Violencia anarco previa al Mundial

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Las escenas de destrucción a mano de enmascarados ahora forman parte de cualquier protesta pública en Brasil. Y en la última, la Policía Militar usó armas de fuego. Un muchacho de 18 años tuvo los dos brazos traspasados por tiros. La verdad es que nada nuevo ocurrió, es decir: nada que no se hubiese previsto antes.

Al atardecer del martes, Día del Maestro, los profesores de la red pública de Río –tanto la municipal como la provincial– se reunieron en una marcha en el centro de la ciudad. Había unos cien mil, acorde al sindicato de la clase. O siete mil, según los cálculos de la Policía Militar. O, como quiso la prensa, unos veinte mil. Sea como fuere: había mucha gente. No tanto como cien mil, no tan poco como siete.

En primera fila, abriendo la marcha, unos 200 enmascarados, los “black blocs”. Otros 200, divididos en grupos de diez o quince, ocupaban espacio en la delantera de la manifestación. Un dirigente del sindicato de maestros les pidió que abandonasen la marcha. Hubo cierta tensión, y cuando quedó claro que los “black blocs” no pensaban retroceder de aquel lugar de destaque, otro miembro del sindicato les pidió que no recurriesen a la violencia para no manchar “la imagen de nuestro gremio, que quiere reivindicar pacíficamente”.

Palabras al viento, como se vería un par de horas después. La marcha siguió sin otros trastornos, más allá de colapsar de una vez el caótico tránsito del centro de la ciudad. Al llegar a la inmensa plaza de la Cinelandia, donde están la cámara legislativa municipal, la Biblioteca Nacional, el imponente y majestuoso Teatro Municipal (nuestra versión modesta, pero mucho más hermosa, del Colón porteño), los profesores empezaron a dispersarse, mientras los “black blocs” empezaban a concentrarse. Y entonces se desató la batalla callejera tan esperada.

A unos 480 kilómetros de distancia, en San Pablo, la más rica ciudad latinoamericana, la marcha ha sido mucho menor: la cantidad de manifestantes no superó a los 300 profesores, estudiantes y funcionarios de la universidad provincial. Entre ellos, unos 40 enmascarados vestidos, como sus congéneres de Río, de negro. Todo corrió sin mayores incidentes hasta que la marcha encontró un cordón de la Policía Militar cerrando su paso. Los manifestantes intentaron negociar. Y en eso estaban cuando los enmascarados empezaron a actuar.

En San Pablo, fueron detenidas al menos 56 personas, y hay registro de cuatro policías militares heridos por piedras. En Río, fueron detenidas 45, entre ellas muchos menores de edad y al menos un profesor. Es curioso el caso de ese profesor: él estaba junto a los “black blocs” no para enfrentar a la policía, sino para observarlos. Prepara un estudio académico sobre la violencia urbana desorganizada y extremamente agresiva. Le tocó ser agraciado con un par de golpes de bastón, además de unos piñazos, pero al llegar a la comisaría fue inmediatamente liberado y volvió a casa con el orgullo magullado y varios hematomas bien distribuidos por el cuerpo.

A la violencia de los “black blocs” de Río se sumó, el pasado martes, una  br violencia policiacaracterística hasta ahora apenas insinuada: la osadía a la hora de enfrentarse a la tropa de elite de la Policía Militar. Escenas transmitidas en directo por la televisión y que ayer circularon ampliamente por las redes sociales muestran a grupos de enmascarados acosando y acorralando a la policía militar, que no tuvo más remedio que retroceder. Las placas de acero levantadas por bancos y comercios para proteger sus instalaciones fueron fácilmente arrancadas y transformadas en escudos para los “black blocs” en sus embestidas contra la tropa de elite. De paso, claro, comercios y agencias bancarias fueron otra vez destrozados. El mismo McDonald’s, saqueado hace unos días, volvió a ser blanco de los vándalos. Las mismas tiendas de operadoras de telefonía móvil y otra vez el Consulado de Angola. Esos ataques reiterados no son más que el anuncio de lo que podrá ocurrir en la próxima marcha.

La novedad preocupante, vale repetir, ha sido la osadía con que los manifestantes avanzaron contra la Policía Militar. Un patrullero fue incendiado, un micro utilizado en el transporte de la tropa fue destrozado. A cierta altura, al verse acorralados por manifestantes que disparaban morteros y lanzaban piedras, algunos policías hicieron disparos de pistola al aire. Fue la primera vez que se registraron imágenes de armas de fuego siendo disparadas. Manifestantes dijeron luego que hubo disparos también en otras partes del centro, lejos de los “black blocs”. Un muchacho de 18 años fue herido en ambos brazos y fue necesario operarlo. Dice que no tiene idea de quién le disparó. La sospecha inicial es que fueron custodios privados de algunos comercios. Lo que nadie explica es por qué oficiales de la Policía Militar aparecieron, poco antes de la medianoche, en el hospital privado para interrogarlo. No es misión de la PM interrogar a nadie: esa tarea le toca a la Policía Civil, que es la policía judicial en Brasil.

Queda claro que los “black blocs” vinieron para quedarse. Las escenas de destrucción y violencia ahora son parte del guión de cualquier manifestación pública. En junio y julio, en las grandes marchas que colmaron las calles brasileñas, hubo actos de extrema violencia, pero nadie venía enmascarado y en uniformes como ahora. Es como si los “black blocs” hubiesen asumido el control de las protestas.

