AMÉRICA LATINA VOTA: NOVEDADES EN BRASIL Y VENEZUELA

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En siete países de América Latina habrá, este año, cambio o reelección de sus respectivos gobiernos. Esta semana hubo novedades en 2 casos: Brasil y Venezuela.  En seis países será por el tradicional sistema electoral y en el restante –Cuba- por sus propios métodos de elección. Se votará en Costa Rica (4/2); Paraguay (22/4); Colombia (27/5); Méjico (1/7); Brasil (7/10); en Venezuela deberían ser durante el primer cuatrimestre y Cuba, por sus propios mecanismos, ya está en marcha el procedimiento que debería culminar durante este primer semestre.

Podrán votar unos 350 millones de personas, algo más de la cuarta parte de los mismos son “millenium” (jóvenes que nacieron en medio del cambio tecnológico, sobre todo en materia comunicacional), que vendrán con sus nuevos valores y expectativas. Estas elecciones se realizarán en un clima de desencanto y descreimiento respecto de la actual democracia. Todas las mediciones indican una rotunda caída en la credibilidad de este sistema. Sin embargo aún no ha aparecido, salvo la excepción cubana, un mecanismo capaz de reemplazar al agotamiento que da la impresión de padecer esta democracia. Las principales críticas dan cuenta de su ineficacia para contener el crimen del narcotráfico y la corrupción; el bajo crecimiento y la peor distribución de la riqueza. Todo ello determina le escasa confianza en las instituciones actualmente vigentes.

Si bien todas estas elecciones merecen el respeto por los ciudadanos que participan y vuelcan en las mismas sus esperanzas sobre el futuro, hay casos de elecciones tradicionales particularmente importantes: Brasil y Méjico, por el peso que tienen sus países; Venezuela por lo que significó el chavismo en la región; además hay que destacar el caso de Cuba por la significación de la Revolución vivida en ese país y por el fin del gobierno de los Castro.

Oportunamente cada uno de esos hechos recibirá nuestra atención. Pero esta semana hubo dos hechos nuevos que merecen una mención especial. Se trata de Brasil y Venezuela. En este último país la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ha planteado que habrá elecciones en el primer cuatrimestre del corriente años. Falta definir la fecha precisa de las mismas.

En el caso brasileño la situación ha evolucionado hacia caminos tortuosos cuyo desenlace es impredecible. Una Cámara de Porto Alegre, llamado a intervenir luego del fallo del Juez Sergio Moro que había condenado a Luis Inácio “Lula” da Silva a 9 años de prisión, ratificó ese fallo. No solo lo hizo por unanimidad, sino que subió la condena a 12 años y un mes. De esta manera Lula, actualmente el candidato con mayor intención de voto, queda al borde de su inhabilitación electoral. Al fallo de esta Cámara le caben 3 posibles mecanismos para ser modificado. Uno sería mediante un pedido de “aclaración”, ante el mismo Tribunal. Los otros dos son pedidos de intervención ante 2 Tribunales Superiores, pero solo por la vía “extraordinaria”, dado que hubo condena por unanimidad. Suponiendo que la condena no quede firme antes del 15 de agosto, fecha de vencimiento para presentar las candidaturas, la decisión queda en manos del Supremo Tribunal Electoral (STE).

Por ahora, La fuerza política que sostiene la candidatura de Lula, el Partido de los Trabajadores (PT), tiene decidido mantener esa candidatura. Eso le permite, aunque sea impugnado, mantenerse en campaña hasta que sea rechazado por el STE. En Brasil la ley permite el cambio del nombre de los candidatos hasta 20 días antes de las elecciones previstas para el 7 de octubre. Da la impresión que la política brasileña, mediante el accionar de la Justicia, sigue estando en las mismas manos de los golpistas que desalojaron del gobierno a Dilma Rousseff.

 Juan Guahán

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