RESPONSABILIDAD HUMANA Y DESTRUCCIÓN MARINA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoEstudios recientes y otros más antiguos vienen advirtiendo que la situación de los océanos será crítica dentro de 10 ó 15 años, lo que constituye una nueva amenaza para la supervivencia del planeta si no se emprenden medidas para limitar la pesca y poner al resguardo a importantes zonas del gran ecosistema marino.

Las investigaciones subrayan la necesidad de avanzar en la toma de conciencia por parte de la población y de los gobiernos mundiales sobre el difícil equilibrio en el que se encuentra los mares. Asimismo, todos ellos, destacan la importancia que tienen los océanos para garantizar la vida humana como proveedores de alimentos y de recursos imprescindibles para la supervivencia.

A comienzos del siglo 21 y considerando los últimos 50 años no podemos decir que el hombre no ha mejorado su conocimiento sobre los océanos y la vida marina, principalmente gracias al desarrollo tecnológico, pero en ese mismo período ha puesto en peligro ese ecosistema por la extracción permanente y agresiva de sus recursos y la contaminación indiscriminación del medio.

La actividad pesquera, por ejemplo, ha puesto en riesgo de desaparición a algunos de los grandes mamíferos marinos como son los delfines, las ballenas, los leones marinos, las focas y los tiburones, además de llevar a un grave peligro de extinción a otras especies como el atún y el bacalao.

Para tener la seguridad de que legamos a las generaciones futuras un mundo más sostenible y para garantizar la supervivencia de un planeta de 6.000 millones de personas, es urgente que se tomen medidas en el ámbito mundial, como la limitación de la pesca, en especial la de arrastre, la declaración de zonas protegidas en «al menos» la mitad de los océanos del mundo, el desarrollo de fertilizantes agrícolas no destructivos y, obviamente, no tóxicos, dado que estos son una fuente dramática de contaminación marina.

Teniendo presente además que cerca del 90 por ciento de la biomasa viviente del planeta se encuentra en los océanos y que actualmente alrededor del 70 por ciento de las pesquerías marinas del mundo están agotadas o han excedido su límite sostenible, entonces, estamos hablando de un problema mayor, dado que es la posibilidad misma de la vida la que se encuentra amenazada. Para Oceana el mar es el reflejo de la vida, por ello es una responsabilidad crucial actuar como seres racionales y civilizados.

Esto nos hace enfrentar el nuevo siglo como un desafío, donde seamos capaces de comprender la vulnerabilidad y la capacidad de resistencia y adaptación de los ecosistemas, de manera que podamos encontrar formas para conciliar las exigencias del desarrollo humano y la capacidad de tolerancia de la naturaleza.

Los organismos internacionales, los gobiernos, las comunidades locales, los centros de investigación, las empresas y otras entidades privadas tienen la posibilidad de llevar a la práctica una acción distinta frente a los océanos en las políticas que formulan, en los proyectos que emprenden e incluso en sus operaciones cotidianas.

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* Economista y dirigente social. Director de Océana para América del Sur y Antártica.

 

 

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