María Emma Mejía: Juntos (en UNASUR) somos potencia”

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–Es lo que pudieron avizorar las presidentas y los presidentes. Por primera vez la región es capaz de anticiparse y de ayudar, incluso. Lo último es sorprendente. Ya tuvimos reuniones, una de ellas en Buenos Aires, sobre temas económicos y financieros, con ministros y presidentes del Banco Central. Podemos intercambiar experiencias de política, podemos proteger las reservas, podemos ser audaces en generar formas, fortalecer mecanismos como la Corporación Andina de Fomento, el Fondo Latinoamericano de Reservas…

Hay que innovar sin miedo, sin dogmatismos y sin ideologizaciones. En lugar de ver una amenaza en el mundo exterior, queremos hoy tener una relación a partir de lo que somos: una zona de paz que preservamos en una región que tiene reservas alimentarias y energéticas y quiere desarrollarse industrialmente aún más.

–Si Sudamérica tiene esas ventajas y buena parte del mundo está en crisis, una tentación puede ser el paso del peligro a la paranoia.

–Sería equivocado. Se evita con visión estratégica. Por suerte tenemos presidentes muy sólidos, lo mismo que los cancilleres. No sé si nos habrán inspirado los bicentenarios pero así es.

No es un chiste pensar que cuando Juan Manuel Santos va al Asia, o cuando Cristina Fernández va a París, o cuando Dilma Rousseff habla de la situación económica mundial, explican qué hicimos los sudamericanos entre los países emergentes y por qué nos fue bien en los últimos años. Hablan de la importancia del comercio en monedas propias, de las políticas sociales, de la preocupación conjunta. Son realidades, no paranoias.

–Ya que menciona a Santos, dijo en Buenos Aires, de visita oficial, que el presidente Hugo Chávez es un factor de estabilidad en Venezuela. ¿Usted lo ve así?

–Debo ser más discreta que el presidente Santos, porque represento a todos los países. Pero creo que hay una oportunidad en la diversidad sudamericana. Cuando luego de la mediación del presidente Néstor Kirchner como secretario de Unasur Chávez y Santos reanudaron relaciones y emprendieron después un proceso de cooperación intenso no lo hicieron, como a veces escucho, por pragmatismo. Fue una actitud por parte de ambos de enorme madurez política. La diversidad pasa a ser un valor en el mapa político, no un problema.

Se trata de construir respeto mutuo, lo mismo que sucedió entre el presidente Santos y el presidente Rafael Correa de Colombia. Hay que creer en aquellos que creen en el bien mayor, que es precisamente la integración. Vivimos en el mismo sitio. Somos países importantes, pero juntos somos potencia. Y hoy, especialmente, frente a la coyuntura, frente a una crisis nueva, las actitudes de cooperación no sólo no se debilitan sino que se fortalecen.

Pues claro que hay diferencias, pero los presidentes se reúnen, discuten, las resuelven y se fortalecen en los objetivos comunes. Por eso quise decir, en mi ponencia en Mar del Plata, que somos un poder emergente con valores compartidos, con acercamiento incluso en cuestiones de defensa común y una mirada que busca llegar como mínimo al 2030.

*Periodista de Página 12

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