Chile y Paraguay: en polvo y piedra se convertirán

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoComo en los pueblos y ciudades del sur de Chile, Paraguay tiene un elevado consumo de leña para uso doméstico: calefacción y cocina, pero si se suman las necesidades de la industria son alrededor de 3.5 millones las toneladas anuales de madera que se hacen humo. En Chile la batalla por la conservación de los bosques nativos no cuenta con el apoyo decidido de las autoridades.

Los hornos de una sola empresa paraguaya, la metalúrgica Acepar, devastan todos los años alrededor de 7.500 hectáreas de bosques, en la práctica irrecuperables. La dura madera paraguaya no tendrá más descendientes que lo que pueda sobrevivir en los páramos yertos que dejan los aserraderos. La selva fría chilena, con árboles únicos en el mundo por su especial naturaleza, se convierte en pequeños cuadrados -los chips- que se exportan poniendo en grave riesgo la fauna autóctona y la totalidad del ambiente.

El Fondo Mundial para la vida silvestre (WWF, siglas en inglés de World Wildlife Fund) intenta lograr un pacto en Paraguay para preservar un millón de hectáreas, el último resto de la vida vegetal y animal autóctonos que resta. Hace pocas semanas otra organización ambientalista logró preservar una importante extensión de bosques de lengas y otras especies -270.000 hectáreas- en Tierra del Fuego (ver: www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=366).

Drama y tragedia del Paraguay

«Del total de 15 millones de hectáreas de tierra disponible en la Región Oriental solo la ganadería ocupa 10 millones de hectáreas. La cobertura boscosa es de apenas un millón de hectáreas, con el agravante de que gran parte de los montes ya se encuentran aislados, sin unión entre ellos. Esta carencia de corredores biológicos convertirá a los bosques en islas, carentes de mecanismos para el intercambio genético», informa el diario ABC Color, de Asunción: www.abc.com.py/articulos.php?fec=2004-09-21&pid=135108, que agrega:

«Paraguay requiere 3 millones de hectáreas de bosques, como cifra ideal para el sostenimiento del equilibrio ecológico. No hay que olvidar que los ciclos de lluvia y sequía dependen del porcentaje de humedad existente en el ambiente, que en definitiva son regulados por la extensión de la cobertura boscosa».

La tasa de desmonte en el país es de unas 120.000 hectáreas anuales. En siete años el bosque será un -otro- espejismo del pasado.

Situación chilena

Los bosques latinoamericanos siguen el camino de muerte trazado por el sistema económico para Amazonia. Se privilegia la gula por las ganancias no importa el medio utilizado ni sus consecuencias ulteriores. Según la Fundación Térram (www.portaldelpluralismo.cl/interno.asp?id=4958) las fuertes presiones que se ejercen sobre gobierno y parlamento a propósito de la discusión de una ley sobre el bosque nativo por distintos sectores interesados en convertirla en mera declaración de principios.

«A la permanente oposición del sector forestal ahora se han sumando las presiones del gremio agrícola -expresadas por la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA)- específicamente las realizadas por su presidente Andrés Santa Cruz. Él, a principios de año, había declarado que el proyecto actual es ‘absolutamente lesivo para el desarrollo agrícola, forestal y ganadero toda vez que petrifica el suelo en que se encuentran los bosques, estableciendo condiciones y obligaciones prácticamente imposibles de cumplir y, además, absolutamente inconvenientes’.

«Eco de estas presiones, algunos senadores de derecha y el propio gobierno han incorporado indicaciones al proyecto de ley que se ajustan a las exigencias de los empresarios agrícolas. (…) Este nuevo artículo significa la desprotección de los bosques esclerófilos de la zona central de nuestro país, ya que es proclive a autorizar toda tala (…) sin la obligación de reforestar».

 

Estos bosques son considerados una de las 25 áreas importante para la biodiversidad mundial; el 45 por ciento de los árboles habita exclusivamente esta zona, asociados a una vulnerable fauna endémica, y -por otra parte- contiene la mitad de las especies vegetales de Chile continental.

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