Néstor Francia / La lección de Tegucigalpa

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El pueblo de Honduras está dando una lección a todos los pueblos de América Latina. Con su valiente lucha, está ayudando a definir los campos y los protagonistas de esta gran batalla. Su acción es memorable.

Por una parte, quedó develado ante el mundo el verdadero rostro de la camarilla golpista, su índole militarista y represora. Por otro lado, se aclara cada vez más el papel del Imperio en el golpe y la doble faz de los dirigentes gringos, con un discurso condenatorio y un apoyo en la práctica, al menos de los sectores bushistas que aun dominan el aparato político-militar, a despecho del “negrito” Obama, como lo llamó con desprecio el seudo canciller golpista hondureño.

Lo de ayer fue solo hubo una batalla, que se ganó políticamente, sin importar que los golpistas de aquí digan lo contrario, como afirma esa basura deleznable que es El Nacional, que tituló “Fracasó el regreso de Zelaya”. El pueblo hondureño seguirá presente en su combate contra estos burgueses primitivos, guapos y apoyados, y más temprano que tarde obtendrá la victoria con el apoyo de los pueblos del mundo.

En cuanto al papel del Imperio, es bueno oír la clara voz de James Petras:
“Estamos frente a una masacre, un acto de terrorismo de Estado. Esperamos escuchar la voz del presidente norteamericano, que hasta ahora ha jugado un papel vergonzoso frente a los golpistas. Esperamos que por fin declare el golpe ilegal y condene a los golpistas, así como que corte la ayuda norteamericana y rompa relaciones con un gobierno masacrador, pero todavía no hemos recibido ningún anuncio de la Casa Blanca ni de la cancillera, Hillary Clinton.

" El pueblo aquí, particularmente las comunidades latinoamericanas, están muy indignadas con este presidente, supuestamente representante de los grupos afroamericanos, latinoamericanos y las clases populares (…)  por lo menos veamos los indicadores concretos. Primero, el embajador norteamericano sigue allá. Segundo, los generales, mayores y coroneles estadounidenses estacionados en la base de Honduras siguen en contacto con los asesinos como si fuera una cosa rutinaria. Todavía el presidente norteamericano no ha definido las acciones en Honduras como un golpe de Estado ni ha roto relaciones ni ha cortado la ayuda. Mientras los golpistas masacradores sigan pensando que Wáshington va a seguir dando apoyo económico y diplomático o manteniendo relaciones, ellos no van a renunciar”.

El presidente Chávez no se quedó atrás en la denuncia: “Estamos seguros de que esa junta de gobierno está siendo apoyada por el imperio. No estoy diciendo que tenga el apoyo de Obama. Yo creo que él es prisionero del imperio”.
   
Aquí estamos ante una batalla continental entre dos grandes tendencias: la que respalda al neoliberalismo y al capitalismo salvaje, y la que busca caminos alternativos. Esta última no está compuesta solo por socialistas, de ella forman parte corrientes nacionalistas que aun no definen con claridad su estrategia, pero este camino de lucha terminará por decantar las posiciones, radicalizar a todos los factores (tanto los nuestros como los enemigos) y clarificará el futuro de nuestros pueblos y de los pueblos del mundo.

Aquí en Venezuela, por ejemplo, nuestro pueblo ha aprendido mucho en estos días, pues se ha visto con claridad dos posiciones: la de los revolucionarios bolivarianos, que apoyamos sin cortapisas al pueblo hondureño y la de la derecha oposicionista y mediática, todos haciéndole coro a los usurpadores y mandado así al diablo su discurso hipócrita en torno a la “democracia” y los “Derechos Humanos”.

Es repugnante, por ejemplo, la descripción que hace El Nacional de la represión el día de ayer en Tegucigalpa: “La espera de más cinco horas de cientos de manifestantes se desbordó y las fuerzas de seguridad dispararon”. Aquí está, pues, este pasquín pitiyanqui culpabilizando a los manifestantes de la masacre y justificando a los asesinos, tal como hicieron el cardenal hondureño y el lamentable canciller de Costa Rica.

Al pie de la foto de algunos manifestantes cargando un herido, El Nacional dice: “Un joven de 16 años se cuenta entre las víctimas de las manifestaciones a favor del presidente depuesto” ¡Víctima de las manifestaciones, qué tupé!”

Es por eso que en Venezuela no hay otro camino sino radicalizar la revolución, profundizarla, aislar a los enemigos, garantizar con la unidad y las nuevas leyes una victoria aplastante en las elecciones parlamentarias y arrasar a la contrarrevolución, con la que no hay diálogo posible, sino que debe ser liquidada políticamente. Es nuestra mejor contribución con el valiente pueblo de Honduras. Gloria a los caídos.
 

Néstor Francia es analista político.
Este análisis se publica en Venezuela, destinado básicamente a integrantes del poder legislativo, autoridades y dirigentes políticos de ese país; es un "análisis del entorno" de corte situacional. Se transcribe en este portal por gentileza del autor.

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