La epopeya palestina: resistencia heroica

2

 La enorme perdurabilidad del conflicto de Medio Oriente obedece a la heroica resistencia del pueblo palestino. Si esa lucha no mantuviera el impresionante vigor que exhibe desde hace un siglo, la ocupación sionista se habría estabilizado, sin generar tanta atención mundial. La voluntad de combate de un pueblo desplazado de su tierra es el fenómeno político más importante. La omisión de ese dato impide explicar la continuidad de las tensiones que desgarran a una zona explosiva del planeta.

Israel ha buscado ignorar a los palestinos, desconociendo que son los sujetos protagónicos del conflicto. Intentó sustituirlos por otros interlocutores que hablaran en su nombre, fingiendo que no existen. Pero la tenaz resistencia de ese pueblo ha impedido su eliminación física y su dispersión política. Esa voluntad de lucha constituye uno de los procesos impactantes de la era contemporánea.¡Todo el apoyo a la heroica resistencia palestina! | Corriente Roja

Nación sofocada, revuelta olvidada

Palestina alberga el movimiento anticolonial más activo del mundo. Se ha desarrollado como contraparte de la opresión israelí y cristaliza todas las contradicciones del orden actual (Ajl, 2024). Es el epicentro de un siglo de resistencias a la brutalidad del sionismo, que escaló una guerra tras otra para aplastar a su oprimido. Desplegó la agresión de 1948, las guerras de 1956 y 1967 y un asedio a los refugiados de 1982 para doblegar al indomable pueblo palestino.

Esa entereza comenzó a despuntar con la propia gestación de su nacionalidad a principio del siglo XX. Los palestinos exhibieron en ese momento los típicos rasgos de un despertar patriótico, en una sociedad rural, patriarcal y jerárquica, dominada por pequeñas élites urbanas y leales a la dinastía otomana. La multiplicación de periódicos y revistas apuntalando una naciente identidad, compartía el clima imperante en otros epicentros del mundo árabe.

Esa emergente proto-nacionalidad se desenvolvió en el ocaso de varios siglos de dominación otomana y al cabo de una guerra que implicó millones de muertos. Pero despuntó bajo la llegada de un desconocido ocupante europeo. El arribo de los primeros colonos sionistas se efectivizó en una sociedad traumatizada por la nueva dominación británica y por el retorno de los alistados en el quebrantado ejército otomano (Khalidi, 2024: cap 1).

Existe la errónea creencia que la nacionalidad palestina apareció posteriormente, como reacción a un Estado de Israel ya forjado, con el único fin de confrontar con el sionismo. Por eso se supone que el propio término de Palestina surgió como reacción a la presencia de ese enemigo. Pero los sucesos históricos no convalidan esa creencia.

La nación palestina tuvo una gestación muy semejante a otras identidades del mundo árabe e irrumpió, cuando la minoría judía en el territorio abarcaba apenas al 6% de la población total. Los típicos indicios de un sentimiento patriótico -que rodeaban al surgimiento de una nación- aparecieron a principios del siglo XX, con la misma intensidad que emergieron esas señales en otras localidades del mundo árabe (Siria, Líbano, Irak).

La peculiaridad de Palestina radicó en que debieron enfrentar una avalancha sionista que impedía la consolidación de esa nación. Los invadidos intentaron inicialmente contener esa marea en forma pacífica, con esperanzadas demandas a los mandantes británicos. Pero notaron que las autoridades no solo rechazaban sus peticiones, sino que facilitaban la creación de una administración sionista paralela, con funciones de proto-estado soberano.

Ese privilegio fue utilizado para acelerar la afluencia de colonos extranjeros, que se triplicó entre 1917 a 1939 y para consolidar una economía judía en el territorio, que en la década del 30 superó por primera vez a su par del sector árabe. Frente a una marea expropiatoria que amenazaba su propia supervivencia, los palestinos iniciaron el largo camino de la resistencia.

En 1936 comenzó una huelga general de seis meses, que desembocó en una masiva revuelta de tres años, con gran presencia militante de la clase media urbana. En esa batalla cobró forma uno de los movimientos más importantes de la época contra el dominador británico, pero con demandas anticoloniales que apuntaban contra el expropiador sionista. Rechazaban el desalojo de los campos y de las granjas vendidas a los colonos por los terratenientes ausentes, se oponían a la discriminación de empleos restringidos a la contratación de mano de obra judía, reclamaban el freno a la inmigración y el fin del remate de las tierras.Trabalhadores palestinos têm uma longa história de resistência ...

