Espacios socioculturales. – LA RESISTENCIA POSIBLE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Vivimos una coyuntura especial. Costa Rica acaba de ser sobornada e inducida hacia la plenitud colonial del imperio. Lo que se avecina reformulará toda nuestra historia reciente y nos vinculará a una noción de país que la mayoría nunca deseamos. Pero la resistencia es posible. Y para ello, desde la amplitud de la cultura y del arte, específicamente de la literatura, lo primero que nos corresponde es generar espacios que nos permitan vehiculizarla.

Espacios socioculturales y artísticos solidarios, generosos, amplios, imaginativos, tolerantes, pero de resistencia; es decir, sin medias tintas y sin dobles intenciones.

Porque los espacios existen si se los crea. Una vez que existen solamente pueden crecer o ceder paso a otros. Los crean las personas, los grupos. Y cambian con ellas y ellos, adoptan sus ritmos y costumbres, sus particularidades.

Nuestro tiempo es restringido y está moldeado por exigencias ineludibles. (Hablo en un plural necesario, pues son muchas voces las que han expresado, de diversas maneras y desde variados puntos, lo que ahora escribo). No queremos, por lo tanto, derrocharlo en insignificancias, sino emplearlo en la práctica de una actitud crítica respecto de los grupos –y sus correlativos sitios– de signo opuesto al nuestro.

Y al hacerlo, trataremos de aglutinar a quienes son como nosotros para crear otro espacio (el mío, nuestro) desde el cual resistir a los intelectuales cooptados por el sistema hegemónico (como cierto pianista metido a escritor), más preocupados por los vernissages y las fotografías de primera plana, las páginas sociales de la revista de moda, o los puestos en embajadas y otras instituciones, que por oponerse al TLC o al genocidio en Palestina, Afganistán e Iraq. O a los que negando, insultando y rezongando, buscan protagonismo para acceder a los mercados que hasta ahora les han sido vedados.

Debemos abrir brecha, buscar nuevos caminos,
aunque nos equivoquemos al buscarlos.

Si hay que extraviarse lo haremos mientras damos con quienes creen que vale la pena luchar por una sociedad en la que no se criminalice la pobreza ni la protesta social, donde no se esclavice a una mayoría en beneficio de unos cuantos. Una sociedad que incluya y cuyo primer elemento no sea el descarte de lo diferente. Una sociedad en la que los repudiados sean los políticos corruptos, los millonarios enriquecidos con la explotación de quienes no se pueden defender (porque no saben que tienen derechos) y no los niños, las mujeres o los ancianos, es decir, las personas excluidas, las desechadas, las de la calle.

Porque con García Monge, Vicente Sáenz, Mario Sancho, Carmen Lyra, Omar Dengo, “Billo” Zeledón, Calufa, “Joaco” Gutiérrez, Fabián Dobles, Isaac Felipe Azofeifa, Jorge Debravo, Virginia Grütter, Luis Ferrero y muchos otros intelectuales, escritores y artistas costarricenses y de otras nacionalidades, también (como en el tango) nos duele el dolor de los demás.

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Pretendemos la parte que nos incumbe para la creación de vías, puentes, empalmes entre regiones tan lejanas como San Pedro de Montes de Oca, Puerto Jiménez. Telire y Upala. O entre San José, Bombay, Nairobi y Managua. E ir hacia el encuentro con nuestros pares, porque somos un animal social. Y porque hay sociedades y “sociedades” creemos en un intelectual resistente y enfrentado con el poder hegemónico. Creemos en Espartaco, Pablo Presbere, Juanito Mora, Pancha Carrasco, Mahatma Gandhi, Patricio Lumumba y José Martí. No anhelamos el círculo cerrado ni la especialización absurda, sino al intelectual y al escritor en la calle, junto a todos los demás, reclamando un mundo más justo, mejor.

No aspiramos a ser masivos, sino populares y por siempre autónomos, independientes, habitantes de la acera de enfrente contra el abuso del poder y la dominación. Por siempre opuestos a la cultura del consumo. Y si es cierto que cada vez se lee menos, queremos encontrar a esos pocos y agruparnos con ellos para resistir los poderosos embates de la frivolidad y la estulticia. Y enseñarles a los demás a leer la realidad para transformarla.

Basta ya de ceder. Queremos nuestro espacio y lo defenderemos ampliándolo: será nuestro por inserción y diálogo, por virtud de la constancia, por potestad del trabajo.

(Quienes estén de acuerdo pueden firmar en vez del autor).

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* Escritor..

cazadelpoeta@yahoo.com.

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