La Colorina

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LN

Era alta y mientras pudo recta de columna; era un poema sin fueros –que los poemas no precisan fueros–. Y fue tan hermosa como desmedido su talento. Se recuerdan sus anécdotas oscuras; a veces se habla de sus dolores y abandonos. Mejor recordar su generosidad impaciente con algunos jóvenes poetas, su a menudo descalabrada ternura. Y, claro, su poesía: Stella Díaz Varín es un vendaval de poesía.

Los pusilánimes la temían a La Colorina, agachaban la cabeza y eran capaces de infringirse las peores heridas para escapar de su voz ronca y potente. Mucho antes de sumar todos los años que vivió, ochenta, se había convertido en uno de los pocos mitos que Chile ha logrado construir, sólo que nunca lo creyó.

Trabajó en la pobreza sus últimas palabras arrastradas por todos los tiempos que vivió. No deja un recuerdo único, Stella caminará calles solitarias y boliches no siempre recomendables repartida en mil memorias: entre la arrogancia de ganarle a todos los naufragios y el temor de no haber dado con el verso justo, entre los abrazos fraternos y la tenebrosa ruina de sus amores, entre el vino que ilumina y el vino que oscurece.

Puede no ser exacto el retrato que dibuja esta película, pero en lo esencial: la rebeldía cargada de entereza del personaje trazado no hay un solo yerro. Lo que vemos es el final de un camino y, al fin de cuentas, cada uno es según cómo lo ve otro, lo ven los otros, lo olvidan otros.

La luz poderosa de Stella Díaz Varín no se habituaba a las genuflexiones societarias, destellaba en esos pájaros suyos, los sirlos, en los distanciamientos, en las soledades; se erguía contra lo que despreciaba y las traiciones y se fija como ceremonia libertaria en sus textos.

La Colorina
muestra no importa si fragmentariamente una batalla ganada a la vida; se trata de un documental filmado a pulso: carrera contra la muerte del personaje, guerra que la burocracia y la mediocridad jamás entenderán.

No quiero
que mis muertos descansen en paz
tienen la obligación
de estar presentes
vivientes en cada flor que me robo
a escondidas
al filo de la medianoche
cuando los vivos al borde del insomnio
juegan a los dados
y enhebran su amargura.

Ficha

Dirección: Fernando Guzzoni y Werner Giesen
Guión: Fernando Guzzoni
Fotografía: Mauricio García
Montaje: Javier Estévez
Música: Dj Bitman
Sonido: Carlos Sánchez
Intérpretes: Stella Díaz Varín, Alejandro Jodorowsky y Piero Montebruno
Productor: Rodrigo Flores
Producción: Efetres – Parafina Films – Retina
Año de Producción: 2008
61.29 minutos.

Para comprar el vídeo o contactar al autor escribir a:
festivalatino@gmail.com
www.cinelatinotrieste.org

 

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