La sublevación se extendió durante tres años y alcanzó una dimensión tan colosal, que obligó a convocar 100.000 soldados de unidades militares británicas. Descargaron una represión tan brutal, que entre el 14% y el 17% de la población masculina adulta resultó muerta, herida o encarcelada. Todo el liderazgo padeció el castigo del exilio, al cabo de una extraordinaria rebelión, cuyo aplastamiento quedó inscripta en una página olvidada de la historia.

La derrota sobrevino en gran medida por las vacilaciones de una dirección inexperta, constituida por la elite de grupos acomodados, asociados con los monarcas árabes que colaboraban con los ingleses. Esa conducción no llegó siquiera a crear un foro de sus representados, porque carecía de un mínimo de experiencia administrativa.

A diferencia de lo ocurrido en India, Irak y gran parte de África, los británicos obstruyeron cualquier acceso palestino al manejo del Estado,a fin de privilegiar a los inmigrantes judíos.

El grupo de notables que dirigió la rebelión deseñaba además a las clases populares y no organizó el tipo de partidos que, en otros lugares del imperio desafió con éxito a los mandantes británicos. La división entre una minoría de esa conducción -que tomó partido internacional por el Eje Ítalo-japonés-alemán-y la mayoría que se alineó con los Aliados, acentuó las adversidades de la resistencia palestina (Khalidi, 2024).

La Nakba en el universo árabe

Nakba: The Palestinian catastrophe, explained | Middle East Eye édition ...La derrota de la revuelta explica el desconcierto, la desmoralización y la pasividad de las víctimas, que sufrieron la gran expropiación sionista de 1947-48. Los expulsados debieron afrontar ese castigo, cuando estaban curando las heridas de la rebelión de 1936-39.

El sangriento aplastamiento de ese levantamiento, explica por qué el sionismo pudo avanzar con tanta velocidad inicial frente a una población indefensa. No fue la desprotección de los ejércitos vecinos derrotados por la embestida israelí, la principal causa de ese trágico resultado. Lo determinante fue la derrota previa de una gran revuelta, que dejó exhausta, a una población masivamente confiscada pocos años después (Pappé,2024).

Ese golpe anterior quebrantó los niveles de organización básicos y la consiguiente gestación de algún tipo de respuesta, al arrollador asalto del adiestrado ejército sionista.

La Nakba es el término identificado con la catástrofe, que los palestinos utilizan para describir la tragedia de su expulsión. Los colonialistas forjaron un Estado para albergar su emergente nacionalidad, mientras clausuraban todos los caminos para la gestación de esas instancias entre los palestinos.The Nakba’s Coming Stages: Patterns, Process, and Predictability

El sionismo logró ese éxito con un liderazgo homogéneo y exteriormente sostenido por las grandes potencias. Confrontó con una alicaída y desorientada conducción palestina, que carecía de alianzas y fue abandonada por sus pares del mundo árabe.

Israel montó su Estado con una aceitada diplomacia, ante un rival desperdigado. Aprovechó el favoritismo militar previo de los ingleses, que autorizaron la creación de una Brigada Judía, mientras impedían la gestación de un batallón equivalente, entre los palestinos alistados en las mismas filas (Khalidi, 2024: cap 2).

La Nakba inició la perdurable desgracia que actualmente está a la vista en Gaza. Los tormentos que arrastraesa población, comenzaron en 1948 con la expulsión de los habitantes que bordeanla franja. El 80% de la población del enclave desciende de las víctimas de esa limpieza étnica.

El trauma palestino no golpeó tan solo a los integrantes de esa nación. Inició una desgracia que afecta a todo el mundo árabe receptor del éxodo de esa nación. Esa diseminación convulsionó el entorno geográfico de Medio Oriente, desde el debut en campos de refugiados hasta la llegada de migrantes a las ciudades fronterizas. Ese traslado involucró a un creciente número de localidades con la causa palestina, no solo por solidaridad sino también por la asimilación de un grave problema de vecindad.

NAKBA: HISTORY – Peace2024.OrgLa Nakba empujó a un millón de palestinos a la miseria, desmembró familias y destruyó comunidades. En Jordania fueron incorporados a la ciudadanía por la intención monárquica de extender a Cisjordania un empobrecido y despoblado reinado. Pero esa cooptación negociada con Israel se perpetró con agresiones a los palestinos, que desembocaron en el conflicto armado de 1970.

