La guerra global. – LA »BASE ANTIDROGA» DEL PARAGUAY

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Paraguay inauguró una sofisticada base «antidrogas» financiada por EE.UU. y entrenada por efectivos de ese país en la misma frontera seca con Brasil, entre las ciudades de Pedro Juan Caballero y Ponta Porá. Las autoridades paraguayas rechazaron que se trate de una base militar encubierta para controlar la región. Pero la edificación, cuyo costo total roza el medio millón de dólares, tiene capacidad para albergar a más de medio centenar de agentes y fue dotada de un helipuerto con capacidad para dos helicópteros.

La habilitación de la sede, la más importante construida fuera de la capital paraguaya –a 550 kms. al noreste de Asunción–, fue presidida el 22 de agosto pasado por el embajador estadounidense James Cason y el vicepresidente de Paraguay, Luis Castiglioni, un presidenciable del Partido Colorado oficialista para las elecciones generales del 2008.

fotoEl benemérito señor Cason

James Cason fue titular de la Oficina de Negocios de EEUU en la Habana cuando fueron capturados y fusilados agentes de inteligencia, disfrazados de «opositores al régimen comunista», por el gobierno cubano. Este oscuro personaje se dedicaba a incitar al sabotaje, la provocación y el financiamiento de contrarrevolucionarios en Cuba, alentando así el secuestro de aviones de cabotaje y embarcaciones cubanas para desviarlos a EE.UU. con la intención de provocar un incidente diplomático de proporciones.

Cason mantuvo docenas de reuniones con sus «disidentes» cubanos, tanto en su casa como en su oficina, para darles instrucciones y directrices sobre qué escribir y cómo reclutar, mientras que pronunciaba arengas públicas contra el gobierno cubano, de manera muy poco diplomática.

Varias autoridades de Paraguay y Brasil, relacionadas con el «combate del narcotráfico», asistieron a la inauguración, entre ellos, el jefe antidrogas de Paraguay Hugo Ibarra Castor y el juez federal del estado de Mato Grosso do Sul, Odilon de Oliveira, un conocido magistrado antinarco de la zona.

En septiembre de 2005, Castiglioni negó a Clarín de Buenos Aires que los Estados Unidos fuesen a instalar una base militar en este país mediterráneo sudamericano para controlar la región del Mercosur. A renglón seguido, sin embargo, aceptó que su país buscaba un mayor acercamiento con Washington tras las «quejas de sectores empresarios locales» contra el Mercosur.

Puede leerse aquí una entrevista concedida por Stela Calloni, corresponsal de Clarín, cuyo título es En Paraguay los EEUU no tienen que explicar nada).

«Respeto al principio de derecho»

El embajador Cason reveló que su país aportó 250.000 dólares para construir la base, 100.000 dólares adicionales que serán destinados a la reparación de dos helicópteros y 98.000 dólares más para construir un helipuerto. El diplomático dijo que tales fondos «representan un compromiso de asistir al gobierno paraguayo para combatir este mal (el narcotráfico) y para promover el respeto al principio de derecho».

La puesta en funciones de la sede antidrogas se produce en medio de renovadas quejas de los socios pequeños del Mercosur, Paraguay y Uruguay, por las asimetrías comerciales del bloque. Ambos países persiguen mayores ventajas comerciales en su relación con Estados Unidos a expensas del tratado Mercosur, que establece que las negociaciones deben hacerse en conjunto.

La inauguración también se lleva a cabo cuando, tras la guerra del Líbano, arrecian las acusaciones de EE.UU. sobre la Triple Frontera como un «presunto foco de financiamiento del terrorismo islámico. Y mientras Wáshington no acaba de digerir la integración de Venezuela en el bloque comercial sudamericano».

fotoPero, pese a la negativa de Asunción, algunos analistas paraguayos no dejan de asociar la nueva «base antidrogas» con la base militar en Mariscal Estigarribia, donde ya habían construido una enorme pista de aterrizaje de más de 3.000 metros de largo.

«La inauguración de esta base antidrogas es un indicio del aumento de esta relación bilateral, aún cuando se trata de un convenio de tipo policial», dijo el analista Horacio Galeano. «Aunque digan que es solo para combatir el narcotráfico, en la concepción de EE.UU. el tema de la seguridad en la región es integral. Incluye el servicio de inteligencia en materia política, de terrorismo y de drogas. Todo depende del Comando Sur con sede en Florida», precisó.

Galeano puntualizó que escudriñar en la región detrás de una oficina antidrogas es más efectivo y menos traumático que hacerlo desde una formal base antiterrorista o una base militar.

Ante una consulta de este diario (Clarín), el vicepresidente Castiglione prefirió la ironía: «Hay personas que sufren de alucinaciones que ven bases militares norteamericanas en cualquier parte». Bruce P. Kleiner, portavoz de la embajada local de Estados Unidos, se excusó de comentarios: «No hay nada más que agregar» a las informaciones ofrecidas por el embajador Cason.

Según una gacetilla de la embajada, los fondos para la construcción de la base son del Departamento de Estado y de la DEA, la agencia antidrogas de EE.UU. La portavoz de la Secretaría Nacional Antidrogas, Mercedes Castiñeira, dijo a su turno que la habilitación de la agencia » no es ni mucho menos una base militar «.

«Es un edificio dentro de un terreno de dos hectáreas donado por el departamento de Amambay (fronterizo con Brasil), con helipuerto para dos helicópteros cuya misión será patrullar la frontera o llevar o traer agentes en los operativos», explicó.

