Argentina: ESPIONAJE A PERIODISTAS, FUNCIONARIOS, LEGISLADORES Y JUECES.

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Una gravísima operación de espionaje estalló en los últimos días y con las horas parece ir creciendo. Detalles de la vida privada, incluyendo fotos y otros datos, de un altísimo funcionario del Ejecutivo, un ministro, un integrante de la Corte Suprema, un ex gobernador, un intendente, un ex secretario de Estado y un colaborador de la Presidencia de la Nación fueron develados a través de correos electrónicos enviados desde direcciones que pertenecen a varios conocidos periodistas.

Es decir que a éstos les entraron a sus casillas de correo electrónico utilizando sus claves secretas y desde allí enviaron los datos sobre la vida privada de los funcionarios a toda la libreta de direcciones de los periodistas. En la Casa Rosada sostienen que se trata de una maniobra de espionaje realizada por la “mano de obra desocupada”, la forma en que comúnmente se denomina a los ex integrantes de la SIDE. Y, de hecho, sucede que buena parte de la información aparece publicada en sitios de internet vinculados a los ex agentes.

No faltan quienes hablan de ex servicios trabajando a pedido de narcos y otros creen que podrían ser los miembros de los recientemente disueltos servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas.

La operación más llamativa de espionaje de las últimas semanas se produjo en perjuicio del periodista del diario Clarín, Daniel Santoro. Entraron en su casilla de correo usurpándole la «password» y robaron los textos de e-mails que se cruzó Santoro con el juez Daniel Rafecas, que está cargo de la causa conocida como Viñas Blancas, en la que están procesados dos serbios, Dejan Trsic y Dragoslav Ilic.

Pese a los graves cargos contra ambos, Rafecas les concedió la prisión domiciliaria: a Trsic por una operación y a Ilic para que le sirva de traductor. Pero ambos volvieron a la cárcel después de la escandalosa boda de Ilic en el hotel Four Seasons, lo que reveló su llamativo poder económico. La defensa de estos imputados está a cargo de José Manuel Ubeira y el ex comisario Juan José Ribelli. El primero de ellos presentó la copia de los correos electrónicos al Tribunal Oral 5 seguramente para pedir nulidades de las acusaciones contra sus clientes. Dijo que recibió el material a través de un anónimo.

Ribelli tiene un antecedente curioso. A sus manos llegó el famoso video del caso AMIA, filmado por hombres de la SIDE, y en el que se registró la ilegal negociación entre el juez Juan José Galeano y el imputado Carlos Telleldín. Ese elemento fue clave en el juicio oral y Ribelli también afirmó en su momento que lo recibió en forma anónima.

José Manuel Ubeira fue el abogado de Ribelli en el juicio oral por el atentado contra la AMIA. También es el defensor de ex agentes de la SIDE que fueron separados de la central de inteligencia en tiempos de Fernando De Santibañes, durante el gobierno de Fernando de la Rúa. En aquel momento se produjo un enorme escándalo y algunos reclamaban ser propietarios de edificios de la SIDE. La causa sigue hasta ahora.

En los últimos días, los casos de espionaje se multiplicaron. Tres periodistas –Luis Majul, Ernesto Tenembaum y Andrés Kliphan– denunciaron que les entraron a sus casillas de correo electrónico, también usurpándoles las claves. Desde algunas de esas casillas les enviaron mails a todos los que figuraban en su libreta de direcciones y a través de esos correos remitían a páginas de internet que, según parece, se suben a la red en Miami. En total, los «mails» mencionan ocho páginas de Internet:

– La última es la que relaciona la nueva operación de espionaje con la anterior: está dedicada al mismo Santoro y transcribe los mails con el juez Rafecas. Además, hace una larga enumeración de los funcionarios, jueces, fiscales y defensores que, en forma totalmente legítima, le dan información al periodista.

