BRICS 2025: el nuevo paradigma del Sur global

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Los días 6 y 7 de julio, Río de Janeiro acogió la 17ª Cumbre de los BRICS+, centrada en “Fortalecer la cooperación del Sur Global para una gobernanza más inclusiva y sostenible”. En medio de una reconfiguración geopolítica marcada por conflictos armados, crisis sistémicas y una creciente fragilidad del orden multilateral, la cita de 2025 se consolidó como un hito en la redefinición estratégica del Sur Global.

Por tercera vez, Brasil fungió como sede del encuentro, tras las ediciones de 2014 (Fortaleza) y 2019 (Brasilia). Aunque se intentó tender puentes diplomáticos hacia Occidente, las diferencias estructurales con Washington se profundizaron, sobre todo hacia la administración de Donald Trump, quien amenazó con represalias comerciales contra aquellos países que respalden la agenda del bloque.

“El mundo ha cambiado. No queremos un emperador, somos países soberanos”, declaró el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión de la cumbre, al responder a las provocaciones de Washington. Lula advirtió además que los países afectados podrían aplicar tarifas de represalia, una medida que Brasil empezó a activar pocos días después como respuesta directa a las imposiciones estadounidenses.

Con la legitimidad occidental sepultada bajo los escombros de Gaza, el choque era inevitable. Las diferencias expresan visiones antagónicas del mundo. Desde la formulación del lema de su 17ª cumbre, los BRICS han reafirmado su apuesta por una “cooperación con el Sur Global hacia una gobernanza multilateral más inclusiva y sostenible”, como contrapeso a las políticas excluyentes, unilaterales y hegemónicas promovidas por el G-7 y Estados Unidos.

Mientras tanto, la maquinaria mediática occidental ha enfatizado la ausencia física de Vladimir Putin y Xi Jinping, difundiendo la imagen de un bloque debilitado y fracturado. Sin embargo, más allá de estos discursos interesados, la cumbre concluyó con una declaración final de gran alcance que incluye 126 acuerdos, varios de ellos estratégicos. Entre los puntos clave, destaca el compromiso de los BRICS por rediseñar el sistema multilateral a partir de un nuevo orden multipolar, más representativo e inclusivo, que integre al Sur Global en condiciones de equidad, y refleje su peso demográfico y económico. Pero vayamos por partes.

Nueva geografía del poder

En apenas dos años, los BRICS han duplicado sus miembros fundadores, y cada vez más países expresan su interés por sumarse al bloque. En la cumbre de Río, esta expansión tomó forma oficial con la incorporación como miembros permanentes de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia e Irán, quienes participaron por primera vez junto a los países fundadores. Aún persisten dudas respecto a la adhesión plena de Arabia Saudita, que hasta el momento no ha ratificado su integración.

La 17ª edición de la cumbre también consolidó el alcance planetario de los BRICS al incorporar diez países como socios estratégicos: Bielorusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Además, fueron invitados como observadores varios países latinoamericanos—Chile, Uruguay, México y Colombia—reflejando el interés regional en las dinámicas del bloque.

Sin embargo, persiste una tensión diplomática por la exclusión de Venezuela, cuya entrada ha sido bloqueada por Brasil. En Río, la República Bolivariana ni siquiera fue convocada como observadora, situación que agrava las relaciones bilaterales. A pesar de ello, una delegación venezolana formó parte del Consejo Popular de los BRICS, espacio recientemente constituido que articula movimientos sociales de los países miembros, en consonancia con la “diplomacia de los pueblos” impulsada por Caracas.

Motivaciones estratégicas y dimensiones del bloque

Los nuevos integrantes, los países asociados y aquellos que aspiran a incorporarse al bloque BRICS lo hacen por razones diversas pero convergentes. Egipto, golpeado desde hace años por la escasez de divisas y las restricciones impuestas por programas del FMI, ve en las transacciones en monedas locales una vía para fortalecer su autonomía económica.

