Giuletto Chiesa*
Javier Solana, campeón del lenguaje estereotipado, se ha presentado ante el Parlamento Europeo para convertirse esta vez en blanco de las críticas de casi todos, tanto de la izquierda, como de la derecha y del centro. El tema: la política europea en cuanto al drama palestino, antes, durante y después (o sea, ahora) de la masacre de Gaza cometida por el gobierno (saliente) de Olmert con el respaldo plebiscitario de una opinión pública israelí, que inmediatamente después de la masacre ha aupado al gobierno a Netanyahu y Lieberman para que acaben de “aplastar a las cucarachas” palestinas, una derecha fascista y racista que muy probablemente rematará la faena.
Han sido castigados de forma colectiva por haber votado por Hamás, esto es, por la única fuerza política que decidió defenderles del atropello y la matanza. Claro está que no consta en ningún sitio que un pueblo haya de tener siempre la fuerza de defenderse. Algunos pueblos han sido conquistados, destrozados, aniquilados. La Europa colonial ha sido capaz de eso y de mucho más. Es evidente que Israel está decidida a lograr expulsarlos de la tierra que, según los sionistas, recibieron nada menos de que Dios en persona, por lo que no tienen ninguna intención de compartirla con nadie, jamás.
Si las cosas están así, sería razonable por parte de Europa considerar la posibilidad de tener que tragarse otras masacres, cada vez más feroces. O bien empezar a darse cuenta de que hay que decirle basta a Israel, porque desde dentro no es fácil que llegue ninguna invitación a la moderación. Eso sin olvidar que, desde el mismo momento en que recibió su mandato, Netanyahu ha declarado que Irán es la mayor amenaza para la existencia de Israel desde su creación. Es el anuncio de una guerra mucho mayor, incomparablemente más comprometida que la de aplastar cucarachas. Si ahora nos callamos, no nos quedará más remedio que prepararnos para esa otra, que nos va a tocar muy de cerca.
*Periodista, escritor y eurodiputado. Publicado en Megachip
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