Argentina: Faltan tres años, pero todos piensan en las presidenciales
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya ha cumplido el primero de los 4 años de su actual mandato. Faltan 3 años para las próximas elecciones presidenciales, pero tal como lo ha dicho la propia Presidenta, muchos gobernadores e intendentes piensan más en el 2015 que en la actual gestión.
Esto parece ser una característica de los argentinos, por lo menos de aquellos que detentan alguna responsabilidad estatal o aspiran tenerla en el futuro.
En términos generales no ha sido un buen año para el gobierno. Un deterioro del 54% de los votos alcanzados en octubre del 2011 es una señal de esta situación. La crisis económica y algunas rupturas en la alianza gubernamental simbolizan dicha tendencia.
Dentro de la “era K” este año ha sido el de menor crecimiento. Nuevamente el histórico fantasma del sector externo contribuyó a poner el freno en la economía. La necesidad de restablecer el equilibrio en la balanza de pagos hizo que se impusieran restricciones en las importaciones. Son comprensibles aquellas que alcanzan a consumos o gastos suntuarios o prescindibles, ellas pueden traer reclamos de algunos sectores pero no afectan a la actividad económica, al empleo y la producción. Mucho más complicado es cuando se trata de insumos que dificultan la actividad productiva. Este hecho, junto al enfriamiento que trajo la “desdolarización” de muchos sectores –sobre todo en negocios inmobiliarios y de la construcción- y problemas de caja que frenaron obras públicas, provocó ese bajo crecimiento y un efecto negativo sobre el empleo.
Las políticas de asistencia social se mantuvieron aunque muchos ingresos vinculados a las mismas fueron corroídos por la inflación, de todas maneras esta política hizo que los recientes saqueos fueran limitados por el “clima social” existente.
Desde el gobierno se hizo, casi inmediatamente después de las elecciones de octubre, el anuncio de una progresiva disminución de variados subsidios. En aras de no provocar un shock negativo en la sociedad esa política no fue cancelada, pero sí atenuada. Recién hacia los finales del año se han autorizado aumentos a diversos servicios públicos para compensar esa reducción de subsidios.
La renacionalización de una parte de YPF, más allá de su resonancia político ideológica, apareció como una necesidad ante los costos que significaba, para las arcas estatales, la importación de hidrocarburos y la falta de nuevas inversiones que permitieran revertir esa situación.
La ruptura de la CGT que conduce el camionero Hugo Moyano provocó una doble distorsión. El debilitamiento social de la alianza gubernamental, de la que formaba parte desde el 2003. Su efecto, la inédita situación de una CGT opositora a un gobierno del mismo signo. Es difícil saber el destino final de este divorcio.
El gobierno colocó como eje de su disputa, durante gran parte del año a un medio de Prensa, el Grupo Clarín. Esta batalla, en la que –a pesar de las apariencias- casi seguramente saldrá ganador, le demandó un enorme tiempo y esfuerzo. A ese enemigo le ha sumado -en los últimos tiempos- el sistema judicial y nuevamente a la Sociedad Rural, ahora no como entidad productora, sino como tradicional símbolo oligárquico.
En lo estrictamente electoral el gobierno sigue levantando la re-re elección, cuyas perspectivas si bien son distantes, no son imposibles. Las elecciones legislativas que se realizarían en el mes de octubre terminarán por definir esta situación. Durante este año -entre otros candidatos que vienen trabajando- con vistas a la candidatura presidencial del 2015 han emergido los nombres de Daniel Scioli, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Hermes Binner y Mauricio Macri.