Viraje estratégico de EEUU: La segunda guerra fría y América del Sur

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“Los conflictos llegaron a nuestro entorno. El fracaso o éxito limitado de Estados Unidos y sus aliados en áreas distantes resultarán en presiones para imponer condiciones que aseguren el acceso privilegiado a las riquezas de América del Sur y del Atlántico Sur” (O Estado de Sao Paulo, 20 de diciembre).
 
Rocha Paiva destaca la creciente influencia de China en la región, la presencia de Rusia e Irán en países como Venezuela y concluye: “Los Estados Unidos reaccionarán a la penetración de rivales en su área de influencia y eso afectará el liderazgo de Brasil en el proceso de integración regional y en la defensa de su patrimonio y su soberanía”. Por eso apuesta a reforzar el poder militar defensivo ante la nueva realidad.
 
Tan interesante como su mirada global es la que hace de la región. “No son los vecinos la razón para reforzar el poder militar del país, sino su ascenso como potencia económica global, la participación destacada en el comercio mundial y la codicia por nuestros recursos y posición geoestratégica. Todo eso sacó a Brasil de su posición periférica y lo colocó en las rutas de cooperación y conflicto”. Concluye advirtiendo que a Brasil le puede suceder en el siglo XXI, lo mismo que a China en el XIX: “Las potencias rivales se pueden unir para presionar y amenazar al país” (3).
 

Esa percepción sobre las amenazas que enfrenta es compartida por una porción mayoritaria de los brasileños. Un reciente estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA por sus siglas en portugués), entre casi cuatro mil personas, muestra que el 67 por ciento piensa que existe una amenaza militar extranjera por los recursos naturales de la Amazonia. Un 63 por ciento cree que los yacimientos hidrocarburíferos en el mar pueden sufrir ataques militares externos(4).
 
Más interesantes aún son las respuestas cuando la pregunta gira en torno a qué país puede constituir una amenaza militar en los próximos veinte años para Brasil. El 37 por ciento piensa en Estados Unidos. Muy lejos, Argentina con el 15 por ciento. Debe destacarse que esa era la hipótesis de guerra más probable desde la independencia hasta la creación del Mercosur, incluyendo a la dictadura militar (1964-1985) cuyo despliegue principal era en dirección sur. Esta percepción revela que los cambios en la estrategia militar de Brasil, que se plasmaron en la última década y sobre todo en la “Estrategia Nacional de Defensa”, publicada en 2008, cuenta con un amplio respaldo social.
 
El posicionamiento estratégico de un país madura en tiempos largos y la aplicación de la nueva estrategia se hace realidad en décadas. El Brasil de arriba y el de abajo coinciden en que el país es vulnerable ante probables amenazas externas. Tal vez esa percepción haya comenzado a cambiar el 8 de diciembre, cuando dos soldadores del equipo franco-brasileño que trabajan en los astilleros de la DCNS (Direction des Constructions Navales) en Cherburgo, de un total de 115 aprendices que están trabajando para transferir tecnología, comenzaron a soldar la última unión de las secciones del primero de los cuatro submarinos Scorpene destinados a Brasil (DefesaNet, 8 de diciembre). En adelante, se fabricarán en el astillero de la Marina en Rio de Janeiro.
 
*Periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.

 

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