– Hay una página dedicada a un ex gobernador, con fotos de su pareja actual y menciones a parejas anteriores. Lo más asombroso es que estos mismos elementos estaban en una carpeta que se encontró en uno de los domicilios del asesinado comisario Oscar Beauvais, a quien le pegaron cuatro tiros en la cabeza y lo tiraron en un zanjón del barrio Santa Catarina de Lomas de Zamora.

– Hay una página dedicada a la vida personal de un miembro de la Corte.

– Otro sitio se refiere a las relaciones privadas de un ex secretario de Estado.

– La quinta página se refiere a un intendente del Gran Buenos Aires, lo denuncia por ilícitos, pero también relata aspectos de su vida personal.

– El sexto sitio es un largo listado de directivos de medios y periodistas, en su mayoría de Clarín y dos de La Nación. Figura la dirección de correo electrónico y, al lado, la clave secreta de acceso. De manera que cualquier persona que quiera entrar lo puede hacer accediendo a través de los webmails.

– El séptimo sitio está referido a la vida personal de un secretario privado de los más altos niveles del Ejecutivo.

– Y la octava página está dedicada a un ministro.

En todos los casos lo que se publican son «mails» supuestamente intercambiados por los propios funcionarios, algunos incluyen fotos, pero la casi totalidad del material está centrada en la vida personal. Tal vez no sorprenda demasiado, pero anoche buena parte de la información ya aparecía en un sitio adjudicado a ex hombres de la SIDE.

A lo largo del día de ayer las denuncias no cesaron. El jefe de gabinete, Alberto Fernández, reveló que su casilla de correo electrónico fue violada varias veces y que «mails» enviados o recibidos por él aparecieron en una página de ex hombres de los servicios de inteligencia y en otros dos sitios de internet.

De la investigación realizada se detectó que le introdujeron en su computadora un programa que transmite de inmediato lo que se está tecleando y por esa vía le detectaron su password. También se determinó que al menos una de las páginas en las que se publicaron los mails que le robaron es subida a la red en Miami. Por su parte, Tenembaum sostuvo que no sólo enviaron «mails» apócrifos desde su casilla, sino que –como en el caso de Santoro– también se difundieron correos que mandó y recibió.

Un perito consultado por este diario, propietario de una empresa de seguridad informática, sostuvo que no es difícil realizar las operaciones de «hackeo». “Si un hacker argentino logró meterse en la red del Pentágono cuando tenía menos de 20 años, no es tan difícil hacerlo con los sitios de periodistas y funcionarios –señaló el experto–. Más aún teniendo en cuenta la poca cultura e inversión en seguridad informática que existe en la Argentina. Más difícil es lograr que, puesta en marcha una investigación, no se detecte de qué computadora se hizo el «hackeo» y desde qué servidor se difunde la información obtenida. En general, se utilizan cibercafés para las principales operaciones y luego páginas de internet del extranjero”.

Un ex jefe de la SIDE de los tiempos del gobierno de la Alianza hizo el siguiente análisis ante Página/12: “Desde ya que la SIDE tiene tecnología para hacer esas operaciones. No creo que en este caso los protagonistas estén en actividad, porque los objetivos: un ministro, un integrante de la Corte, un ex gobernador, un secretario importante, no son objetivos a los que quiera perjudicar el gobierno. De todas maneras, las características de lo ocurrido son propias de una operación de inteligencia, de manera que no me extrañaría que detrás estén ex cuadros de la SIDE o actuales cuadros que se manden un trabajo para algún privado. Por otra parte, las páginas con información sobre la vida privada se refieren a algunos funcionarios que no gozan de la simpatía de los aparatos de inteligencia militar que en las últimas semanas están siendo disueltos. Sin embargo, me inclino más por la hipótesis de los ex cuadros de la SIDE”.

La escandalosa violación de la privacidad y las operaciones montadas a partir del acceso ilegal a las casillas de correo electrónico fueron evaluadas por un camarista federal: “Es como que se hayan metido en una oficina, abrieron un cajón y se robaran el contenido”.

