90 años del Fondo de Cultura Económica

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En 1954 el Fondo de Cultura Económica (FCE) estaba de manteles largos: cumplía veinte años y cambiaba de sede. En su crónica de la inauguración, Juan José Arreola recordó que el primer libro del catálogo, El dólar plata, de William P. Shea, fue posible “porque Salvador Novo nos lo tradujo barato”.

Años después el propio Novo diría: “Cuando empezó el Fondo, yo me hallaba sin trabajo ni ruta definida. Eduardo [Villaseñor] y Daniel Cosío me encargaron algunas traducciones de libros económicos. No tengo ni un ejemplar de esos libros ni recuerdo absolutamente de qué trataban”.

El amnésico poeta que inauguró una pequeña colección de libros de economía no lo sabía, pero la empresa que imaginó Daniel Cosío Villegas rindió frutos inesperados: del árbol de la economía surgieron colecciones de sociología, filosofía, derecho, historia, letras mexicanas y hasta una “universidad en casa”: los Breviarios.

Ese día de 1954, entre autores, traductores, editores y técnicos de la editorial, estaba también el presidente de la República. Su presencia, según Arreola, señalaba el valor que tenía entonces el FCE y su tarea de expandir el conocimiento y formar ciudadanos.

Años después, en 1984, la esposa de Cosío Villegas, Emma Salinas Palomino, recordó en una entrevista que el primer fideicomiso del Estado mexicano fue para la creación del FCE. Su marido, el célebre historiador liberal, tenía en mente una empresa en apariencia modesta: publicar los libros necesarios para formar a los economistas del futuro. La semilla de la idea ha sobrevivido, con mejores y peores momentos, por casi un siglo: publicar los libros necesarios, los que el mercado no puede proveer, pero también aquellos que editores, traductores y autores lanzan como quien tira una botella al mar.

El FCE ha sido una de las instituciones más influyentes en el ámbito editorial de habla hispana. Desde sus humildes inicios como una casa editorial destinada a publicar textos de economía, el FCE ha evolucionado para convertirse en un referente cultural que abarca una vasta gama de disciplinas y géneros, consolidando su legado como un pilar del conocimiento y la cultura en Iberoamérica.

Los primeros años: la fundación y la expansión temprana

La creación del FCE no fue casualidad, sino el resultado de la visión y el compromiso de Daniel Cosío Villegas con la educación y el desarrollo intelectual en México. En un país que buscaba consolidar su identidad cultural tras la Revolución Mexicana, el FCE nació con el objetivo de publicar textos especializados en economía, que hasta entonces solo estaban disponibles en inglés o en otros idiomas europeos.

Esta misión inicial se materializó en 1935 con la publicación de sus primeros dos títulos, El dólar plata de William P. Shea y Karl Marx de Harold Laski, que sentaron las bases de lo que sería un proyecto editorial ambicioso y de largo alcance.

En la duración está el goce – FCE de ArgentinaNo pasó mucho tiempo antes de que el FCE comenzara a diversificar su oferta editorial. En 1939, inició la colección Ciencia Política, renombrada posteriormente como Política y Derecho, y la colección Historia. Estas colecciones no solo ampliaron el público del FCE, sino que también reflejaron el compromiso de la editorial con la difusión del conocimiento en diversas áreas del saber.

En 1941, se publicaron obras esenciales como el Ensayo sobre el gobierno civil de John Locke y Las utopías del Renacimiento de Tomás Moro, Tommaso Campanella y Francis Bacon, marcando un hito en la historia del FCE.

La expansión internacional y la consolidación del prestigio

La visión de Cosío Villegas y el liderazgo de figuras como Arnaldo Orfila Reynal, quien dirigió la primera filial del FCE en Buenos Aires en 1945, permitieron que la editorial expandiera su influencia más allá de las fronteras mexicanas.

La apertura de esta filial en Argentina fue un paso crucial en la consolidación del FCE como una institución internacional, lo que permitió que su catálogo llegara a más lectores en América Latina.

Durante las décadas siguientes, el FCE no solo amplió su presencia geográfica, sino también su catálogo, abarcando una variedad de géneros y disciplinas. Se crearon colecciones emblemáticas como Tezontle en 1942, dedicada a la publicación de textos literarios y filosóficos de alta calidad, y Breviarios, una colección que se convirtió en un referente por sus textos breves pero sustanciales en temas diversos.

Un legado cultural imprescindible

Fondo de Cultura Económica: 90 años de legado cultural en IberoaméricaEl impacto del FCE en la cultura y el conocimiento en Iberoamérica es incuestionable. Figuras como José Emilio Pacheco han expresado su admiración por la editorial, reconociendo la influencia que ha tenido en su formación y en la de innumerables lectores.

El FCE no solo ha sido un vehículo para la difusión de obras literarias y académicas, sino también un agente de cambio cultural, capaz de adaptar su oferta editorial a las necesidades y desafíos de cada época.

El emblemático logo del FCE, diseñado por José Moreno Villa, es un símbolo de su identidad y compromiso con la cultura. La editorial ha sabido mantenerse relevante a lo largo de los años, integrando nuevas temáticas y géneros que buscan captar la atención de un público cada vez más diverso y exigente.

En 1991, la creación de la colección A la orilla del viento, dirigida al público infantil, marcó un nuevo hito en la historia del FCE, demostrando su capacidad para innovar y expandir su influencia a nuevas generaciones de lectores.

El FCE en el Siglo XXI: innovación y Accesibilidad

FCE en el mundo – Fondo de Cultura Económica de ArgentinaEn su etapa más reciente, iniciada en 2019, el FCE ha adoptado una política editorial centrada en la accesibilidad y la democratización de la cultura. La colección Vientos del Pueblo, con tirajes masivos y precios extremadamente bajos, es un ejemplo de este enfoque, buscando atraer a nuevos lectores, especialmente entre los jóvenes.

Este esfuerzo por acercar la cultura a todos los sectores de la sociedad ha sido complementado por la renovación de otras colecciones, como Breviarios y Popular, que han integrado nuevos géneros y temáticas para captar la atención de lectores contemporáneos.

La modernización de la página electrónica del FCE y la apertura de nuevas librerías en países como Cuba y Bolivia reflejan el compromiso continuo de la editorial con la innovación y la expansión de su alcance. En un mundo cada vez más digital, el FCE ha sabido adaptarse, sin perder de vista su misiónoriginal de ofrecer textos de alta calidad a precios accesibles.

A lo largo de sus 90 años de historia, el Fondo de Cultura Económica ha demostrado ser mucho más que una editorial; ha sido un faro de conocimiento y cultura en Iberoamérica. Su legado perdura en cada uno de sus títulos, en cada una de sus colecciones, y en la formación de generaciones de lectores que han encontrado en sus páginas una ventana al mundo.

Con una mirada siempre puesta en el futuro, el FCE continúa siendo una institución indispensable para la cultura en México y más allá.

 

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