El régimen político confesional imperante en el Líbano denegó la ciudadanía a los palestinos, para preservar un modelo antidemocrático de gobierno. Mantuvo una tensión permanente con los inmigrados, hasta los desenlaces que precipitaron las invasiones israelíes. En Egipto, Siria y los países del Golfo, el resultado de la Nakba quedó directamente asociado a una lucha palestina, que en la experiencia de ese exilio adoptó otro perfil.

El debut de la Resistencia

La Nakba modificó en forma radical toda la estructura social y el liderazgo palestino. Los terratenientes perdieron sus tierras y los comerciantes quedaron privados de sus negocios. Ninguna de estas élites resurgió después de la partida de 1948. En los campos de refugiados se reconstruyó una identidad palestina alimentada por el novedoso parentesco con el mundo árabe.

Gran parte de los expulsados emigraron a países de la región, que adoptaron contradictorias posturas de alta recepción o contratación laboral y simultánea negativa del pasaporte o la nacionalidad. La acelerada calificación y la gran predisposición educativa de los exiliados, forjó rápidamente una clase media educada, que asumió la dirección de las nuevas organizaciones políticas.

Ese viraje fue muy impactante, porque en un tiempo récord los notables del pasado fueron reemplazados por jóvenes militantes, que auspiciaron la lucha armada contra el ocupante sionista. De esas filas surgieron feda’iyin («los que se sacrifican»), que se infiltraron en el territorio israelí para comenzar incipientes modalidades de acción guerrillera.

Fatah | West Bank, Peace Process, & Relations with Hamas | BritannicaLa nueva organización Fatah fue creada en 1959 para actuar en ese terreno y Gaza se transformó en el principal reducto de lanzamiento de sus operativos. Setenta años después, esa localidad continúa alumbrando resistentes, que mantienen el mismo ideal de liberación y el mismo heroísmo para conquistar sus derechos.

Pero el principal impacto político regional que generó la Nakba fue el florecimiento del nacionalismo militar. Los británicos mantuvieron a las monarquías hasta donde pudieron sostener a sus corruptos ahijados, pero el rechazo a esos cómplices de los crímenes sionistas condujo a una imparable escalada de rebeliones. En medio de una gran convulsión, los reyes y los autócratas fueron reemplazados por jóvenes oficiales afines al nacionalismo radical. La impronta de Nasser en Egipto se extendió a figuras del mismo tipo en Siria e Irak.

Israel arremetió rápidamente contra esa amenazante oleada a través de una guerra expeditiva, que en 1967 demolió a sus nuevos e improvisados enemigos. Esa derrota afectó seriamente a los ambivalentes proyectos nacionalistas y sepultó su expectativa de forjar una federación de repúblicas árabes unidas. Pero la misma adversidad tuvo un efecto opuesto de estímulo de la acción palestina.

Ghassan Kanafani habla junto a otros escritores en un evento en Beirut,1971

La derrota de 1967 inauguró un período de florecimiento de la conciencia y la identidad de ese pueblo, con gran presencia de escritores, poetas e intelectuales (Kanafani, Darwish, Habibi, Touqan), que hicieron conocer la riqueza de su cultura. De una dura derrota bélica -equivalente al precedente de 1948- emergió un resultado político totalmente opuesto.

El entusiasmo militante contrastó en este segundo caso con la desmoralización anterior. Esa sorprendente decisión de reforzar la lucha luego de una derrota, marcó el inicio de una secuencia que se repitió en varias oportunidades ulteriores. Es un dato a tener muy en cuenta a la hora de evaluar el escenario actual(Khalidi, 2024: cap 3).

Las dos principales organizaciones de ese período despuntaron bajo la impronta de la adversidad bélica de 1967. Fatah se consolidó como fuerza mayoritaria y el FPLP como una audaz corriente marxista. Ambas apostaron a profundizar la lucha armada, pero tomando distancia del manipulador control ejercido por los gobiernos árabes. Buscaron superar el sometimiento a esos regímenes, que ya habían demostrado su desinterés por la causa palestina. Utilizaban esa bandera para su propio fortalecimiento interior o diplomático, sin apuntalar en los hechos la lucha antisionista.

Victorias y derrotas muy singulares

La hostilidad de los mandatarios árabes hacia la lucha palestina despuntó en 1948, cuando las monarquías circundantes hicieron una guerra a desgano y a destiempo, con el único propósito de contener el malestar interno generado por la ocupación sionista. Las víctimas de esa expropiación fueron recibidas como una pesada y molesta carga, que desestabilizaba sus despóticas administraciones.

