Entrevista a Raúl Zibechi

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Los jueces, es fama, hablan por sus sentencias. Los periodistas lo hacen en sus textos. El texto periodístico contiene –debe contener– algo más que información; es lo que resulta de un proceso que une investigar con reflexionar y ponderar –antes de desaparecer el autor debajo del título –que muchas veces ni le pertenece. Tal como desaparece el magistrado detrás de su sentancia.

Sucede que a sociedad, sin embargo, necesita saber más de sus jueces –esos hombres que, escribiò Pedro Prado, no deben limitarse a castigar, porque juzgar puede significar también premiar–, porque dictar justicia se envuelve en un ceremonial vacío si quienes ante ella se presentan no comprenden los principios y mecanismos que la hacen posible.

Y no es absurdo que las personas puedan en definitiva saber quiénes son los que la informan, sientan opiniones, descubren lo velado –o vuelven a velar– y hacen posible acercarse a los principios y mecanismos del mundo en que viven. Los hechos que conforman el material noticioso cotidiano no ocurren ni transcurren al margen de los seres humanos. El periodismo llamado objetivo suele ser el más subjetivo de todos, y a menudo se colude con la estafa intelectual.

Las palabras del montevideano Zibechi bien pueden ser un punto de partida para sobrevolar que fuere el mundo del periodista –y del periodismo.

Su biografía no es compleja. Como muchos de su generación (y de generaciones anteriores y posteriores) vivió momentos tristes, otros dramáticos, comió comidas de sabor diferente a las que maduraron su crecimiento y también como otros periodistas quizá llegó a la profesión por casuales y causales necesidades. O por el exilio (que no es una vacación, ni un viaje, ni un premio, ni un castigo; es simplemente el vacío de la doble ausencia: la del que no puede estar y la de lo que no estará).

De cualquier manera el ostracismo es también un interrogante y las respuestas que se conciben para sobrevivir la ausencia. Y Zibechi tiene muchas respuestas (que tal vez no sean sino preguntas), casi todas ellas referidas a América y a quienes la pueblan. Le ha dedicado al zapatismo tres libros y  es constante su t area para lograr se comprenda la cultura y reivindicaciones indígenas, especialmente en el área andina, la situación demedrada en el Paraguay, las luchas de los pobres en Argentina y en su país.

En suma: la cultura en desarrollo, los valores y esperanzas de lo que llama sociedades en movimiento. Los poco mñas de 13 minutos de esta entrevista que se presenta por gentileza de Arcoiris TV es un excelente punto de partida para acercarnos a las aguas no sencillas del periodismo real.
 

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