ESPEREMOS QUE LOS TEMORES SEAN INFUNDADOS
Si nos atenemos a las palabras lanzadas al aire y las declaraciones escritas, respecto a la situación de Corea, tenemos muchas razones para estar preocupados. En esas manifestaciones el riesgo de una confrontación nuclear es inminente. Son conocidos los enfrentamientos de las dos coreas, desde la el fin de la guerra sostenida hace más de 60 años que terminó con la división territorial.
Corea del Sur volcándose abiertamente hacia los Estados Unidos y la del Norte aliándose con el mundo comunista, particularmente China, aunque su líder histórico –Kim Il Sung- sostuvo la “idea zuche”, es decir creer en las fuerzas y desarrollo propio. Es por eso que hoy Corea del Norte cuenta con armas nucleares.
Estados Unidos fracasó en su intento de impedirlo. En medio de una tensión que lleva años, hace pocos días los bombarderos nucleares, B-2 Spirit, invisibles a simple vista, estuvieron 4 horas encima del territorio coreano amenazando con atacar a varios lugares claves de ese país. Los coreanos han respondido sosteniendo que sus misiles nucleares apuntan a objetivos de Corea del Sur y de los propios Estados Unidos, que tienen 24 mil soldados en Corea del Sur.
El intercambio de amenazas llega al punto que desde diversas partes del mundo se teme que cualquiera de los intereses en pugna o un error pueda desatar lo que sería catastrófico para toda la humanidad. Desde Rusia y el Vaticano advierten contra este peligro. La estrategia estadounidense no es de fiar. El jefe de gobierno coreano, Kim Jong-un, nieto del líder histórico, es un joven que tiene solo 29 años. Es de esperar que este exceso de palabras sea justamente una muestra que ninguno de ellos tiene in mente llegar al punto sin retorno de abrir el camino hacia lo incontrolable. Esperemos que esto sea, una vez más, solo una guerra de palabras. Así sea.
Juan Guahán, Question