Cuando los militares nacionalistas tumbaron a esos parásitos, para intentar procesos de desarrollo económico con soberanía política, la retórica a favor de los palestinos fue asumida como un nuevo ingrediente de los discursos oficiales. Pero en los hechos, los gobiernos buscaron someter a un movimiento que desbordaba sus intenciones de estabilizar los sistemas políticos bajo su mando. Esa pretensión de control de los radicalizados refugiados palestinos, condujo a incesantes choques entre los anfitriones y huéspedes de la Nakba.

El conflicto más serio estalló con la monarquía hachemita, que no toleró la presencia de organizaciones palestinas dispuestas a confrontar efectivamente con Israel y terminó expulsando a esas agrupaciones, en un dramático desenlace (septiembre negro de 1970). Los gobiernos de Siria, Irak y Libia continuaron empleando una retórica grandilocuente, pero apuntalando en forma muy limitada a la resistencia.

La OLP cumple 60 años: una historia de esperanza y decepción para los ...Para controlar a los palestinos, Egipto utilizó su liderazgo de la Liga Árabe y conformó una organización de expatriados (OLP), que fue rápidamente capturada por Fatah. El Cairo hizo lo imposible para disciplinar a ese organismo, pero los militantes lograron remodelarlo como un instrumento de su acción autónoma.

Siria brindó mayor acogida inicial a esas organizaciones, en un marco de flujo inferior de los palestinos exiliados. Aportó instalaciones, armamento y sostén de la lucha, pero exigió también el control político de la OLP. Las tensiones derivadas de esa demanda se zanjaron en un conflicto dentro del Líbano (1975-76), que distanció seriamente a ambas partes.

La misma exigencia de subordinación enunciaron los gobiernos más distantes de Irak o Libia, que también albergaron, apoyaron y chocaron con los dirigentes palestinos reacios a seguir sus mandatos. Esos gobernantes buscaron doblegar y disciplinar a la OLP sin eliminarla, apelando incluso a actos de fuerza para lograr esa sumisión.

Fatah, el FPLP y otras organizaciones político-militares nunca llegaron a desarrollar una guerra de guerrillas, que pudiera contrarrestar la superioridad del ejército israelí. Pero lograron algunas victorias de gran significado, como la batalla de Karameh en1968. La principal confrontación se desenvolvió en el Líbano, al compás de invasiones sionistas que culminaron en el gran de choque de 1982.PALESTINA. Grupos de la Resistencia se pronuncian sobre el nuevo gobierno de la OLP

Al cabo de sangrientos enfrentamientos y heroicas resistencias, la OLP no logró el suficiente sostén interno para continuar su lucha en ese país y debió aceptar un compromiso de retiro de tropas y evacuación de dirigentes. No consiguió el anhelado éxito, pero sus militantes fueron despedidos como héroes, cuando partieron al exilio tunecino.

Ese desenlace marcó una nueva modalidad de resultados, que mixturó la ausencia de logros militares, con éxitos político-diplomáticos y naciente legitimidad internacional de la causa palestina (Khalidi, 2024: cap 5).

Las dos Intifadas

La guerra del Líbano derivó en otro paradójico corolario,al estimular un levantamiento masivo en los territorios ocupados. Del contradictorio resultado de la batalla de Beirut emergió en 1987 la primera Intifada. Cuando Israel proclamaba el éxito de su ejército invasor en el Norte, debió afrontar un inesperado estallido en Cisjordania. La adversidad palestina en el terreno militar alentó formas de lucha callejeras, tradicionales y masivas, en las ciudades gobernadas por el sionismo desde 1967.

La Intifada se extendió durante seis años hasta 1993 y fue afrontada por Israel con su habitual brutalidad. Rabin convocó públicamente a romper los brazos y las piernas de los jóvenes manifestantes, que siguieron sacrificando sus cuerpos en las desiguales batallas de las piedras contra los tanques.

57 Palestinians killed in 7 Israeli massacres in Gaza in 24 hoursLa típica desproporción de víctimas volvió a repetirse y el cómputo final de 1996, indicó 1.422 palestinos asesinados frente a 176 caídos de Israel. Los ocupantes no perdieron el tiempo y al compás de los castigos colectivos, las demoliciones de viviendas y los encarcelamientos sin juicio, aceleraron la colonización y los asentamientos.

Una nueva generación de dirigentes locales emergió de la Intifada con perfiles deslindados de la exilada dirección de la OLP. Muchos procesaron esa fisonomía en la experiencia carcelaria, a medida que una quinta parte de la población palestina bajo ocupación transitaba por las duras prisiones israelíes.

