca lo que pasa con las huelgas y los trabajadores. Tiene miedo de los extranjeros que pueden hablar fuera de Chile”, señaló entonces en conversación con El Ciudadano Lorenzo Spairani.

De la débil garantía respecto de la libertad de expresión e información en Chile supieron también el periodista de El Ciudadano Matías Rojas, quien en abril de 2017 fue sacado violentamente de la Escuela de Carabineros por el capitán del Departamento de Comunicaciones Sociales de la institución, Óscar Llanten, cuando junto a otros colegas se aprestaba a cubrir la conferencia de prensa que daría el entonces general director Bruno Villalobos; o Leo Retamal, del medio Hispan TV, quien no solo fue detenido violenta e ilegalmente en julio de 2016 por la policía mientras cubría una marcha estudiantil, sino que también debió pasar 24 horas privado de libertad y enfrentar una formalización tras ser acusado de agredir a un capitán de Fuerzas Especiales y romper un accesorio de una cámara que portaban los uniformados; o el equipo de la Señal 3 de La Victoria, que en noviembre pasado terminó siendo agredido y subido a una micro de Carabineros por registrar las arbitrarias detenciones en contra de jóvenes manifestantes tras una movilización en Santiago.

La responsabilidad profesional de no contribuir a acrecentar aún más una compleja situación de crisis política como la que vive Venezuela a través de la construcción y difusión de realidades distorsionadas, es tarea por supuesto también de quienes envían a estos comunicadores a cubrir dichos conflictos, las estaciones de televisión. De ahí que resulte incomprensible que Canal 13 haya depositado esa delicada labor en Alfonso Concha, quien al menos en dos de las ocasiones en las que ha podido hablar con el autoproclamado “Presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, ha insistido majaderamente en si cree que su vida corre peligro.

Alfonso Concha fue protagonista de uno de los reportajes más bochornosos del último tiempo en la TV chilena, a través de cual se acusó un adoctrinamiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) a alumnas del Liceo 1 Javiera Carrera. Las imágenes de estudiantes vestidas como integrantes de la organización subversiva que mostró una y otra vez el periodista en su nota resultaron ser parte de un trabajo escolar de reconstrucción histórica, el que hasta había sido autorizado por la Dirección del establecimiento educacional.

El Tribunal de Ética Metropolitano del Colegio de Periodistas se pronunció tras recibir denuncias por este hecho, estableciendo la entidad que lo obrado por Concha “representa un menoscabo profesional para los colegas que lo realizaron y supervisaron, y atenta contra el prestigio del medio de comunicación que lo emitió; pero también constituye un daño al periodismo nacional”.

Concha continúa contándonos a los chilenos qué es lo que pasa hoy en Venezuela.

*Periodista chileno, redactor del portal Politika.CL

 

(Nota del Editor: El Gobierno venezolano deportó el miércoles a dos periodistas del canal chileno de televisión TVN que habían sido detenidos en la víspera, informó el canciller chileno Roberto Ampuero. Rodrigo Pérez y Gonzalo Barahona fueron capturados la noche del martes, junto con dos colegas venezolanos, sin acrditación)