De Irak a Gaza: Blair quiere liderar la posguerra y despierta viejos fantasmas

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El ex primer ministro británico propone liderar una autoridad de transición en la Franja con apoyo de la ONU y Washington, pero genera rechazo entre palestinos y expertos que ven en la idea un nuevo capítulo de injerencia occidental.

Tony Blair: colonialismo otra vez

El regreso de Tony Blair al primer plano de la política internacional ha tomado por sorpresa a muchos. El ex primer ministro británico, uno de los principales impulsores de la invasión de Irak en 2003, ha presentado una propuesta para liderar una autoridad de transición en Gaza tras el alto el fuego. Su plan, respaldado por Estados Unidos y países del Golfo, contempla que Blair encabece durante varios años un gobierno provisional con mandato de la ONU para reconstruir el enclave y desarmar a Hamás antes de transferir el control a una administración palestina reformada.

Sin embargo, la propuesta ha despertado fuertes críticas entre analistas, organizaciones palestinas y parte de la opinión pública internacional, que consideran que se trata de una reedición de proyectos de tutela colonial sobre Gaza, disfrazada de misión de paz.

Una “autoridad internacional” para la Franja

Según las filtraciones de medios británicos y estadounidenses, la iniciativa prevé crear la llamada Autoridad Internacional de Transición de Gaza (AITG), que actuaría como máxima instancia política y legal en el territorio durante un período que podría extenderse hasta cinco años. Blair sería su cabeza visible y tendría poderes ejecutivos para gestionar la seguridad, la distribución de ayuda y el proceso de reconstrucción.

El plan insiste en que no habrá desplazamientos forzosos de la población —un punto sensible tras meses de bombardeos y evacuaciones masivas— y que se buscará la participación de países árabes como Egipto, Qatar y Jordania en el entrenamiento de una nueva fuerza de seguridad palestina.

Las sombras de Irak

Para muchos palestinos y analistas de Oriente Medio, la figura de Blair es en sí misma un problema. Su papel en la guerra de Irak, basada en pruebas falsas sobre armas de destrucción masiva, sigue siendo visto como el ejemplo perfecto de la arrogancia occidental. “Nombrar a Blair para dirigir Gaza es como pedirle al pirómano que apague el fuego”, escribió el periodista palestino Daoud Kuttab en un editorial.

Durante su etapa como enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio, entre 2007 y 2015, Blair impulsó proyectos económicos en Cisjordania, pero fue incapaz de frenar la expansión de asentamientos israelíes y de avanzar en la creación de un Estado palestino. Sus críticos lo acusan de priorizar la seguridad de Israel sobre los derechos de los palestinos y de convertirse en un simple portavoz de las potencias occidentales.

¿Un plan para la paz o para el control?

Detrás de la retórica sobre la reconstrucción y la estabilidad, la propuesta de Blair plantea interrogantes clave: ¿quién tendrá realmente el poder en Gaza? ¿Será la población consultada en algún momento? ¿Qué garantías existen de que, al final del mandato de la AITG, el territorio sea entregado a una autoridad palestina legítima y no a una administración impuesta?

Expertos del International Crisis Group advierten de que un modelo de tutela internacional puede generar más frustración y violencia si no cuenta con un respaldo genuino de la sociedad palestina. “El riesgo es que se repita el escenario de Irak: una autoridad extranjera que gobierna sin legitimidad democrática y que termina siendo rechazada por la población”, señalan en su último informe.

Washington y la ONU

El plan cuenta, según Axios y la BBC, con el visto bueno preliminar de la Casa Blanca, que lo ve como una vía para garantizar la seguridad de Israel mientras se reconstruye Gaza. También ha sido bien recibido por el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha pedido un “compromiso internacional sólido” para evitar el colapso humanitario en el enclave.

La ONU, por su parte, ha mostrado cautela. Aunque el secretario general António Guterres ha defendido la necesidad de una administración transitoria, ha subrayado que “el pueblo palestino debe ser el protagonista de su propio destino” y que cualquier plan debe conducir a la solución de dos Estados reconocida por el derecho internacional.

La Autoridad Palestina, apartadaLa Autoridad Nacional Palestina suspende el reconocimiento del Estado ...

Uno de los puntos más polémicos es que la Autoridad Palestina (AP), que gobierna en Cisjordania, quedaría inicialmente al margen de la administración de Gaza. Solo cuando cumpla con una serie de reformas —nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias, cambio en los planes de estudio y fin de los pagos a presos palestinos— podría asumir el control.

Para Ramala, esta condición es inaceptable. “No vamos a ser meros espectadores de un proceso que afecta directamente a nuestro pueblo”, declaró el ministro palestino de Exteriores, Riyad al-Maliki. Según él, separar la gestión de Gaza de Cisjordania es un error que debilita la causa nacional palestina.

Críticas de las organizaciones humanitarias

ONG internacionales han advertido que el plan de Blair podría priorizar la seguridad sobre las necesidades humanitarias urgentes. “Si la reconstrucción se subordina a objetivos políticos y militares, los civiles seguirán pagando el precio”, alertó Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados.

Además, el esbozo del proyecto apenas menciona el papel de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, que ha sido blanco de campañas de descrédito por parte de Israel y Estados Unidos. Dejar a la UNRWA al margen podría agravar la crisis de los millones de palestinos desplazados.

El dilema para la comunidad internacional

La situación plantea un desafío para las potencias occidentales: ¿aceptar un plan que ofrece cierta estabilidad, pero refuerza la dependencia de Gaza respecto a actores externos, o apostar por un proceso de empoderamiento palestino más incierto pero legítimo?

En las capitales europeas hay división de opiniones. Algunos gobiernos ven en Blair un negociador experimentado capaz de coordinar a actores hostiles entre sí. Otros temen que su figura reactive viejas heridas y alimente el resentimiento.

El debate sobre el “día después” de la masacre en Gaza sigue abierto. Lo que está en juego no es solo la reconstrucción de edificios, sino la posibilidad de que los palestinos recuperen su derecho a la autodeterminación. Si el plan de Blair se impone sin un consenso amplio y sin garantías de soberanía, podría convertirse en otro episodio de tutela internacional fallida. Para la población de Gaza, exhausta tras meses de bombardeos y desplazamientos, el riesgo es pasar de una ocupación militar a una ocupación “administrativa” que prolongue la falta de libertad.

Tony Blair y su plan para Gaza

Qué propone: una autoridad internacional de transición en Gaza, con él al mando, respaldada por ONU, EU y países del Golfo.

Por qué es polémico: su pasado en Irak, su fracaso como enviado de paz, el riesgo de que Gaza quede bajo tutela extranjera.

Qué dicen los palestinos y expertos: temen que se repita un modelo colonial y que no se respete su derecho a autogobernarse.

Qué papel tendría la ONU, EU y la Autoridad Palestina: Washington apoya, Ramala rechaza ser apartada, la ONU pide que los palestinos sean protagonistas.

Críticas de ONG: temen que la seguridad pese más que la ayuda humanitaria.

El futuro de Gaza sigue incierto y el plan de Blair puede ser más una imposición que una solución real si no hay consenso palestino.

 

* Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. 

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