Imperialismo, geopolítica y Uruguay

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Julio A. Louis.*

La República y otros medios han informado que papeles oficiales de la Casa Blanca desclasificados el 17 de agosto confirman lo denunciado por las fuerzas democráticas. Nixon reveló al primer ministro británico Heath que su gobierno y el de Garrastazú Médici intervinieron en Uruguay con diversas operaciones. Además ambos gobiernos trabajaron para derrocar a Allende, pues "deben intentar y prevenir nuevos Allendes y Castros". A confesión de parte relevo de prueba.

Por si alguna perla faltara en el collar, el general brasileño De Paula confesó que el presidente colorado Pacheco le solicitó "ayuda" a Brasil en 1971. En fin, se constata que el IV Ejército brasileño, con sede en Río Grande, permaneció en la frontera esperando la orden de invadir Uruguay de haber triunfado el Frente Amplio.

Es la confirmación explícita de que la sucesión de golpes de Estado y actividades represivas preparatorias bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional ­el primero de los cuales se produce en Brasil ( 1964), seguido de otros en los países del Cono Sur­ fueron orquestados por EEUU y los fascistas brasileños. Es la confirmación del rol antinacional que algunos civiles y los militares cumplieron (salvo excepciones): ser títeres del imperialismo y asesinos de sus pueblos.

A la luz de esta documentación es preciso que, trascendiendo la inmediatez de la campaña electoral, se reflexione sobre cuestiones medulares de orden geopolítico.

Hans W. Weigert ("Geopolítica, generales y geógrafos") define a la geopolítica como "geografía política aplicada a la política del poder nacional y a su estrategia de hecho en la paz y en la guerra". Vivian Trías ("Imperialismo y geopolítica en América Latina") agrega: "La geopolítica […] estudia la influencia de los factores geográficos en la vida y evolución de los Estados. Y, lo que es singularmente importante, los estudia con el fin de extraer conclusiones capaces de orientar la política de los mismos."

En el artículo "La condición de Estado tapón" se ha reflexionado acerca de la importancia geopolítica de la creación de Uruguay para América del Sur y especialmente para el Cono Sur. Pero hay otro aspecto aún de mayor gravitación para estos: la relación entre Argentina y Brasil.

El profesor Nicholas J. Spykman ("Estados Unidos frente al mundo", 1942) sostiene que EEUU hereda de Gran Bretaña la política de equilibrio de poderes. Durante el siglo XIX, especialmente después de la derrota de Napoleón (1815), Gran Bretaña equilibra los poderes de los estados europeos, lo que asegura su propio liderazgo gracias al dominio de los mares. En América, Spykman propone la integración liderada por EEUU, venciendo las resistencias latinoamericanas, lo que EEUU intentaba desde la creación de la Unión Panamericana (1889). Pero para lograrlo en América del Sur, estima vital mantener enfrentados a Argentina y Brasil, pues su entendimiento resulta clave para la integración antiimperialista y nacionalista.

Más allá de otras valoraciones sobre los gobiernos de Lula y de Kirchner-Fernández, no cabe dudas que han intentado una relación de cooperación en pos de la integración, sin que de todos modos hayan querido o podido superar las disputas entre sus burguesías dominantes. Y esa relación fue mal vista por el gobierno de Batlle y no la ha valorado este gobierno. Incluso, previo a la asunción del gobierno de Vázquez, el futuro ministro Astori hizo cuestionamientos al Mercosur, señalando la inconveniencia del surgimiento de su Parlamento.

Como país debemos aprender del rol integrador, que le compete a un Estado pequeño situado entre poderosos. Bélgica ­el "tapón" europeo creado a nuestra semejanza­ ha zafado del rol de sus creadores para convertirse en artífice de la Unión Europea y Bruselas es su capital. Filadelfia, primera capital de EEUU, pertenece al estado central de Pennsylvania, articulador entre los estados del norte y del sur para permitir el nacimiento de EEUU.

La nueva relación argentino-brasileña fue la base de la conversión del Mercosur en un proyecto político-estratégico. Y por consiguiente, fue recibida con disgusto por los estrategas del imperialismo. El comandante James Hill, jefe del Comando Sur, informó al Comité de las FFAA de la Cámara de Representantes de EEUU (24-3-2004) que la seguridad hemisférica exige combatir al "populismo radical", expresado por el Consenso de Buenos Aires, firmado por Lula y Kirchner. Y ello, obsérvese el desparpajo, "porque prioriza los intereses de los países pobres frente a las obligaciones económicas y democráticas internacionales de esos estados."

La Historia es una fuente de enseñanzas y los gobernantes deberían conocerla. Las grandes potencias han usado o pretendido usar a Uruguay. La izquierda uruguaya se debe a sí misma una profundización de la temática histórica y geopolítica para extraer conclusiones.

* Analista de asuntos políticos.

 www.larepublica.com.uy

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