Indonesia, fiel a su política histórica de no alineamiento, apuesta por diversificar sus vínculos comerciales y diplomáticos. Nigeria busca consolidar lazos con economías más robustas y aumentar su peso regional en África. Cuba, en medio de una prolongada crisis económica, aspira a acceder a tecnología y financiación alternativa. Para los Emiratos Árabes Unidos, el bloque representa una plataforma para reforzar su proyección geopolítica en Oriente Medio.El mapa de los BRICS, las economías emergentes que rivalizan ...

Con la ampliación a nuevos socios, los BRICS alcanzan hoy una magnitud sin precedentes: representan cerca de la mitad de la población mundial, el 44,6% del PIB global medido en paridad de poder adquisitivo, y casi una cuarta parte del comercio internacional (24%). El bloque también concentra el 43,6% de la producción mundial de petróleo, el 36% del gas natural licuado (GNL), el 53% de las reservas globales de agua dulce y más del 70% de los recursos de tierras raras del planeta.

Guerra de tarifas: el pulso comercial global

La cumbre de Río arrancó apenas tres días después del ultimátum lanzado por Donald Trump a los países interesados en acuerdos con Estados Unidos, que vino acompañado de un histórico incremento en los aranceles de importación.

Como era previsible, el punto de fricción se materializó desde el primer día, cuando el mandatario estadounidense amenazó con imponer “una tarifa adicional del 10% a cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los BRICS”.

En el caso concreto del bloque, la Casa Blanca fue aún más contundente: Trump advirtió que aplicaría tarifas del 100% si los países miembros adoptaban medidas que atentaran contra la hegemonía del dólar en el comercio internacional [i].

La declaración final de la cumbre expresó “profunda preocupación por el aumento de medidas arancelarias y no arancelarias unilaterales que distorsionan el comercio y resultan incompatibles con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, aunque evitó mencionar directamente al presidente estadounidense. El documento recogió la inquietud compartida por los países del grupo ante prácticas que frenan los intercambios comerciales y vulneran las propias normas de la OMC.

Samba y aranceles: el pulso entre Brasil y EU

El caso brasileño ilustra con claridad cómo las tensiones geopolíticas impactan directamente en el comercio exterior. La histórica alianza entre Jair Bolsonaro y Donald Trump —ambos implicados en intentos de desestabilización institucional en sus respectivos países— ha dejado secuelas políticas que ahora se traducen en presión económica.

Mientras Bolsonaro enfrenta un proceso judicial por el asalto a las instituciones brasileñas, como protesta y presión contra el proceso judicial que enfrenta su aliado, Trump decidió castigar a Brasil con un incremento abrupto de los aranceles, que pone en serio peligro el comercio bilateral y amenazando sectores clave de la economía nacional.

No obstante, más allá de la dimensión judicial, la verdadera chispa del conflicto parece haber sido la declaración de Lula da Silva en defensa del derecho de los BRICS a explorar alternativas al dólar. Esta postura, alineada con la reciente estrategia del Mercosur que promueve las transacciones en monedas locales, ha intensificado las fricciones con Washington, que percibe tales iniciativas como una amenaza directa al orden financiero global liderado por EU.

Tras asumir la presidencia pro témpore del Mercosur y liderar la 17ª cumbre de los BRICS, Brasil se encuentra hoy en el centro de una ofensiva política y comercial por parte de la Casa Blanca. Luego de amenazar a los países que “se alinean con políticas antiamericanas de los BRICS” con un arancel adicional del 10% sobre sus exportaciones a Estados Unidos, Donald Trump anunció que las exportaciones brasileñas serán sometidas a una nueva sobretasa del 50% a partir del 1° de agosto. Esta medida se suma a los gravámenes ya existentes, que alcanzan el 50% en sectores estratégicos como el acero y el aluminio, resultado del llamado “shock arancelario” del pasado 2 de abril, bautizado en Washington como el “Día de la Liberación”.

Ante este escenario, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió con un decreto para regular la Ley de Reciprocidad Económica y creó un Comité Interministerial destinado a evaluar y proponer contramedidas que protejan los intereses comerciales brasileños frente a la escalada de presión estadounidense.

