20 de junio: 22 millones …y contando

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El 18 de junio un despacho de la periodista Alicia Rinaldi indicaba: «Los refugiados en todo el mundo son actualmente 22 millones, el 35 por ciento de los cuales tiene entre 13 y 25 años, recuerda la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) al celebrarse el 20 de junio el Día Mundial del Refugiado, este año dedicado a la Juventud» (en www.ansa.it).

El número equivale al total de habitantes de un país de buen tamaño; 22 millones de personas desenrraizadas por la violencia, sin casa, sin destino, sin vecinos ni escuelas, sin sus templos, abandonadas -se diría- por sus dioses, perseguidas por sus ideas o su lengua, sus costumbres, el color de su piel.

Para ACNUR, la oficina de las Naciones Unidas que tiene a su cargo la reubicación y ayuda de los refugiados, lo son aquellos que tienen «fundados temores» de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad o pertenencia a un determinado grupo social o de opiniones políticas.

En la última década los países en vías de desarrollo «produjeron» el 86 por ciento de refugiados en el mundo. Como prueban las cifras de los últimos años, no siempre estos desplazamientos se deben a cuestiones de política interna de esos países, sino a la acción depredadora de los industrializados y sus corporaciones en busca de lucro, fuentes de energía, «equilibrios» regionales, etc…

Y, mientras los países ricos incrementan su preocupación por el número de solicitantes de asilo, en la práctica son las naciones pobres las que albergaron el 72 por ciento de los refugiados en la última década.

Los países que alojan la mayor cantidad de personas de interés para ACNUR por ser refugiados, repatriados o desplazados son Afganistán (3.220.570), Irán (2.181.204), Pakistán (1.935.022), Rusia (971.899), Alemania (953.000) y Estados Unidos (878.488).

El 35 por ciento del total de los 22 millones de refugiados está representado por niños y jóvenes de entre 13 y 25 años, muchos de los cuales sufren la separación de sus familias, el asesinato de sus padres y los traumas psicológicos causados por las diversas formas de violencia.

Colombia, un caso especial

 
La decisión del gobierno panameño de regularizar la documentación de los naturales de Colombia que buscaron refugio en su territorio, fue calificada ayer por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) como «una medida generosa», señaló un cable de Notimex.

Dos millones de personas, por lo menos, en su mayoría de origen campesino han perdido casas y pertenencias en este país, amenazados por el estado de guerra civil no reconocida que azota a Colombia y la acción terrorista de diversas facciones de organizaciones irregulares (paramilitares y guerrilla), según el responsable regional de ACNUR en Bogotá, William Spindler, informa la periodista Alicia Rinaldi.

La tercera parte de los seis millones de desplazados internos mundiales viven en Colombia y los sectores más golpeados son la población negra, los aborígenes y el campesinado, ya que residen en zonas de combates entre los paramilitares, las organizaciones guerrilleras y el ejército, como en regiones donde el narcotráfico -a menudo u ocasionalmente- con la ayuda de alguna de las anteriores provoca su fuga masiva a otra áreas del país o a los países vecinos, como es el caso de Panamá y Venezuela (ver: www.arcoiris.tv/es/noticias/modules.php?name=News&file=article&sid=73).

Se estima que no menos de 200.000 colombianos han cruzado las fronteras de su país.

Los jóvenes a la busca de un futuro

Alrededor de un millón y medio de niños y jóvenes refugiados están inscritos en los programas educativos de ACNUR para la reinserción social, cultural, laboral, de atención de la salud. El 40 por ciento de ellos son niñas y adolescentes.

A la miseria propia de su situación, se suma el hecho de que millares de ellos, menores de 18 años -según ACNUR- son incorporados o reclutados por la fuerza o mediante engaño como soldados. Se calcula en unos 300.000 los adolescentes y preadolescentes en esta condición.

No es la única violación a sus derechos -consagrados por la ONU-. Niños y jóvenes son sometidos a la explotación y abuso sexual -como sucede en Serbia después de la guerra desatada con apoyo de la ONU que la «liberó» de la dictadura de Milosevic- y en no pocos casos por los mismos militares y funcionarios encargados de su protección. Se anota, además, que se ven impedidos de acceder a la educación, a su identidad o la documentación personal o sufren enfermedades graves, como el Sida.

Cuando la política consiste en abrir mercados y asegurar el flujo de insumos, éste -el mercado- convierte a las personas en mercancías y monedas de cambio.

América Latina y el Cono Sur

En términos generales América Latina es receptora de refugiados procedentes de 45 países. Recientemente la Organización de los Estados Americanos aprobó una resolución sobre la protección de los refugiados y desplazados en América, que insta a adherir a la Convención de 1951 a las naciones de la región que aún no lo hicieron: Barbados, Cuba, Guyana, Granada y Santa Lucía.

También, a proposición de México, la OEA estableció normas específicas para la recepción de solicitantes de asilo y refugiados y acordó combatir la xenofobia, la intolerancia y la discriminación racial.

Todo ello «constituye un importante avance hacia la creación de un espacio humanitario que considere a las víctimas de la persecución y los conflictos armados», destacó Hope Hanlan, Directora de las Américas para ACNUR.

América Central. Centroamérica, que fue escenario de cruentas guerras civiles entre los años setentas y ochentas del siglo pasado, padeció la expulsión de unos dos millones de personas de sus hogares en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. En la actualidad ACNUR tiene a su cargo el futuro de más de un millón de personas, que incluyen refugiados, solicitantes de asilo, repatriados, apátridas y desplazados.

El Cono Sur. El Cono Sur recibió unos 7.000 refugiados que llegaron a América Latina, según datos de diciembre de 2002: 3.000 en Brasil, 2.400 en Argentina, 413 en Chile, 350 en Bolivia y 99 en Uruguay. Otras 1.800 personas solicitaron asilo y sus casos están aun pendientes.

Entre 1971/80 el Cono Sur fue una región generadora de refugiados políticos a raíz de las dictaduras militares y, aunque muchos han regresado a sus países de origen luego del restablecimiento de la democracia, miles de ellos permanecieron en los países que les brindaron acogida.

El diario paraguayo ABC (www.abc.com.py) señala que «en Argentina, por ejemplo, hay unos 2.600 refugiados reconocidos por el Gobierno provenientes de 45 países de Asia (como Laos, India, Irak, Sri Lanka), Africa (Argelia, Liberia, Angola), América (Cuba, Colombia, Haití, Chile) y Europa (Bosnia, Estonia, Lituania, Rusia, Yugoslavia)».

«Suavizar» la realidad

Informaba Europa Press a comienzos de mayo que los representantes estadounidenses jugaron sus cartas para suavizar un informe del Alto Comisionado de ACNUR a propósito de la conducta de las fuerzas de la coalición liderada por Wáshington en Irak.

Estas fuentes, que pidieron conservar el anonimato, subrayaron que varios diplomáticos estadounidenses intentan convencer a los autores del informe de ACNUR sobre la situación de los derechos humanos en Irak para que suavicen sus palabras y evitar así que éste desencadene una protesta internacional como la que siguió al escándalo de las torturas y malos tratos infligidos a prisioneros por soldados estadounidenses en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.

«Hemos localizado en el borrador de informe términos fuertemente antiestadounidenses que han sido escritos incluso antes de que pudiésemos aportar nuestras propias informaciones», explicó uno de los funcionarios de EEUU. «Nos gustaría una visión más equilibrada», añadió.

La historia de escribe de muchas maneras.

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* Periodista.

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