Admitió que el edificio tendrá capacidad para albergar a 50 o 60 agentes, que también podrían ser militares . «En el combate del narcotráfico –concluyó– no están exentos los militares».

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* Periodista. Corresponsal de Clarín en Asunción; la información fue publicada el 29 de agosto de 2006 (www.clarin.com=.

LA BASE MILITAR

fotoAddenda
Hace 13 meses, en Julio de 2005, el diario digital Rebelión informaba que Wáshington había logrado establecer una cabeza de puente en Latinoamérica. En Paraguay, cerca de la frontera boliviana y de la Triple Frontera, construyó una base que le permitirá aterrizar aviones Galaxy y desembarcar armamento pesado.

Ya desembarcaron 400 marines a Paraguay pero la base construida en pleno Chaco paraguayo, está preparada para albergar hasta 16.000 militares con todos los
armamentos necesarios**.

El secretario de Defensa estadounidense comprometió, paralelamente, el envío a Paraguay de expertos del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa –léase Pentágono– para un Seminario de Planificación del Sistema de Seguridad Integral Nacional, programado para septiembre (de 2005).

Mientras el congreso paraguayo aprobó el ingreso de tropas de Estados Unidos a ese país, con inmunidad, permiso de libre tránsito y permanencia para sus soldados con vigencia hasta diciembre de 2006 y prorrogable automáticamente, el presidente de la comisión de defensa de la entidad, senador Velásquez, aseguró que «entre aliados tenemos que defendernos».

Casualmente el pozo boliviano La vertiente, ubicado en Tarija (abajo der.) –la reserva de gas más grande del mundo, recientemente nacionalaziada–, está conectado con el pozo «Independencia 1», a 100 kilómetros de distancia y en territorio paraguayo.

¿Dónde está la base?

Mariscal Estigarribia es una pequeña población de 30 mil habitantes con un gran aeropuerto construido por EE.UU. en cuya pista de 3.000 metros de largo, pueden aterrizar y decolar aviones B-52 y Galaxys, capaces de transportar grandes contingentes de tropas y material bélico pesado. Está a unos 200 kilómetros de la frontera con Bolivia.

La periodista Carmen Moreno, de Argenpress, señalaba que las especulaciones sobre la instalación de una base militar norteamericana en Paraguay se incrementan después del arribo de 500 soldados, aviones, armas y equipos del Ejército de Estados Unidos. Por las concesiones otorgadas a esas tropas –autorizadas para actuar libremente dentro del territorio paraguayo–, no es difícil suponer que Wáshington consiguió finalmente colocar un peón adelantado de cara a la Triple Frontera, y muy cercano a gobiernos que le molestan.

Por virtud del acuerdo senatorial paraguayo, estas tropas poseen ahora las mismas
prerrogativas de un funcionario diplomático, no tienen que responder por los daños que causen a la salud o al medio ambiente, ni tampoco a los recursos de la
población. Los privilegios –que tanto Brasil como Argentina se negaron a otorgar– incluyen la liberación aduanera y la exención de inspecciones e impuestos para los productos y propiedades.

fotoLa decisión del Congreso de Paraguay de permitir el ingreso de tropas con inmunidad y libre tránsito es –para analistas– uno de los golpes más fuertes que Wáshington ha descargado sobre el Mercado Común del Sur y la Triple Frontera, punto de convergencia entre Argentina, Brasil y Paraguay que funciona como llave de acceso político y militar a la región amazónica, área en la cual se encuentra la mayor reserva de agua potable del mundo, el manto Acuífero Guaraní.

Para apropiarse de los recursos económicos estratégicos y ocupar militarmente Suramérica, los representantes de la Casa Blanca reiteran una y otra vez la presunta existencia de células terroristas en la región o, al menos, de colaboradores de esos
grupos.

Las tropas estadounidenses que entraron a Paraguay a fines del año pasado (2004) fueron vistas en distintos puntos de la zona fronteriza, entre ellos Concepción, el
Chaco y Encarnación, limítrofe con Argentina.

Para el periodista estadounidense Benjamín Dangl –de vasta experiencia en América Latina***– una intrvención militar de su país en Bolivia no es descartable. Escribe que la estación aérea de la base de Estigarribia –construida por técnicos de EEUU en la década de 1981/90– es mayor que el Aeropuerto Internacional de Asunción.

No debe extrañar. Desde que Donald Rumsfeld asumió la secretaría (Ministerio) de la Defensa de EEUU, bajo su dirección se ha impulsado una serie de pequeñas «locaciones cooperativas de seguridad» en el continente; son instalaciones militares para el despliegue rápido que establecen una red armada continental apoyada más en la fuerza misilística y aérea estadounidense que en la infantería.

Dangl menciona los aeropuertos de Manta, en Ecuador; Reina Betraiz, en Aruba; Hato, en Curazao y el de Comalapa, en El Salvador, como parte de esta red, señalando que Paraguay podría ya lintegrar la red de «locaciones».

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** En: Reconquista Popular, lista de discusión, informaciones e intercambios de la Universidad de Utah, EEUU.

La URL de Rebelión: www.rebelion.org.

La URL de Argenpres: www.argenpress.info.

*** Dangl ha ejercido el periodismo en Brasil y Paraguay. Es editor de www.UpsideDownWorld.org y www.TowardFreedom.com, páginas que cubren, la primera los movimientos sociales y polìticos latinoamericanos, y procura una perspectiva progresista a los sucesos mundiales la segunda.

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