Visita de Obama a América Latina: “estrategias inteligentes”

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ALAI*

En los próximos días el presidente Barack Obama emprenderá su primera (y, quizás, última) visita a Brasil, Chile y El Salvador. Según diversas informaciones, aprovechará esas visitas para actualizar y relanzar sus cantos de sirena respecto a ‘una nueva época de las relaciones interamericanas’, así como para tratar de profundizar las diferencias existentes entre los gobiernos revolucionarios, reformadores, reformistas o simplemente progresistas actualmente instalados en América Latina y el Caribe.

Igualmente, para tratar de lentificar todos los procesos de concertación política, cooperación e integración que, al margen de la voluntad oficial de Estados Unidos, se están desarrollando en el continente.

El intelectual cubano Luis Suárez Salazar Suárez sostiene que Barack Obama, continuando con las políticas del presidente republicano George W. Bush (2001-2009), emprendió diversas “estrategias inteligentes” dirigidas a “renovar” y a prolongar durante el presente siglo el eufemísticamente denominado “liderazgo” estadounidense en el hemisferio occidental. Estas “estrategias inteligentes” fueron diseñadas en 2008 por la bipartidista Comisión para un Potencia Inteligente auspiciada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Estados Unidos.

“Contando con el apoyo de los gobiernos derechistas o “socialdemócratas” instalados en Canadá, México, Honduras (a partir de junio del 2009), Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y Chile, al igual que en diferentes Estados del Caribe insular y continental, esas estrategias estuvieron dirigidas a “contener”, neutralizar y, donde le fue posible, derrotar (roll back) a los gobiernos reformistas, reformadores o revolucionarios, según el caso, instalados en diversos países de América Latina y el Caribe”, señala Suárez.

El intelectual cubano, igualmente, agrega que el objetivo de Obama es “lentificar” los procesos de integración y cooperación que se han vendido impulsando en el continente al margen de Estados Unidos como los que se desarrollan alrededor de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio entre los Pueblos (ALBA-TCP),

Las “estrategias inteligentes de Obama” contemplan sus llamados a establecer nuevas alianzas interamericanas en temas sensibles como “la seguridad pública” y “la agenda verde”; el despliegue de interacciones diferenciadas con los gobiernos genéricamente denominados “de izquierda”; el apoyo político, mediático y financiero de las diversas agencias del aparato estatal y político estadounidense a las “organizaciones de la sociedad civil” opuestas a esos gobiernos y en particular a los de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela y la suscripción de una nueva generación de acuerdos de defensa y seguridad con la mayoría de los actuales gobiernos caribeños, al igual que con mesoamericanos y suramericanos ubicados en el “eje del Pacífico”.

“A lo dicho hay que agregar la ampliación del poderoso dispositivo militar y policiaco instalado por las fuerzas armadas y los órganos de seguridad y del “cumplimiento de la Ley” estadounidenses en la llamada Cuenca del Caribe, en la “región andino-amazónica” y, en menor medida, en la Cuenca del río de la Plata; la continuidad de las Cumbre del Ministros de Defensa y de Seguridad Pública de las Américas; las sistemáticas reuniones de Jefes de Ejército, Marina y Aviación coordinadas por la JID, al igual que las diversas maniobras militares interamericanas (como las llamadas UNITA y PANAMAX) convocadas por el Pentágono al amparo del mal llamado Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR).

Asimismo, el apoyo al ya mencionado golpe de Estado que se produjo en Honduras y las gestiones desplegadas por el Departamento de Estado norteamericano para que la OEA reconozca al espurio gobierno presidido por Porfirio Lobo.

Igualmente, la ocupación militar de Haití inmediatamente después del sismo del 12 de enero del 2010, el reiterado apoyo estadounidense a las labores de la Misión de la Naciones Unidos para la Estabilización de ese país (MINUSTAH) y a las acciones desarrolladas por las fuerzas policiacas-militares que la integran, al igual que por la burocracia de la OEA con vistas a garantizar la instalación en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de un gobierno totalmente favorable a los intereses geopolíticos y geoeconómicos estadounidenses.

En ese empeño la administración de Barack Obama ha contado con el apoyo de los gobiernos permanentes y temporales de Canadá, Francia y República Dominicana”, señala Suárez.

 

 

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