Chile. – VISITAS Y VISITANTES: FECAL EN SANTIAGO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El presidente electo designado de México, Felipe Calderón, inició en Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica una jira continental cuya primera parte suramericana comenzó en la noche de ese mismo día en Bogotá. El miércoles por la tarde voló a Lima donde está prevista una cena con el recién asumido Alan García –al parecer no será materia de sus conversaciones el presidente venezolano Hugo Chávez–, para decolar con el caer la noche rumbo a Santiago de Chile.

Mañana (hoy, según el huso horario) jueves cinco de octubre se reunirá con la presidente Bachelet –ni por asomo discurrirán sobre el «importante» voto chileno al Consejo de Seguridad– para luego cruzar la Cordillera rumbo a la Argentina con el crepúsculo. Llegará unas dos horas después a Buenos Aires, se reunirá con el presidente Kirchner –no se ha ratificado si cenarán juntos– y partirá, siempre volando, hacia Brasilia.

El viernes FECAL se levantará temprano para cumplir con diversos compromisos previos a una reunión con el primer mandatario brasileño en Planalto –es dudoso que hablen de procesos electorales–. Se espera que el sábado en hora de la mañana aterrice bajo el esmog de México (no se ha informado que López Obrador haya decidido que sus partidarios acampen –o le den la bienvenida– en el aeropuerto).

Afecto, política, tristeza

fotoAmaneció el miércoles bajo la lluvia gran parte del territorio chileno; un día gris. Después de medidía los mejor informados y los curiosos que navegan la internet picoteando aquí y allá hicieron correr la voz: «viene FECAL».

México es importante en el imaginario popular chileno; es una relación importante para los gobiernos democráticos –México y Chile son, desde luego detrás de Colombia, los Estados que mejor cumplen con la definición de «países amigos» al estilo Wáshington–, y motivo de agradecimiento y agridulce añoranza para los varios miles que encontraron asilo político en ese país desde las primeras horas del golpe de Estado de 1973, en especial para aquellos que hoy nutren las filas de los personeros de la Concertación.

Hubo en la capital chilena un cine, en pleno centro, que proyectaba preferentemente películas mexicanas, y aunque pocos chilenos en esa época habían probado el tequila o sopesado un «30/30» la canción-ranchera contaba –y cuenta– con cultores vernáculos que por lo general venden muchos más discos que los publicitados «ídolos» que montan las trasnacionales de la música.

Por todo ello resulta cuando menos curioso que el gobierno, o al menos algún partido afín, no haya dado importancia a través de los medios de comunicación de la visita de FECAL: hubiese sido una deferencia para el que aspira a mirar el mundo desde Chapultepec. No se trata de haber llamado a un recibimiento público, pero al menos de manifestar la –en el lenguaje político– «honda satisfacción» porque Calderón haya considerado a Chile entre sus altos en la jira latinoamericana.

Acaso, y en términos de simpatías o estrictamente ideológicos, las elecciones mexicanas las ganó en Chile también López Obrador.

Todo se sabrá en las próximas horas.

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