La oposición parlamentaria —es un decir— del gobierno de Sebastián Piñera luce preocupada. En los últimos dos viajes al exterior el primer mandatario no ha metido la pata.
"Nos deja sin argumentos", se quejaba un senador famoso por su liviandad mental. Otro augusto parlamentario insistía en que "así no hay oposición posible".
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