La gran pregunta es la siguiente: ¿cómo serán las manifestaciones dentro de algunos meses, cuando se realice el Mundial en Brasil?

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“El recorte del gasto en Europa es un austericidio”

En el cierre del Primer Congreso Internacional de Responsabilidad Social en Buenos Aires, el socialdemócrata Felipe  González, mandatario español entre 1982 y 1996. destacó la experiencia reciente de los países de América latina en la reducción de la pobreza y la inclusión social.

“Los recortes del gasto en España y Europa no son planes de austeridad, sino que son un austericidio”, advirtió el ex presidente de España Felipe González. Durante su intervención en el cierre del Primer Congreso Internacional de Responsabilidad Social organizado en Ciudad Evita, el político del PSOE consideró que “es imposible que el resultado de ese modelo no sea que sigan creciendo las desigualdades. Un modelo que reparte injustamente la riqueza es un modelo poco sostenible en el tiempo”, explicó González.

“Deberíamos aprender de las experiencias de salida de las crisis de América latina porque tienen tres o cuatro masters en el tema. Pero hay mucha arrogancia en Europa”, sostuvo el político español a la salida del evento, durante un breve intercambio con periodistas. De todas formas, durante su exposición, González remarcó que “América latina tuvo mucho éxito en la reducción de la pobreza, pero la distribución de la renta en la región no es menos desigual que hace una década”.

Sin perder la oportunidad para presionar, el español comentó que “deseo que las petroleras Repsol e YPF alcancen una solución sin necesidad de recurrir a los tribunales arbitrales del Banco Mundial. Entre nuestros países podemos encontrar otros caminos para solucionar los conflictos”.

En su cuestionamiento a los planes europeos de ajuste del gasto, González destacó la validez de la fórmula ofrecida el martes por Lula da Silva, la que obviamente no aplicó en sus sucesivos gobiernos, cuando inmpuso políticas neoliberales.

Durante su ovacionada exposición, el ex presidente de Brasil recordó que su país “empezó a funcionar porque pusimos a los pobres y a los trabajadores en el centro de la escena. Pasaron a ser parte esencial de la solución en lugar de ser el problema, se integraron al mundo del trabajo y del consumo después de siglos de exclusión”.

Br violencia2“Eliminar la pobreza e incluir a los ciudadanos no sólo es más eficiente y solidario, sino que es la única forma de hacerlo sostenible en el tiempo. Eso choca con la corriente habitual de la economía, donde los pobres se benefician por el desborde cuando la riqueza alcanza determinado nivel”, respondió González. Aunque Lula no estaba presente, el político ibérico intentó recuperar los puntos salientes de la presentación del ex mandatario brasileño como disparador para abordar temas vinculados con la inclusión social, el crecimiento económico, la necesidad de un rol activo del Estado en la economía y responsabilidad social no sólo de las empresas, sino también del resto de los actores sociales.

Desde que estalló la crisis estructural de la Zona Euro y se pusieron en marcha los programas de ajuste el desempleo en España trepó hasta el 26,3 por ciento y entre los jóvenes supera el 50 por ciento. El mandatario cuestionó los elevados niveles de desempleo alcanzados en España, pero consideró que esos niveles “son sostenibles sin una revuelta social por lo que sigue quedando de un sistema de cohesión social y la contención de las familias”. Entre 1982 y 1996, durante los trece años de gobierno de González el mercado de trabajo no tuvo un desempeño favorable y el desempleo pasó del 15,5 a 22,8 por ciento, según el instituto estadístico español. Durante su exposición, el ex presidente español estuvo acompañado por Alessandra Minnicelli, presidenta de la Fundación Observatorio de Responsabilidad Social, y el economista Bernardo Kliksberg.

“Facilitar los despidos y bajar salarios mejoran la competitividad, pero llegar hasta salarios similares a los chinos es imposible hacerlo en democracia. Nadie puede resistirlo, para eso hacen falta tanques”, explicó el ex presidente, quien consideró de todas formas que los salarios de los trabajadores deben determinarse de acuerdo con su productividad, un argumento que generaría un rechazo inmediato entre todas las centrales sindicales argentinas.

“En Europa se llegó a la conclusión de que la vieja economía social de mercado debe ser desmantelada. Es un error que va a ser muy difícil de subsanar”, advirtió González. “Cuando privaticen la mitad del sistema de salud de atención universal que puse en marcha en 1989, cuando los hospitales construidos por el Estado se entreguen a una gestión privada vamos a tener un sistema más injusto y más caro. Pero lo más grave es que una vez que lo desmantelen será muy difícil recuperarlo. Miren lo que hizo el Tea Party en Estados Unidos para que Obama tuviera que revertir una pequeña reforma de su sistema de salud”, apuntó el mandatario ante un auditorio lleno. En las primeras filas del auditorio se ubicaron funcionarios como el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, quien concurrió acompañado por todo su equipo. También estuvieron presentes el ministro de Salud, Juan Manzur; el titular de la Sigen, Daniel Reposo, y el secretario de Transporte, Alejandro Ramos.

El dirigente del PSOE destacó que desde 2010 el 75 por ciento del crecimiento global está explicado por China, India y los países emergentes como Brasil y Argentina. “Ocurre lo contrario a lo que sucedía hace 40 años. Estados Unidos aporta 12 puntos y, aunque todavía explica gran parte del comercio mundial, Europa explica 3 puntos”, afirmó.

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