La Intifada tuvo un alcance comprable a la rebelión de 1936-39, conquistó una generalizada aprobación populary consiguió una enorme legitimidad internacional. Impactó además sobre la propia población de Israel,al reactivar la acción de las vertientes pacifistas. Esa sucesión de logros obligó a Rabin a iniciar negociaciones con la OLP.

Pero la complementariedad del sistema político sionista operó a pleno y luego de exhibir las demagógicas ofertas del laborismo (Perez, Barak), el comando del Estado volvió a la derecha. Sharon no tardó en montar una provocación en los lugares islámicos sagrados de Jerusalén para reiniciar las masacres. El antecesor de Netanyahu desató en el año 2000 una guerra para doblegar a los manifestantes de Cisjordania y terminó precipitando la segunda Intifada.

Chants of 'intifada' ring out from pro-Palestinian protests. But what's ...Por su elevado grado de militarización, esa reacción fue muy distinta a su predecesora. Las movilizaciones callejeras sin armas fueron reemplazadas por el uso de explosivos y por el dramático recurso de la violencia suicida al interior de Israel, que auspiciaron las nuevas organizaciones (Hamas y Yihad) en disputa con la OLP. Las tropas sionistas respondieron con munición real contra cualquier manifestante, generando un mayúsculo baño de sangre.

Algunos críticos de esa modalidad de resistencia objetaron la táctica por dos razones. Erosionaba la legitimidad internacional de la causa palestina y unificaba a la población israelí bajo la línea dura de la derecha.

Esos cuestionamientos retomaron las evaluaciones de dirigentes de la lucha argelina, que señalaron la inconveniencia de estos métodos frente a una masa de ocupantes, mucho más cohesionada que los colonos franceses del norte de África. Advirtieron que la división y desmoralización que las acciones del Frente de Liberación de Argelia lograban generar en esos pobladores, no se repetirían entre los emigrantes judíos por las singularidades del colonialismo israelí (Khalidi, 2024: cap 5).

Pero la campana opuesta también destacó, que más allá de la efectividad de una u otra forma de acción, los palestinos estaban forzados a la resistencia armada por la invariable brutalidad del opresor.

Rendición y recambios

Palestina: o que é, onde fica, capital, origem e população - SignificadosEn 1988 la OLP asumió un giro estratégico y aceptó el principio de los Dos Estados, como solución para los anhelos palestinos. Archivó su tradicional demanda de un solo Estado, laico, democrático e integrador de las dos comunidades.

Mediante esa definición, Arafat impulsó un proceso de negociación con la contraparte israelí, buscando la aceptación de su movimiento como interlocutor de esas tratativas. Utilizó la enorme reserva moral y política legada por las Intifadas, para desenvolver negaciones en las condiciones fijadas por Estados Unidos.

La dirección de la OLP argumentó que el nuevo marco internacional no dejaba otra alternativa. Egipto había acordado los Acuerdos de Camp David (1978) y un tratado de paz que incluyó el reconocimiento diplomático de Israel (1979).

El declive de la Unión Soviética -que derivó en la implosión de ese sistema (1991)- restaba,además, un aliado esencial en el tablero de las grandes potencias. Finalmente,el triunfalismo de Estados Unidos empujaba a los petroleros del Golfo a suspender su apoyo financiero a las organizaciones palestinas. En ese marco, Arafat convalidó el inició de las negociaciones en Madrid, Oslo y Washington (1993), que culminaron en un simbólico estrechamiento de manos con Rabin.

Ese convenio implicó una rendición de la OLP, que convalidó la ocupación sionista, facilitó la continuidad de la colonización y amplificó el drama del pueblo palestino hasta los terribles niveles actuales.

Nostalgia undone: rethinking the legacy of Yasser ArafatArafat se dejó arrastrar a un proceso que Israel diseñó para ampliar sus dominios. Convalidó el plan concebido por su enemigo y le dio vía libre para extender los asentamientos y para prohibir la entrada a Jerusalén de los residentes de los territorios ocupados. Aceptó la tramposa creación de áreas geográficas divididas (A, B y C), que en los hechos le otorgaron al ejército israelí el control directo e irrestricto de toda Cisjordania. Esa maniobra fue realizada con cínicas ofertas negociadoras del laborismo, que abrieron el paso al vandalismo posterior de sus socios derechistas.

