Ecuador. – EL COBRE ASCIENDE, LOS DEMÁS SE DEFIENDEN

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Después de horas de caminata, subían en buses por el largo, estrecho y polvoriento camino que los llevaba al otro lado del monte Cotacachi y a su primera parada, el pueblo de Cotacachi, capital del cantón del mismo nombre. Allí, junto con el alcalde Auki Tituaña, lanzaron su jornada en contra de la presencia de la minera canadiense Ascendant Copper y su propuesta de abrir una mina a rajo abierto en la Comunidad de Junín.

Es la etapa más reciente de su resistencia a la minería irresponsable. Comenzaron la lucha hace once años cuando llegó de la minera japonesa Mistubishi Metals. Después de dos años lograron sacarla, quemando su campamento de exploración, aunque primero se aseguraron de no hponer en peligro a los trabajadores ni dañar la maquinaria.

Pensaron haber ganado la guerra, pero resultó ser sólo una batalla.

Luchar por el derecho a vivir

Con la concesión en el 2002 de dos áreas a un señor Roque Bustamante –un total de unas 4.900 hectáreas de suelo, se vieron obligados a luchar de nuevo para la preservación de sus tierras y su forma de vida. A pesar de recientes oscilaciones, el precio de cobre está en niveles históricamente altos y con ello se establece la posibilidad empresarial de hacerse ricos, o más ricos. 

Una vez vendidas las concesiones a la Ascendant Copper, surgió la necesidad de primero a la gente de la validez de la propuesta. Y frente a la resistencia local, la situación asumió un aspecto más de confrontación. La campaña de ha sido llevada a cabo con fuerza.

Documentos elaborados por la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU) catalogan incidentes de agresiones, amenazas de muerte, la creación y financiamiento de una organización comunitaria alternativa a la existente, la que hasta propuso crear un nuevo cantón donde no estorbe la legislación del municipio local. Cotacachi, al que pertenece Intag, es el primer cantón ecológico de América Latina.

Es una campaña a veces frontal, a veces oculta, a veces agresiva, a veces persuasiva, pero el objetivo ha sido siempre el mismo: que la gente salga.

Y la gente sí ha salido. Pero para desgracia de los cálculos de la Ascendant, no ha sido para dejar atrás sus tierras e ir a las ciudades, sino para pelear una vez más. Para alzar la voz en contra de la depredación.

Dejando sus medios propios transportes en Cotacachi para evitar que la policía les impida viajar hacia Quito, los 500 inteños tomaron buses interprovinciales para alcanzar su objetivo.

En la capital

Llegaron tarde a Quito, pasaron una noche incómoda, descansando sobre la loza del piso de un colegio particular. Al día siguiente marcharon hacia el ministerio de Energía y Minas. Allá, entre gritos de «la gente unida…» y «fuera minera canadiense», demandaron entrevistarse con el ministro. No obstante la negativa inicial, la reunión finalmente fue concedida.

Las campesinas y campesinos pusieron a la defensiva a la empresa y al Ministerio de Energía y Minas, cuyo subsecretario de Minas, Carlos Murriagui, se ufana de tener amigos en todas las empresas mineras, incluyendo Ascendant Copper. El ministro se comprometió frente al Alcalde Auki Tituaña a determinar si las concesiones fueron entregadas conforme a la ley. Dará respuesta, dijo, dentro de un mes.

Simbólicamente clausurada ese mismo día por los manifestantes, la minera canadiense no emite ninguna declaración, hasta ahora.

Con todo, la gente de Intag ha ganado espacios importantes. Determinados a defender su propia propuesta de desarrollo: turismo, producción y exportación de café de alta calidad, proyectos ecológicos, han hecho escuchar su voz. Sin embargo, para las comunidades de Intag, disputar la legalidad del proceso de concesión no es el objetivo principal. Representa un paso más.

Para ellas el punto trascendental es retener el control sobre sus propias vidas y ejercer el derecho a decidir sobre su propio futuro, a tomar su propio camino hacia el desarrollo.

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No tropèzar con la misma piedra

En una asamblea de las siete juntas parroquiales realizada el 20 de mayo de 2006 en la plaza central del pueblo García Moreno, resolvieron exigir «la salida inmediata de la empresa», y no permitir «el ingreso de ésta y ninguna minera a nuestro territorio de Intag».

En las comunidades de Intag hay aquellos que han visitado el trabajo de yacimientos en el Perú y visto, así, de primera mano la devastación que causa la minería a gran escala. Saben que para ellos una mina no representa el progreso. El dinero es para los accionistas.

Para la gente de la zona, solamente queda la devastación ambiental y social. Cuando gritaban frente a la sede de la minera, «no queremos la inversión si es para la destrucción», sabían de lo que hablaban.

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* Periodista independiente. Ex director del quincenario Tintají, coordinador de comunicación de las comunidades de Intag.

Artículo distribuido por ALTERCOM, agencia de prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad. 

www.altercom.org.

                     

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