Fernando Lugo fue, realmente, un sacerdote activo. Pesa sobre el primer mandatario paraguayo una segunda demanda por reconocimiento de paternidad; esta vez una mujer de 27 años, que afirma que el segundo de sus cuatro hijos fue concebido mientras Lugo fungía como obispo emérito en la región donde ella residía en 2002.
La sabiduría y humor populares aseguran que "habrá más denuncias, pero ninguna por pedofilia (abuso sobre menores) ni porque el presidente sea ‘gay’, como tantos curitas que se hacen los zonzos".
El gobierno, por su parte, informó que "el presidente reitera que está dispuesto a actuar siempre con el argumento de la verdad (por lo que) un equipo jurídico se ocupará de atender los aspectos legales" en relación con esta nueva denuncia. Las mujeres que integran el gabinete ministerial apoyan sin reservas al presidente.
Los comentarios están cerrados.