Arafat pudo verificar en carne propia, la capitulación que firmó, en su custodiado traslado a Ramala. Tenía la expectativa de comenzar a gobernar y quedó aprisionado en esa localidad. Antes de su fallecimiento (2004) -en circunstancias no esclarecidas- notó el sistema de control que comenzaba a montar Israel para ampliar los asentamientos, mediante una red de caminos, murallas y puestos de checkpoint. Las promesas de aliviar esa laberíntica estructura de permisos, muros y vallas con los acuerdos de un Oslo II fue directamente archivada.

Mahmud Abás

Los palestinos fueron confinados a sobrevivir en islotes separados y ese aislamiento precipitó el desplome de su economía, que registró una abrupta caída (1993-2004). La contribución de Jerusalén Oriental (árabe) a ese indicador se redujo a la mitad.

La dirección de la OLP cometió ese suicidio político, al cabo de un acelerado proceso de adaptación a las exigencias de Estados Unidos. Supuso que, haciendo buena letra con el gran jugador de la partida regional, podía obtener la soberanía que Israel negaba en forma directa y los gobiernos árabes rechazaban en los hechos.

Por eso buscó el reconocimiento del poder imperial, exhibiendo un perfil de interlocutor amigable. Estableció nexos con los capitalistas texanos asociados a las petro-monarquías del Golfo y terminó repitiendo la aristocrática política de los notables, que a principio del siglo XX apostaron al ingenuo freno británico del sionismo.

Arafat mantuvo hasta último momento sus pretensiones de negociador autónomo. Aprobó la invasión a Kuwait (1991) de Sadam Hussein, en contraposición alalineamiento de Egipto y Siria con Estados Unidos. Pero esas maniobras no mejoraron el status de la OLP, que siguió careciendo de alguna soberanía o autoridad en Cisjordania. Esa privación condujo a la organización al peor de los mundos, cuando mutó de socio a cómplice de los ocupantes.

La transformación de la OLP en la Autoridad Nacional (ANP) incluyó la conversión de sus fuerzas, en organismos de seguridad coordinados con Israel (Khaled, 2025). Gran parte de sus cuadros quedaron enlazados a la estructura del ocupante, luego de su experiencia en las cárceles del sionismo. Esa mutación acompañó la adaptación de sectores acomodados de sociedad palestina, que buscaron la conciliación con Israel en coordinación con los gobiernos árabes promotores de esa adaptación (Hass, 2025).

Resultado de imagen de Edward Said
Edward Said

El rechazo a la rendición de la OLP fue inmediato y contundente en gran parte de la militancia y la intelectualidad. Edward Said definió esa capitulación como “un Versalles palestino» y convocó a repudiarlo, advirtiendo las dramáticas consecuencias que tendría el acuerdo. Esa actitud fue retomada por una línea de pensamiento, que desenvolvió la concepción descolonizadora contemporánea de la batalla contra el sionismo.

Los compromisos de la OLP con el ocupante desgarraron a esa organización, cuando Hamas surgió como un rival interno opuesto al sometimiento a Israel (1987-88).La agrupación desafiante emergió en las Intifadas y canalizó rápidamente el desengaño con la postura conciliadora de Fatah. Creció en el nuevo escenario de resurgimiento islámico y desprestigio de los procesos nacionalistas seculares. Pero ganó autoridad en su confrontación con los dirigentes de la ANP, que exigían disciplina al subordinado status concertado con el ocupante sionista.

El choque entre ambas organizaciones condujo a la ruptura, cuando el triunfo electoral de Hamas en Gaza (2006) fue desconocido por la ANP, que intentó un frustrado golpe de Estado para impedir la asunción de su rival. El contraataque de los afectados fue inmediato y desde ese momento quedó establecida la división geográfica de zonas gobernadas por ambas fracciones.

Israel jugó como siempre a dos puntas, promoviendo a Hamas contra Fatah (cuando eran un grupo religioso minoritario sin perfil político definido) y apoyando a la subordinada ANP (cuando su adversario se radicalizó rechazando la capitulación de Oslo). La misma demonización que promovió durante décadas de la OLP fue ejercitada en los últimos años contra Hamas.Hamas | Definition, History, Ideology, & Facts | Britannica

La consolidación de esa formación como la organización más activa y preponderante de la resistencia en Gaza, siguió una trayectoria muy semejante a la recorrida por Hezbollah en el sur del Líbano. También allí, una nueva formación militante surgió en el terreno abandonado por la OLP. Recogieron las armas dejadas por las fuerzas que partieron al exilio y continuaron la lucha contra el agresor israelí rechazando la rendición de Oslo. Esa batalla se desenvuelve en la actualidad, en un escenario muy distinto al pasado.

