8 de marzo: las que no se pueden olvidar

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Jorje Alejandro Lagos

Quizá no son muchas, pero por cierto no viven ensimismadas; acaso piensan que haber sobrevivido genera obligaciones. No demasiados las acompañan, no importa: están, conforman parte de las acciones a que obliga la memoria. Y por último ellas, las mujeres, son la prueba emocionada de que las batallas por un mundo mejor no han concluido. Citan este domingo ocho de marzo a pasos de la estación Los Héroes, en el centro de Santiago, a las 12.30.

Porque el Día Internacional de la Mujer es todavía una promesa por cumplir y no la parafernalia funambulesca de un regalito y un almuerzo para festejar (¿festejar qué?), una vez más aquellas que no permitieron el olvido –como no permiten el perdón sin un acto que fije de verdad el arrepentimiento de los verdugos– llaman a recordar a las que no están.

Recordar a las que la dictadura –palabra que no gusta al "stablishment", que prefiere "el gobierno del general…"– quiso doblegar y cuando no pudo vejó de todas las formas posibles. O mató.

Por tanto en el Día Internacional de la Mujer el Comité Monumento Mujeres en la Memoria invita a organizaciones sociales y a instituciones públicas y privadas a depositar ofrendas florales en homenaje a las mujeres víctimas de la represión durante la dictadura militar-cívica.

Este homenaje se realizará el domingo 8 de Marzo, entre las 12.30 y las 14.00 hrs., en el monumento Mujeres en la memoria, ubicado en la intersección de Alameda Bernardo O’Higgins y la Carretera Norte Sur, sobre la Estación Los Héroes del metro, en Santiago. Me pregunto si llegarán los que aspiran a ponerse detrás del timón de la "nave del Estado" …o los que hoy están en el puente de mando con sus quebradas brújulas e inútiles astrolabios.

Iré, cómo no ir. Pero no dejaré flores sobre el cemento, las llevo en el porfiado corazón de guerrero triste que todavía espera la victoria de la dignidad, principio de toda justicia; las llevo en el corazón y se llaman como mi hermana Gloria Ésther, su hijo perdido, quién sabe, en el potro del tormento, y se llaman también como mis sobrinos dispersos en un mundo que alguna vez dejará de ser ajeno.
 

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