México: “Policías golpearon a mi hijo hasta matarlo”

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Mario Casasús.*

El periodista Federico Chilián Orduña denuncia a policías del estado de Veracruz por el asesinato de su hijo Pablo Chilián Espinosa (1972-2009). “El cuerpo de mi hijo apareció golpeado, lacerado y fracturado de todas las extremidades; lo venimos a sepultar a Puebla".

 

Y agrega: "No tenemos conocimiento del avance en la investigación, pese al relato de José Gerardo Palacios Anzaldo —testigo presencial de la detención de la policía—, contamos con la descripción de los policías y el número de patrulla, a pesar de los datos concretos que él señaló no se traducen en un resultado positivo para hacer Justicia”.

Director del periódico regional Transición de Puebla, Federico Chilián Orduña participó en la Marcha Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad: “No conocía a nadie antes de la marcha, fue un proceso terapéutico de sanación que se inicia con la movilización, me hizo sembrar la esperanza, confío en la ciudadanía –particularmente en los jóvenes que trabajan con la mejor intención.

"Mi generación forma parte de la corrupta clase política, la que descompuso al país por su desmedida ambición, sus fortunas son producto de la corrupción, del latrocinio, de la desviación de recursos del erario, esto aumentó la desigualdad en México, la miseria lacerante afecta a más de 40 millones de mexicanos”.

—El poeta Javier Sicilia inició la instalación de placas en “El muro del holocausto” para recuperar la memoria de todas las víctimas; don Federico, ¿cuál es la historia de su hijo?

—Mi hijo Pablo era un joven interesado en las artes gráficas, estudió diseño gráfico, se dedicaba al estampado de playeras, las vendía al mayoreo y menudeo, creció aprendiendo muchas cosas de manera autodidacta; sabía de computación, realizaba un trabajo muy apreciado por su clientela y amigos. Era un chico que no fumaba, ni tomaba, no frecuentaba las discos, amaba el deporte, en especial la natación y el ciclismo. Tenía 37 años, le sobrevive su hijo de 4 años.

—¿Cuáles son las circunstancias por las que implican a policías en el asesinato?

—Al salir de su jornada de trabajo, el 10 de diciembre de 2009 —paradójicamente el día de los derechos humanos—, policías de Veracruz violaron todos los derechos de mi hijo Pablo; vivimos en la total desconfianza de la calidad moral de las autoridades, deberían mostrar más interés en aclarar la investigación para evitar permanecer en tela de juicio y recuperar la reputación de la autoridad.

—¿Cómo encontraron el cadáver de su hijo Pablo?

—El cuerpo de mi hijo apareció golpeado, lacerado y fracturado de todas las extremidades; lo venimos a sepultar a Puebla. Si mi hijo hubiera perdido la vida en un accidente o por alguna enfermedad yo estaría resignado, contra lo irremediable no hay más que conformarnos; pero fue muerto en circunstancias que no podemos admitir, porque mi muchacho no era ningún delincuente, no estaba involucrado en hechos ilícitos, tenía una vida por delante. No hay dolor más grande que la muerte de un hijo.      

—¿Hubo avances en las investigaciones?

—No, a más de año y medio de ocurrido el crimen no tenemos conocimiento del avance en la investigación, pese al relato de José Gerardo Palacios Anzaldo -testigo presencial de la detención de la policía-, contamos con la descripción de los policías y el número de patrulla, a pesar de los datos concretos que él señaló no se traducen en un resultado positivo para hacer Justicia.

—¿Qué tipo de recursos legales interpuso para esclarecer el crimen?

—El mismo día de ocurrido los hechos, le informé al entonces gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos —los altos funcionarios de la CNDH manifestaron que darían seguimiento a las investigaciones—, sin embargo el Ministerio Público de Papantla Veracruz no ha dado resultados de la investigación, ni han presentado a los culpables.

—Don Federico, ¿por qué partió desde el principio en la Marcha Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad?

—Espero que con la movilización estemos unidos para reclamar Justicia y el fin de la guerra de Felipe Calderón. El poeta Javier Sicilia recibió la solidaridad de la gente, de los medios de comunicación, de los intelectuales que lo conocen, gracias a ello fue un éxito la convocatoria de la Marcha Nacional. Tengo la esperanza de que se esclarezcan los crímenes, es el grito de las madres de las desaparecidas y de los padres de los jóvenes asesinados por la guerra y la corrupción de las fuerzas armadas y policíacas. Exigimos a las autoridades que recapaciten en su estrategia del combate al narcotráfico y que depuren a la policía y al Ejército.

—¿Tenía el acercamiento con otros padres de víctimas de la guerra del régimen de Felipe Calderón?, ¿cómo asimiló el encuentro con los padres y madres de víctimas?

—No conocía a nadie antes de la Marcha Nacional, fue un proceso terapéutico de sanación que se inicia con la movilización, me hizo sembrar la esperanza, confío en la ciudadanía –particularmente en los jóvenes que trabajan con la mejor intención-, mi generación forma parte de la corrupta clase política, la que descompuso al país por su desmedida ambición, sus fortunas son producto de la corrupción, del latrocinio, de la desviación de recursos del erario, esto aumentó la desigualdad en México, la miseria lacerante afecta a más de 40 millones de mexicanos, ¿cómo es posible que tengamos a Carlos Slim en el número uno de Forbes cuando grandes capas de la población no tiene nada para comer?, le tengo esperanza al movimiento social, a los jóvenes; de las autoridades ya no me hago ilusiones.

—Ante la desconfianza que tenemos en las autoridades, ¿habría la intención de las víctimas para presentar las demandas ante la comunidad internacional?

—Claro que sí, espero acudir a Amnistía Internacional, de no haber avances acudiré a todas las instancias de la defensa de los derechos humanos para que coadyuven en el esclarecimiento de los crímenes, no sólo el asesinato de mi hijo. Durante la Marcha Nacional, tuve la posibilidad de saludar al obispo Raúl Vera, me dio mucho gusto encontrarme al hombre de fe que siempre he admirado por su valentía, por su tenacidad, le dije al obispo “no crea que yo aprecio a todos los clérigos, usted es un caso de excepción de la Iglesia Católica mexicana”; porque en Puebla vivió Marcial Maciel, ahí fundó la universidad de los Legionarios de Cristo, ese personaje me resulta indignante. En cambio el Obispo Raúl Vera está con nosotros, recogió mi queja y levantará la voz para exigir Justicia.

—Finalmente, ¿cuál es su expectativa después del 10 de junio con la firma del Pacto Nacional con la ciudadanía?, ¿se movilizará a Ciudad Juárez?

—Desde luego mantendré comunicación con los convocantes de la Marcha Nacional, dejé mis datos —teléfono y correo electrónico—; vamos a llevar a la red todos los contactos y ampliaremos el listado de ciudadanos que luchamos por la Paz con Justicia y Dignidad. Felicito al poeta Javier Sicilia y a todo el equipo que lo acompaña porque han realizado un excelente trabajo y me felicito de ser parte de esto, usted mire el cariño y la generosidad de los pueblos por donde caminamos, esto habla del amor que nos hace falta extender.

"Yo vengo de la generación de “Amor y paz”, nos veían raro, decían que éramos exóticos; bauticé a mi hijo “Pablo” por Neruda y Picasso, también se llamaba “Nguyen” por Phu Trong el líder vietnamita, mi hijo era un artista".

* Periodista.
Publicado originalmente en www.elclarin.cl —se reproduce aquí por gentileza del autor.

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