El camino hacia un solo Estado

La sucesión de gobiernos derechistas, la expansión de los asentamientos y las sistemáticas masacres de palestinos han destruido la ilusión de resolver el principal drama de Medio Oriente, mediante la erección de Dos Estados. La furia anexionista de Netanyahu ha sepultado definitivamente esa expectativa, luego del incumplimiento laborista de todos los convenios, que disfrazaban el rechazo sionista a ese compromiso. Los acuerdos de paz y las convocatorias a la reconciliación, simplemente enmascararon la expansión de colonias, que imposibilitan la creación de Dos Estados (Pappé, 2025).

Los gobiernos reaccionarios de Israel sepultaron las últimas esperanzas en esa falacia, con la sanción de las leyes anexionistas de Cisjordania y la legalización de la supremacía teocrática judía (2018). Introdujeron un status de ciudadanos de segunda clase para todos los marginados de ese privilegio y reafirmaron la exclusiva pertenencia del territorio a los individuos de origen judío (Williamson, 2025). Esa legislación es explícitamente incompatible con la imaginaria convivencia de losDos Estados.

Pero la ilusión en ese proyecto es periódicamente reactivada, para adormecer la furia de los palestinos con su destino de expropiados. Es la receta que reciclan los poderosos frente a cada levantamiento. Los gobiernos de Francia y Arabia Saudita, con el apoyo del Reino Unido, Qatar y Turquía han resucitado actualmente ese espectro para doblegar la resistencia de Gaza. Exigen el desarme de Hamas para reabrir las tratativas hacia esa ilusoria meta.

Ya saben que esas eventuales negociaciones excluirán cualquier elemento efectivo de constitución de un Estado palestino. No se discutirá la soberanía, la defensa o el derecho al retorno de los refugiados. Simplemente se dirá que en algún futuro indefinido emergerá un país, cuyas prometidas fronteras serán inexistentes porque ya han quedado incorporadas al manejo de los colonos sionistas (Barakat,2025).

Todo el palabrerío sobre los Dos Estados enmascara una exigencia de rendición de los resistentes y una aceptación de la ocupación israelí,que en el caso de Gaza sería disfrazada con representantes degobiernos árabes o funcionarios de la ANP. La desgastada trampa de prometer alguna convivencia de dos administraciones opera como simple encubrimiento de las masacres de Netanyahu (Sanz,2025).

La única solución real al drama de Medio Oriente es la erección de un solo Estado binacional, que integre con derechos igualitarios a todos los habitantes del territorio. La conformación efectiva de Dos Estados habría constituido un paso hacia ese entramado común, si hubiera incluido normas comprobables de soberanía palestina. Como ninguno de esos derechos fue siquiera concebido en los acuerdos de Oslo, la batalla por un solo Estado ha quedado reabierta sin ningún atajo o desvío.

Es la demanda que inicialmente maduró la OLP, cuando sustituyó la exigencia de recuperar todo el territorio para los expulsados de la Nakba (1964) por la demanda de forjar un nuevo Estado laico y democrático, para todos los habitantes instalados en esas tierras (1968).

Ese cambio sustancial es ignorado por los difamadores sionistas, que presentan a sus opositores como antisemitas embarcados en el exterminio del pueblo judío. Con esa falsificación omiten que nadie pretende esa aniquilación. El histórico canto que convoca a forjar un Estado emancipado “desde el rio hasta el mar”, postula en la práctica la convivencia de los palestinosy los israelíes en un hogar compartido.

Retomar esa vieja bandera de la OLP de un solo Estado democrático -rechazando todos los engaños de Oslo- es la estrategia actual de muchos referentes de la causa palestina. Es un planteo también propiciado por distintas figuras políticas, para desenmascarar las trampas de los gobiernos occidentales con sus cómplices de las monarquías y las dictaduras del mundo árabe.

La atroz violencia de los gobiernos derechistas en las últimas décadas, ha impedido el progreso de formas embrionarias de gestación de un futuro Estado compartido. Esos gérmenes despuntaban en las zonas de convivencia de árabes eisraelíes al interior del Estado sionista, con ciertos vínculos laborales, idiomáticos o culturales con los vecinos.