Reformas de las instituciones globales

Como señaló Lula da Silva durante la cumbre: “Si la gobernanza internacional no refleja la nueva realidad multipolar del siglo XXI, corresponde a los BRICS contribuir a su actualización”. Ese llamado resume el espíritu que anima las demandas del bloque: reconfigurar las instituciones globales tradicionales para reflejar el nuevo equilibrio geopolítico.

En este sentido, los BRICS reiteraron su exigencia de reformar integralmente el sistema de Naciones Unidas, comenzando por el Consejo de Seguridad, que consideran desactualizado y poco representativo. La propuesta concreta es la de incorporar a Brasil e India como miembros permanentes, reconociendo su peso político y económico en el escenario global.

A la par, el bloque aboga por una mayor presencia de África, América Latina y Asia en los procesos de toma de decisiones internacionales. Esta perspectiva se extiende a los mecanismos de liderazgo de las organizaciones multilaterales, donde los BRICS solicitan una representación más equilibrada tanto geográfica como de género, junto a sistemas de selección transparentes y equitativos.

Finalmente, los miembros coincidieron en la necesidad de revitalizar el papel de la Asamblea General y del Consejo Económico y Social, de avanzar en la reforma de la arquitectura de paz y seguridad de la ONU, y de reforzar el liderazgo de la Organización Mundial de la Salud en la gestión sanitaria global, reconociendo su función estratégica en un mundo marcado por crisis sanitarias recurrentes.

¡Es la economía, estúpido!: Finanzas globales en clave BRICS

La dimensión económica de la cumbre de Río puso nuevamente sobre la mesa una exigencia del bloque: reformar profundamente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, en favor de una redistribución más equitativa del poder financiero global. Esta postura se alinea con las críticas de larga data hacia las instituciones nacidas de los acuerdos de Bretton Woods, vistas por muchos en el Sur Global como herramientas de imposición sistémica.Banco Mundial y FMI: al servicio de los acreedores

La declaración final del encuentro respaldó con firmeza las iniciativas financieras del bloque, en particular el fortalecimiento de su propia entidad bancaria, el Nuevo Banco de Desarrollo: “Reconocemos y apoyamos su creciente papel como agente de desarrollo y modernización en el Sur Global” [ii](Punto 46). Colombia, por cierto, se ha sumado recientemente a este banco, ampliando su alcance regional.

En el terreno monetario, continúa abierta la discusión sobre la eventual creación de una moneda común como alternativa estratégica al dólar. Se trata de un proceso largo y complejo, pero el bloque ya avanza en mecanismos que permitan transacciones comerciales en monedas locales y/o fórmulas de compensación recíproca.

“Como señalaron nuestros líderes en la Declaración de Kazán [2024 en Rusia], continuamos la discusión sobre la iniciativa para pagos transfronterizos de los BRICS. Reconocemos los avances logrados en la identificación de posibles vías para mejorar la interoperabilidad de los sistemas de pago BRICS”  [iii].

Esta tendencia, cada vez más consolidada, socava las bases de la hegemonía indiscutida del dólar como divisa de reserva privilegiada e instrumento dominante en el comercio internacional, configurando un nuevo tablero de juego financiero global.

Industrialización verde y revolución digital: la nueva soberanía tecnológica

Uno de los ejes centrales de la cumbre BRICS+ fue la apuesta por una “industrialización verde”, acompañada de nuevas estrategias de financiación climática y gobernanza sostenible. Esta visión implica una redefinición del concepto de soberanía tecnológica, impulsada por modelos productivos basados en energía limpia y gestión ambiental responsable.

También se destacó la necesidad de avanzar hacia una gobernanza digital más inclusiva, fortaleciendo infraestructuras digitales clave y apostando por la inteligencia artificial como palanca de desarrollo sostenible, ajustada a las prioridades del Sur Global. En este escenario, China se posiciona como referente de una aceleración tecnológica sin precedentes. Sus líderes definen este salto como una “movilización de nuevas fuerzas productivas cualitativas”, en el marco de lo que llaman “transformaciones épicas no vistas en un siglo”.

