Hoy, su asesinato se convirtió en un hervidero de odio en las burbujas de la red social X habitadas por la extrema derecha y el trumpismo. Kirk era uno de los influencers trumpistas -como Laura Loomer- que, a pesar de no formar parte del ecosistema político de Washington, estaba conectado con la Casa Blanca.
Kirk, activista ultraderechista y enemigo furibundo del control a la tenencia de armas de fuego, solía decir que las muertes por arma de fuego son el precio de la libertad. «Nunca viviréis en una sociedad en la que haya una ciudadanía armada y no haya una sola muerte por arma de fuego», decía con encogimiento de hombros. Cuesta lamentar la muerte de alguien que proclamaba que las mujeres negras tenían menos «capacidad cerebral» que las blancas, entre otras negras perlas del fascismo trumpista.
Por el momento, se desconocen los motivos e identidad del asesino. Mientras el presidente de inmediato y sin mayor información declaró que los responsables del delito era lo que llama la “izquierda radical”, las principales figuras demócratas del país, junto con organizaciones civiles, condenaron el asesinato y llamaron a un fin de toda violencia política en Estados Unidos.
El discurso de Trump sobre el suceso, señalando la «izquierda radical», ahonda más en la fractura de la sociedad estadounidense y augura una mayor polarización fomentada desde la misma Casa Blanca. Usó el asesinato del ultraconservador para declarar la guerra contra la izquierda y otros opositores en Estados Unidos.

su partido prohibido”.

En la vigilia celebrada en el Capitolio estatal de Utah, entre la marea de gorros rojos MAGA despuntaba una camiseta negra con el eslogan «White lives Matter» [Las vidas blancas importan], la reedición hecha por los movimientos supremacistas blancos del eslogan Black Lives Matter que se entonó durante las protestas por la muerte de George Floyd. Las bases trumpistas, así como el movimiento ultraconservador, hallaron en Kirk un mártir político con el que atizar el odio contra la izquierda y todo lo que tenga relación con el progresismo.

«Durante años, la izquierda radical ha equiparado a americanos maravillosos como Charlie a los nazis y los peores asesinos en serie. Este tipo de retórica es responsable directamente del terrorismo que hemos visto en nuestro país hoy. Mi administración encontrará cada una de estas políticas que han contribuido a esta atrocidad y otros tipos de violencia contra nuestros jueces, agentes del orden y cualquiera que lleve orden a nuestro país», dijo Trump.
Su discurso ahonda más en la fractura estadounidense, donde este último episodio de violencia política empuja el país al abismo de la violencia política. A diferencia del expresidente Joe Biden, quien en su parlamento posterior al atentado contra Trump en Butler llamó a la reconciliación y no señaló culpables, el republicano intenta capitalizar la muerte de Kirk: vuelve a preñar de rabia su retórica y deja que sean sus seguidores quienes levanten el dedo acusador contra el Partido Demócrata.
En un contexto donde Trump militarizó sin excusa ni pudor la ciudad de Los Ángeles e hizo lo mismo con Washington bajo el pretexto de una supuesta inseguridad, el asesinato de Kirk abre escenarios donde el mandatario tendría una justificación para seguir con sus acciones autoritarias. Después de ridiculizar las reivindicaciones progresistas bajo la etiqueta de «wokismo» y acusar a estos movimientos de querer «censurar» la libertad de expresión, el objetivo ahora es reducirlas a la mínima expresión. Y el asesinato de Kirk promete ser el detonante de esta nueva fase.
«ideología malvada»
Más allá de ser conocido por su simpatía con el supremacismo blanco, también es uno de los autores del Project 2025, un plan ultraconservador diseñado por la Heritage Foundation que establecía una guía sobre cómo debía ser la nueva presidencia conservadora.
El año pasado, en una entrevista en el pódcast de Steve Bannon, el presidente de la Heritage Foundation, Kevin Roberts, hablaba de cómo el Project 2025 era una muestra de cómo «por primera vez en la historia del movimiento conservador en este país, estamos tan organizados como ellos [la izquierda]. Lo que estamos construyendo aquí no es solo para el 2025, es para el próximo siglo en EU». A lo que añadía: «Quiero ser parte de lo que yo llamo la segunda revolución americana, que se producirá sin sangre si la izquierda lo permite».
Durante los últimos años se ha debatido el peligro de que la polarización política de Estados Unidos podría generar cada vez más violencia en un país con la población más armada del mundo. A la vez, el mandatario está amenazando con enviar tropas militares a otras ciudades, después de desplegar fuerzas armadas en Los Ángeles y Washington DC, todas entidades -¿casualmente?- gobernadas por demócratas.
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