Algunas formaciones políticas como el Partido Comunista auspiciaron esa integración, lidiando con la feroz hostilidad de los anexionistas. Las vías de comunicación abiertas entre israelíes y palestinos partidarios de auspiciar la construcción de una solo Estado han sentado las bases para ese proyecto descolonizador (Pappe, 2022)

Heroísmo, resistencia y lucha

El anhelo de forjar un solo Estado choca actualmente, con la monumental fosa que separa a los palestinos y a los israelíes, al cabo de tantas décadas de matanzas. Resulta indispensable reconocer el tremendo impacto de ese abismo, para registrar las dificultades que afronta esa solución.

Pero no existe otro sendero positivo, deseable o progresista para encontrar algún remedio a la pesadilla que vive esa región. La batalla por el Estado único transita por incansables campañas, para esclarecer la legitimidad de dos naciones ya constituidas con derechos a ejercer su soberanía. Como se ha demostrado que esa independencia no puede efectivizarse en dos Estados separados, se impone forjarla en un ámbito común.

El fin del Apartheid en Sudáfrica es la referencia habitual de ese proyecto, porque allí fracasó el intento de perpetuar la segregación, conformando los cinco bantusanes que el liderazgo de Mandela se negó a aceptar. En un rechazo del mismo tipo se inspira la denuncia actual de la farsa sionista de los Dos Estados (Eid, 2025).

El proyecto de un Estado compartido es la solución contrapuesta al exterminio de los indígenas, en que se asentó el surgimiento de Estados Unidos.También es un modelo antagónico a la expulsión de los colonos que prevaleció en Argelia. Supone un proceso de dessionización, equivalente al desarme de todo el andamiaje de segregación, que mantenía la minoría blanca sobre la mayoría de color en África del Sur.

En el caso de Israel, erradicar los privilegios coloniales del sionismo supone eliminar todos los derechos asignados a los habitantes y emigrantes judíos, en desmedro de los palestinos, concertando además las modalidades actuales que tendría el retorno de los refugiados.

O que é o sionismo: entenda a concepção e a história do movimento ...Tal como ocurrió con el proceso de desnazificación de posguerra, la dessionización supone no solo eliminar los símbolos y leyes de la opresión. Requiere también juzgar y castigar a los culpables de los crímenes padecidos por los palestinos.

La lucha es el único medio disponible para lograr esas metas. Los palestinos están pagando un costo humano que ya supera todo lo imaginable, pero como ha ocurrido con otros pueblos en el pasado, no tienen otra alternativa que seguir batallando. Ya son varias generaciones que han perdido vidas, familias, territorios y culturas y vuelven a demostrar en Gaza, su decisión de luchar hasta la victoria del anhelo nacional palestino (Baroud, 2025).

Es cierto que no han logrado su meta, pero ya conquistaron un nivel de visibilidad y legitimidad que permaneció oculto durante décadas. Han impuesto su derecho a exponer una historia que el sionismo mantenía acallada y despiertan una inédita adhesión, que por primera vez desborda ampliamente al mundo árabe. En las principales universidades del mundo se discute, difunde y aprueba la causa palestina.

Los luchadores de esa gesta empiezan a ser conocidos y admirados más allá de su ámbito directo. Es el caso reciente de Georges Abdallah, que estuvo más de 40 años preso en cárceles francesas por presiones directas de Estados Unidos, a pesar de las irregularidades de su detención. Nunca fue probada su participación en los hechos que le imputaron, pero defendió con gran valentía el derecho de los palestinos a ejercer su resistencia. Rechazó indemnizaciones y compromisos para ser liberado y su excarcelación fue un efecto directo de las movilizaciones actuales por Gaza (Abdallah, 2025).

En medio la espantosa secuencia de líderes asesinados por Israel, no se pierden los puentes entre las distintas generaciones de la resistencia palestina. El heroísmo de esas conducciones es un dato conmovedor y aleccionador, que contrasta con la traiciones y duplicidades del grueso del liderazgo árabe. En el próximo texto analizamos ese contrapunto.

Resumen

 La resistencia del pueblo palestino es impactante. Esa nación despuntó tempranamente, pero fue sofocada por la avalancha sionista y por el aplastamiento de una olvidada rebelión. La derrota de esa revuelta precipitó la Nakba, pero los refugiados convulsionaron el vecindario y construyeron su identidad en tensión con sus anfitriones.

Las Intifadas erosionaron el campo enemigo, conquistaron legitimidad internacional y alumbraron una nueva dirigencia. Pero en la negociación de los Dos Estados se convalidó la ocupación y su defensa enmascara una rendición. La única solución es forjar un solo Estado binacional con derechos igualitarios.

*Economista, investigador del CONICET, profesor de la Univesidad de Buenos Aires, miembro del Economistas De Izquierda.

También podría gustarte

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.