La Asamblea Nacional y el futuro inmediato de Venezuela

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Néstor Francia.*

Mañana se instalan los nuevos diputados de la Asamblea Nacional ¿En qué contexto político se da este hecho de gran relevancia apenas se inicia el año 2011? En líneas generales, trataremos de dar respuesta a esta interrogante en nuestro primer análisis del año. Lo primero es dejar en claro que la táctica radicalizadora de la Revolución impulsada sabiamente por Chávez, implica por supuesto una intensificación de la polarización política en el país.

Venezuela está “repolarizada” en el sentido de que las voces que llamaban a la conciliación se han apagado de lado y lado, y está más claro que nunca de que esto es una guerra a muerte, entre dos estrategias que son esencialmente antagónicas y que no tienen punto de encuentro posible. La vía hacia el socialismo y la conservación del capitalismo son absolutamente excluyentes entre sí.
 
Dentro de esa perspectiva, una de las tácticas  principales de la oposición es eliminar la etiqueta de democrático de la imagen del gobierno revolucionario. Desde los medios periodísticos de la derecha y por boca de sus voceros, la contrarrevolución tratará de imponer la matriz de que avanzamos aceleradamente y sin retorno hacia una dictadura. Ya lo dijo Chávez en sus “Líneas” del 26 de diciembre pasado:

 “Esta semana, cuando apenas hemos esbozado la concepción para enfrentar la crisis, ya comenzaron a “ladrar los perros”. En sus ladridos, desconocen a nuestra Carta Magna y van contra su espíritu, alegando que estamos dando un golpe de Estado contra la misma, como justificación y preludio del golpe que ellos sí están tramando”.

Sin embargo, para la oposición no será fácil superar la contradicción entre esta matriz y la realidad de una Asamblea Nacional activa y en debate. Por eso para ellos el buen funcionamiento de la AN no es un desiderátum, más bien pretenden usarla como pistón para impulsar el sabotaje y la desestabilización. Para lograrlo cuentan con la esperanza de poder movilizar, aunque sea parcialmente, sus fuerzas en la calle —aunque sus últimos ensayos no son para ellos alentadores: la medianoche de año nuevo los encontró en la UCV en patética soledad, la gente no respondió a su llamado, y prefirió la cena familiar y la rumba a la convocatoria escuálida.

Pero están obligados a seguir tratando. Diego Scharifker, el nuevo líder sionista de la FCU de la UCV, afirmó: “Si llegan a aprobar y llega a firmar el Presidente de la República ésta Ley de Universidades para que aparezca publicada en Gaceta Oficial, nosotros saldremos de manera masiva y contundente a las calles venezolanas en contra de ésta ley”. Por supuesto, esto parece más una fanfarronería que otra cosa, sobre todo con lo de “masiva y contundente”.

Pero el intento lo harán, si no logran movilizar mucha gente, con la poquita que convoquen tratarán de armar algunos barullos, parece no quedarles otra.

Dentro del escenario de polarización intensa, los campos tienden a definirse con mayor nitidez. Ambos polos se plantean para este año una estrategia de unificación de las fuerzas. Diversas voces opositoras, como lo hemos señalado en anteriores informes, se pronuncian por la conformación de un frente que amplíe la base de la MUD. Uno de los últimos en pronunciarse en tal sentido fue el tránsfuga Henry Falcón, quien anunció su integración a la Mesa de la Unidad Democrática del estado Lara. En el acto, se hicieron presentes todos los integrantes de la MUD, y  factores que respaldan al gobernador.

Mientras, del lado de la Revolución, Chávez ha proclamado que 2011 será el año de la conformación del gran Polo Patriótico: “Necesitamos un gran centro de luces y de acción capaz de reunir a todas las fuerzas populares, más allá del PSUV.” La creación de estos dos frentes será algo positivo, pues la clara delineación de los campos debería favorecer la profundización de la conciencia política del pueblo

No hay duda, hay que decirlo, que la estrategia de la oposición y la canalla mediática, junto a las presiones de la fortalecida ultraderecha estadounidense, comienzan a producir algunos resultados. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, mostró su preocupación debido a la Ley Habilitante que se le otorgó al presidente Hugo Chávez y las leyes que ha aprobado la AN venezolana, ya que, según él, “Afectan las capacidades de actuación del próximo Congreso”.

Además, señaló que “el equilibrio de poderes es un tema que está en la Carta Democrática Interamericana”, por lo que debería “tener la posibilidad de presentar opiniones u objetar acciones”. Insulza indicó “cuando se dictan leyes como la Ley Habilitante, con la magnitud que tienen y la duración que tiene, en la práctica es como decirle al Congreso que se va a instalar que eso anuncia una serie de temas que el presidente podrá consultar o no porque ya tiene autoridad para decidir lo que quiera”. I

Igualmente, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos envió una comunicación a Globovisión para manifestar que “sigue con atención el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela y el caso de Globovisión en particular”.

Este tipo de posiciones probablemente se repetirá en la medida en que el gobierno profundice y radicalice las políticas revolucionarias. También a lo externo es probable que se dé una especie de polarización más marcada con respecto a la situación de Venezuela. Esto también es positivo en el contexto de situación pre-revolucionaria en toda América Latina.

En medio de todo esto, se dan dos hechos positivos para nuestras políticas internacionales. Por una parte, el avance de la recomposición de las relaciones con Colombia, y por otro lado el recule de USA en el tema de Larry Palmer, el embajador injerencista rechazado por Venezuela. Se trata de una victoria evidente de la política soberana de nuestro país.

La muerte de Carlos Andrés Pérez ha sido otro elemento útil para definir posiciones políticas en el país. Por una parte, el escualidismo trata de reivindicar su imagen política, obviando intencionalmente referencias a sus acciones más criminales y antipopulares, mientras que los revolucionarios han intentado —con cierta debilidad, en nuestra opinión— no dejar en el olvido hechos como el Caracazo, cuando CAP estuvo precisamente al frente de la masacre.

Otras cosas habría que rememorar, como el hecho de que CAP era el llamado “Ministro de Policía” (de Relaciones Interiores) del nefasto gobierno de Rómulo Betancourt, cuando se generalizaron la persecución, la tortura y los asesinatos políticos en Venezuela.

A veces la canalla mediática saca ventaja de cierta timidez política de nuestra parte. Es verdad que debemos respetar el dolor de la familia en lo personal, pero de ninguna manera podemos obviar el juicio político de este genocida, en momentos cuando los escuálidos tratan de reflotarlo como un héroe de la “democracia”.

* Analista de asuntos políticos.
 

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