EL “GENERAL” INVIERNO “INVADE” UNA EUROPA EN CRISIS

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Europa atravesó un octubre basta apacible, llegó noviembre y con él un frío invernal comienza a instalarse en el continente y en el alma de su dirigencia, muy preocupada porque una nueva recesión asoma a sus puertas. A eso hay que agregarle que el conflicto de Ucrania puso en dudas si el gas ruso llegaría en la cantidad suficiente para amortiguar el frío de esta época del año.
Los datos sobre la evolución económica de Europa, en el primer semestre del año, no son alentadores.
Alemania, el motor de la Unión Europea, tuvo un buen primer trimestre, pero una caída en el segundo. Eso hace que el crecimiento previsto para este año sea mínimo.
Francia estancada. Más allá de sus problemas económicos está muy preocupada porque las fuerzas de la derecha nacionalista aparecen como alternativa y temen la reaparición de un modelo fascista.
En Italia la recesión sigue viva, a pesar de los esfuerzos de su dirigencia.
España no termina de salir de su crisis económica, mientras que su crisis política –plagada de denuncias de corrupción- sigue en ascenso y los catalanes insisten en independizarse.
Portugal, tras la quiebra de uno de sus principales bancos puede entrar en un proceso recesivo.
Por todo ello los sindicatos europeos están alertando sobre los riesgos de una nueva recesión, con lo que ello implica en cuanto a precariedad y desempleo laboral. Demandan mayores inversiones para alejar ese peligro y piden actitudes más firmes, del conjunto del sindicalismo internacional, para exigir el rechazo del Tratado entre la Unión Europa con los Estados Unidos y Canadá, por la pérdida de derechos laborales y sociales que el mismo contiene.
Pero no todo son malas noticias. Hace pocos días, la Unión Europea, Ucrania y Rusia, llegaron a un endeble acuerdo para que el gas ruso llegue a Ucrania y otros países de Europa. El acuerdo regiría hasta marzo y no es bien visto por los Estados Unidos, interesados en mantener la tensión entre Europa y Rusia utilizando el problema de Ucrania. La proximidad del invierno, que se podría hacer insoportable sin el gas ruso, aceleró un acuerdo que no fue sencillo. Rusia aceptó enviar gas con dos condiciones: La primera el pago de una deuda atrasada por 4 mil millones de dólares que tenía Ucrania, la que se hará efectiva en dos etapas, una ahora y la otra a fines de año. En segundo lugar que los envíos de gas se paguen por adelantado. Estos compromisos fueron posibles mediante el previo apoyo y créditos del FMI, que los hace pagaderos.
La inestabilidad del acuerdo radica en las dificultades económicas de Europa y en la presión norteamericana para profundizar las diferencias y el cerco a Rusia, para lo cual necesita mantener vivo el conflicto en Ucrania.

Juan Guahán, Question

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