LA MIRADA INOCENTE SOBRE FRANCA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Luis de Lion y Elizabeth Burgos han analizado brillantemente las elecciones francesas. El dossier dedicado a las elecciones presidenciales francesas en www.webarticulista.net es excelente. Aún así me gustaría decir algunas cosas, las que llamo «mirada inocente», por la sencilla razón de provenir de un extranjero que, claro está, no votará.

Ségolène Royal es mi primera opción de voto. Las razones son varias: en primer lugar, por su valentía en asumir las posiciones teóricas levantadas por muchos intelectuales en defensa de una democracia del siglo XXI. La segunda, por ser una mujer; una de estos tiempos que convive con el padre de sus hijos, que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de ser la primera candidata a la presidencia de su país y por considerar que tiene –lo que parece no piensa una buena parte de los franceses– suficiente experiencia para el cargo. A veces se considera que un líder carece de madurez para una posición por algunos tambaleos durante su campaña: la señora Royal los ha tenido, pero nadie puede dudar que aprendería rápidamente, que se transformaría al asumir el cargo.

La segunda opción es Bayrou, por afinidades intelectuales, por su pasión por la literatura, por su posición centrista que, a mi modo de ver, aporta interesantes matices a la política francesa.

No me gusta Sarkozy porque encarna la continuación de una política, la inmovilidad de Francia en sus actuales estamentos y porque me molesta su acercamiento a Le Pen en procura de algunos votos de la extrema derecha.

Jamás había estado tan de acuerdo con el ex Premier Rocard cuando apunta a un entendimiento entre Royal y Bayrou. Si las encuestas son fieles Sarkozy y Royal irán a la segunda vuelta. Royal más Bayrou deben ponerse de acuerdo, pero quizás el principal enemigo de la candidata está en el seno del Partido Socialista, donde no terminan de tragar que una mujer haya derrotado a los líderes históricos, que nunca haya sido primer ministro y menos sus posiciones que rompen con las argucias y estamentos tradicionales. Un acuerdo con Bayrou les parece pecado, pero mucho me temo, para pesar de los grandes capistrotes socialistas, que la señora Royal buscará ese entendimiento muy a pesar de los viejos líderes, si es que logra entrar a la segunda vuelta.

Las encuestas apuntan a una victoria de Sarkozy. Si es así, no habrá pasado nada en el interior de Francia, a no ser el endurecimiento de algunas medidas anti-inmigración, aunque sí algunas cosas en Europa: se opondrá a la integración de Turquía en la Unión Europea, un proceso que casi me atrevo a llamar inevitable.

Si Ségolène Royal gana Francia habrá hecho honor a su tradición histórica de ser campeona de los nuevos aires: una mujer en la jefatura del Estado, un líder abierto a las nuevas corrientes del pensamiento, un aire nuevo y revitalizante de la discusión pública, una pareja extraordinaria con la canciller alemana Angela Merkel, lo que daría a Europa un gran impulso al consolidar el eje franco-alemán que mueve a la Unión Europea. La incorporación de Bayrou al gobierno daría el toque de equilibrio y hasta de intelectualidad, una presencia reconfortante para lo que he insistido en llamar, desde mis posiciones teóricas, la superación de las viejas dualidades que nos permitan vivir y convivir con la incertidumbre de estos tiempos.

Esta es mi inocente mirada sobre unas elecciones que considero de altísima importancia, que trascienden el marco francés y que apuntan a una redefinición de la política misma. O Francia se queda donde está o Francia se pone a la cabeza del siglo XXI, así de sencillo.

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* Escritor.

tlopezmelendez@cantv.net.

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