* Periodista.
www.pagina12.com.ar

El diario Clarín informó sobre este asunto en la misma semana:

NUEVOS CASOS DE ESPIONAJE ELECTRÓNICO A PERIODISTAS

Las claves de acceso a las casillas de correo electrónico de algunos periodistas de este diario y otros medios fueron violadas y algunas de ellas circularon ayer por Internet. El caso es tan grave que llegó a difundirse correspondencia privada de algunos de los damnificados y hasta el propio jefe de gabinete, Alberto Fernández, admitió haber sido víctima de los denominados hackers.

El ataque informático generalizado comenzó a conocerse el domingo, cuando diversas personas empezaron a recibir «e-mails» supuestamente enviados por periodistas que no los habían mandado. Esos «e-mails» remitían a siete páginas distintas de Internet con supuesta información sobre políticos y funcionarios. En una de esas páginas figuraban las claves de acceso a su correo electrónico de algunos periodistas de este y otro diario.

El caso se suma a la reciente violación de la casilla de correo electrónico del periodista Daniel Santoro, de Clarín. Incluso se difundieron sus contactos «off the record» con un juez. En una de estas páginas podía verse ayer el contenido de los «e-mails» enviados y recibidos por Santoro durante al menos los dos últimos meses. En cambio, la información sobre funcionarios o ex funcionarios parecía de vieja data.

Ayer, la mayoría de los involucrados eran partidarios de sumarse a la denuncia judicial que investiga el caso de Santoro y a la que Clarín se presentó como parte querellante. Esta causa está en manos del juez federal Guillermo Montenegro y el fiscal federal Carlos Stornelli.

El ataque producido el domingo fue denunciado inicialmente por el periodista Luis Majul en su programa televisivo. Ayer a la mañana se sumó su colega Ernesto Tenembaum, por Radio Mitre. El mecanismo fue el mismo en todos los casos: alguno de sus contactos le preguntaba por el «e-mail» que supuestamente le había mandado el periodista. Y así, éste se enteraba de que alguien se había metido en su casilla de correo. La primera medida que tomaron todos, obviamente, fue cambiar la clave de acceso o «password».

Aunque no está legislada –varios proyectos duermen en el Congreso–, la violación de la correspondencia electrónica es considerada por los jueces como la violación de la correspondencia epistolar, en papel. Así lo establecieron varios fallos. De este modo, se puede castigar penalmente, incluso con un año de prisión, a quien incurra en ese delito, previsto en los artículos 153 y 155 del Código Penal.

«Cada vez que se caldea el clima político, hay tipos en el medio que se aprovechan para hacer estas cosas», expresó Majul a Clarín. Tenembaum dijo sospechar de gente vinculada a los servicios de inteligencia.

«Tuve que mandar un mensaje a toda mi lista de contactos para explicar que yo no les había mandado el mensaje que habían recibido», explicó Teresa Pacitti, otra periodista damnificada. Sus colegas debieron proceder de igual manera.

Un político damnificado por la violación de su correo le explicó a Clarín cómo le «robaron» la clave hace un par de años: «Me mandaron en un mensaje un documento adjunto que al querer abrirlo me preguntaba mi clave. La tipeé y ahí es cuando, sin saber, se las pasé a ellos», explicó.

Los abogados de Clarín quieren que la Justicia encuadre el caso de Santoro como un acceso indebido a la base de datos del diario, es decir una violación a la ley 25.326 de Protección de Datos Personales. Con la maniobra se violó la base de datos del correo electrónico del diario que «funciona como un conjunto organizado de información, que posee valiosos y sustantivos contenidos de nivel periodístico, como de sus anexos documentales» y que se encuentra protegido por un «sistema de confidencialidad», dice la presentación judicial.

Ayer sumó su preocupación la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA). «Ante un nuevo hecho de persecución contra periodistas, la UTPBA reclama una urgente y estricta investigación que determine quién o quiénes son los responsables de estos hechos que atentan contra los derechos más elementales, como son el derecho a la privacidad y al secreto periodístico», expresó el gremio de los trabajadores de prensa.

(www.clarin com.ar).

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