Relanzan la Teología de la Liberación en Venezuela

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Andrés Paravisini R.*

Del este y oeste de la ciudad, comunidades cristianas de base se organizaron para el relanzamiento en Caracas de la Teología de la Liberación. Bajo los esquemas de organización social actuales, los creyentes de “otro cristianismo posible” manifestaron su compromiso con los pobres.

 

El primer paso lo realizaron la semana pasada cuando se reunieron durante tres días en la parroquia de Caricuao para ofrecer un homenaje a la vida de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, reconocido sacerdote salvadoreño asesinado el 24 de marzo de 1980. Un disparo al corazón acabó con su vida, en la eucaristía, por su postura a favor de los pobres durante la represión del gobierno salvadoreño en el conflicto armado. La actividad fue promovida entre otros por los padres Bruno Renault, Numa Molina y Pablo Urquiaga.

“Son minorías que se están organizando de una manera muy discreta, que es una cosa buena. Pero de vez en cuando es bueno mostrarse para agitar la bandera, no del triunfalismo, sino de la existencia. Todavía vivimos y estamos a favor de los pobres y aspiramos una fraternidad que sea más efectiva que lo que nos propone nuestra parroquia, ese es el objetivo”, señaló Bruno Renault, sacerdote de varias comunidades en Petare.

En la actividad se nombró al mártir salvadoreño como patrón de las comunidades. Además se discutió la problemática que las afecta.

“La Teología de la Liberación es la aplicación permanente de juzgar y actuar para que la vida cristiana tenga un impacto concreto sobre la realidad y una invitación a la liberación”, comentó Renault.

Explicó que por ello el movimiento también critica a las propias instituciones eclesiásticas.

“Jesús se presentó como un hombre comprometido con los pobres y las necesidades de su tiempo. No sólo para la liberación del pecado, sino de las estructuras de opresión y para la liberación de todo lo que oprime al pobre”, apuntó el religioso.

 Otro Dios es posible

Estos grupos, constituidos en comunidades eclesiales de base, tienen presencia en varias zonas pobres de Caracas, como Petare y Caricuao, donde la organización formal de la Iglesia Católica no llega.

“Son grupos eclesiales que buscan poner en práctica el evangelio en la vida, en la lucha social, en el trabajo con los más pobres y en la resolución de los problemas de la comunidad”, explicó el padre Numa Molina, párroco de la histórica iglesia de San Francisco.

Para el párroco la práctica del evangelio en las comunidades, que no es bien vista por la Iglesia tradicional, ha sido clave para recuperar la “coherencia” de los preceptos del cristianismo.

“Hay gente que ya no va a la iglesia porque el padre sólo habla de política y están buscando una iglesia que hable del evangelio desde lo vivencial. Entonces hay una vuelta hacia lo práctico, hacia lo testimonial y por eso se anotan tantas personas en la lucha por las comunidades”, señaló el sacerdote de la orden jesuita.

Para Numa Molina la diferencia es que un evangelio que se queda en el templo, “no trasciende y no transforma”.

El párroco señaló que lo más importante es que las personas que participan en estas actividades están comprometidas en las luchas y misiones sociales dentro de sus comunidades.

“Desde sus convicciones cristianas siguen teniendo fe en Dios y soñando que otro Dios es posible”, acotó el párroco. Agregó que “necesitamos gente radicalmente coherente y esos serán los radicalmente revolucionarios. Eso comienza por un cambio en el espíritu y llevando el evangelio a las comunidades”.

*Publicado en Ciudad Caracas

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