Este proceso de transformación, con Pekín como actor central, no solo está rediseñando el orden mundial, sino también reconfigurando las dinámicas bilaterales y multilaterales que lo sustentan. El paquete tecnológico chino, basado en automatización, digitalización y electrificación, ofrece a los Estados y al sector privado una triple promesa: reducción de emisiones, mejora sustancial de la eficiencia productiva, y fortalecimiento de la soberanía energética nacional.

La base material que sostiene la producción, el consumo y los sistemas informativos a escala planetaria está siendo profundamente reconfigurada. Este proceso no solo implica una transformación tecnológica, sino también una redistribución del poder económico y político, cuyas repercusiones ya se hacen evidentes en escenarios multilaterales como el foro de los BRICS celebrado en Brasil.

Las tensiones que emergen en este contexto no son simples desacuerdos coyunturales, sino síntomas de una transición estructural hacia un orden internacional más fluido, contestado y multipolar. En este nuevo paradigma, los BRICS aspiran no solo a ocupar un espacio relevante, sino a redibujar las reglas del juego bajo criterios de equidad, representatividad y soberanía compartida.

Un desafío a la hegemonía occidental: seguridad global en clave multipolar

La Declaración de Río confirma el firme compromiso de los BRICS con la agenda geopolítica y la seguridad internacional, consolidando una línea estratégica iniciada en la cumbre de Pekín en 2022 [iv]. Ese giro se vio reafirmado en 2024, durante la cita de Kazán, donde el bloque presentó una declaración robusta en defensa del multilateralismo, de la cooperación económica y financiera, y de políticas migratorias más integradas entre sus miembros [v].

En esta nueva edición, bajo presidencia brasileña, la prioridad se orientó hacia una gobernanza global inclusiva, en sintonía con las aspiraciones de los países del Sur Global. El documento final de la cumbre no eludió temas sensibles: los BRICS condenaron las operaciones militares contra Irán y calificaron como genocidio las acciones en Gaza, expresando su respaldo al derecho de Palestina al reconocimiento como Estado soberano.

Este posicionamiento no solo refleja una ruptura con los marcos normativos dominados por Occidente, sino también la intención del bloque de convertirse en actor clave en la reconfiguración de un orden internacional más justo, plural y representativo.

Horizontes BRICS: más allá del bloque, hacia un nuevo orden mundial

Con una visión cimentada en la cooperación, la equidad y la autodeterminación, la alianza BRICS busca posicionarse como actor central en la reconfiguración de un orden internacional más multipolar, inclusivo y representativo. Una alternativa real frente al paradigma unipolar, excluyente y fragmentado promovido por las potencias del Norte Global.

Tras su ampliación, el bloque encara el futuro con ambición renovada. Más diverso y geográficamente plural, se perfila como sujeto estratégico en la redefinición de las relaciones globales. Su capacidad para mantener cohesión política y traducirla en acción concreta será determinante para consolidarse como fuerza motriz de paz, desarrollo justo y justicia internacional.

En un contexto internacional marcado por guerras, fracturas sistémicas y transiciones  epocales, la defensa de los intereses de los pueblos que representa, y la solidez interna del bloque, no son simples aspiraciones.

Notas

[i] https://www.dw.com/es/trump-impondr%C3%A1-aranceles-100-a-los-brics-si-dejan-el-d%C3%B3lar/a-71464865

[ii] https://dirco.gov.za/rio-de-janeiro-declaration-strengthening-global-south-cooperation-for-a-more-inclusive-and-sustainable-governance-rio-de-janeiro-brazil-6-july-2025/

iv] https://dirco.gov.za/rio-de-janeiro-declaration-strengthening-global-south-cooperation-for-a-more-inclusive-and-sustainable-governance-rio-de-janeiro-brazil-6-july-2025/

[v] https://www.gov.br/mre/pt-br/canais_atendimento/imprensa/notas-a-imprensa/xvi-cupula-do-brics-2013-kazan-russia-22-a-24-de-outubro-de-2024-declaracao-final

 

* Periodista italiano, residente en Chile. Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Federico II de Nápoles y encargado de proyectos de cooperación

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