La campaña contra Venezuela, ejemplo modélico de manipulación de matrices

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Néstor Francia.*

La reciente campaña político-mediática internacional contra Venezuela, la más intensa en varios años, podría ser un excelente material de estudio en cualquier escuela de comunicación social sobre el tema de la generación de matrices. El lunes 8 de marzo fue un día muy movido en ese sentido.

Comencemos con el diario derechista ABC de España, que publicó presuntas evidencias de contactos por internet que habrían mantenido las FARC y el grupo separatista vasco ETA, donde se evidenciarían los supuestos entrenamientos que habrían mantenido estos últimos en campamentos guerrilleros. Según ABC, las 10 comunicaciones recuperadas del “computador de Raúl Reyes”, sirvieron para el auto dictado por el juez Eloy Velasco, en el que se vincula a ambas organizaciones con el gobierno venezolano.

El auto del juez Velasco recoge diez de las comunicaciones que por internet habrían mantenido varios dirigentes de las FARC sobre dos cursillos que ocho etarras habrían recibido en 2003. A cambio de ese entrenamiento, ETA habría mostrado su disposición a ayudar a sus “colegas” a cometer atentados en España contra políticos colombianos.

Por otra parte, el diario El Tiempo de Bogotá reportó que las principales rutas del narcotráfico que emplean las FARC pasan por Venezuela, Panamá y el Pacífico, y son lideradas por siete jefes rebeldes. Lo más notable de esta información es que se basa en documentación hallada en…¡otro computador! Esta vez la propiedad del equipo se le atribuye a “Edgar Tovar”, jefe del Frente 48 de las FARC, abatido por las fuerzas militares.

Siguiendo con la gran campaña de manipulación político-mediática que tiende a la criminalización de Chávez y la Revolución Bolivariana, aparece también ayer un informe de la Oficina estadounidense de auditoría gubernamental[1] (GAO, por sus siglas en inglés), donde se afirma que el aumento del tráfico de drogas a través de Venezuela y la permisividad de nuestro país con grupos armados ilegales colombianos son un obstáculo para la lucha antinarcóticos de Estados Unidos.

Por supuesto, las falsedades del “informe” fueron rebotadas rápidamente por los medios de comunicación. Según este tendencioso documento:

“Aunque Venezuela tiene sus propias iniciativas antidrogas y dice que no necesita la ayuda estadounidense, la información disponible muestra que el tráfico de drogas a través de Venezuela va en aumento… Si grupos armados ilegales continúan encontrando refugio en Venezuela y reciben apoyo de Venezuela, la atmósfera permisiva y la falta de cooperación muy probablemente afectará los avances en seguridad que se han hecho en Colombia desde 2000”.

Nótese la coincidencia con las conclusiones del juez Eloy Velasco y la aviesa intención de adjudicar a Venezuela posibles fallas en los supuestos objetivos del Plan Colombia referidos a disminuir la incidencia del narcotráfico en el país.

También aparece ayer de nuevo un informe de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes), según el cual Venezuela es el punto de partida de la mayor parte de la cocaína que entra en Europa Occidental: “Según la Organización Mundial de Aduanas, en Europa occidental la mayor parte de la cocaína entra por contrabando procedente de la República Bolivariana de Venezuela”.
 
No puede haber ninguna duda de que la intensidad de esta campaña es un presagio de agresiones físicas, concretas, inclusive armadas, contra la Revolución Bolivariana. Ante los elementos que maneja el Imperio, y que apuntan a una consolidación de la revolución en Venezuela, se prepara el escenario para desechar la vía electoral, donde se duda de una oposición fracasada y sin norte, para pasar a la subversión directa y a la intervención si se la considerase necesaria.

El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer que espera “poder contar” con el apoyo de Venezuela en la lucha contra ETA, y solicitó al gobierno de Chávez respeto para las instituciones judiciales españolas y para el ex presidente José María Aznar.

En la misma entrevista, Rodríguez Zapatero afirmó que la del juez Velasco es una acción judicial a la que “todo el mundo debe prestar colaboración”, y agregó que el Gobierno de Venezuela ya ha desmentido en un comunicado la existencia de ese vínculo. “Venezuela ha expresado su condena, su rechazo absoluto al terrorismo”, dijo el presidente español. Pero también afirmó que no considera “aceptables” las declaraciones del canciller venezolano, Nicolás Maduro, quien el domingo afirmó que el juez Velasco está vinculado con la mafia del ex presidente Aznar.

Los vaivenes de Rodríguez Zapatero tienen que ver con la situación interna de España. Su gobierno, socialdemócrata, neoliberal, ha decepcionado al electorado que lo eligió, y hoy está en serio peligro de ser desplazado, por vía electoral, por el Partido Popular (PP), la organización de ultraderecha alineada ajustadamente con las políticas de Estados Unidos, y enemiga jurada de Chávez y la Revolución Bolivariana.

El PP ha tomado como bandera la pantomima del juez Velasco y, con apoyo mediático de diarios como El País y ABC, ha cargado con nuevos bríos contra Venezuela y contra el gobierno de Zapatero, a quien acusa de debilidad y pusilanimidad ante el gobierno de Chávez. En esa situación, el gobierno del PSOE vacila, cede a las presiones y habla para adelante y para atrás. Ante esta circunstancia, simplemente hay que ser cautelosos mientras se enfrenta el temporal.

Las acusaciones de Velasco no llegarán, por supuesto, a ninguna parte. Pero la matriz está allí y seguirá siendo alimentada. Hay que prepararse para todo.

[1] Ver aquí.

* Analista de asuntos políticos.
 

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