-Padre, ¿por qué nuestro país invadió a Irak? -preguntó Billy, de 8 años.
-Allá había armas de destrucción masiva.
-Pero la TV dijo que los inspectores no encontraron nada.
-Los iraquíes las escondieron. Y nuestro gobierno sabe que las invasiones funcionan más que las inspecciones.
-Si tenían tales armas ¿por qué no las usaron cuando atacamos?
-Para que nadie supiese que ellos tenían las armas. Prefieren morir a defenderse.
-¿Cómo un pueblo puede preferir morir a defenderse?
-La cultura de ellos es diferente. Prefieren morir e ir junto a Alá. Y recuerda que Saddam Hussein era un cruel dictador.
-¿Cómo cruel?
-Torturaba y mataba gente.
-¿Como en la China comunista?
-China es diferente. Su pueblo trabaja para nuestras empresas, reduciendo los costos de producción y aumentando nuestras ganancias.
-Pero ¿China no es comunista?
-Sí.
-¿Y los comunistas no son malos?
-Sólo los comunistas de Corea del Norte y de Cuba, que apresan y torturan a la gente.
-¿Como lo hacemos en Bagdad?
-Es diferente. Nosotros prendemos y torturamos en defensa de los derechos humanos y de la libertad.
-¿Fue lo que hicimos en Afganistán?
-Allá fue por culpa de Osama ben Laden.
-¿Él es afgano?
-No, es saudita.
-¿Cómo 15 de los 19 secuestradores suicidas del 11 de septiembre?
-Sí.
-Y ¿por qué no invadimos a Arabia Saudita?
-Porque el gobierno de allá es nuestro amigo.
-¿Como era Saddam en 1980, al combatir a Irán?
-Sí, quien combate a nuestro enemigo es nuestro amigo.
-¿Y por qué tenemos enemigos?
-Porque muchos pueblos tienen envidia de nuestro progreso.
-Pero, padre, ¿la envidia no es un problema del envidiado?
-El envidioso de hoy puede volverse el terrorista de mañana.
-¿Qué es un terrorista?
-Es una persona que no piensa como pensamos nosotros.
-Pero ¿nosotros no defendemos la libertad de opinión?
-Sólo la que no va contra nuestra opinión.
-¿Irak nos atacó?
-No, pero ahora hacemos guerras preventivas, evitamos el mal antes que su semilla caiga sobre la tierra.
-¿Nosotros producimos las armas empleadas en las guerras?
-Buena parte de ellas, pues la guerra favorece a nuestra economía.
-¿Quiere decir que nos hacemos ricos a costa de la muerte de otros pueblos?
-Es la lógica del mercado.
-Pero, padre ¿una vida humana no vale más que un misil? ¿No fue eso lo que usted me enseñó?
-Teóricamente sí, pero en la práctica no es así. Para el mercado, sólo tiene valor la vida que está dentro de él, la del consumidor.
-¿Y las otras vidas?
-Hijo, nada en exceso es bueno. Mucho viento causa huracán; mucha agua, inundación; muchas bocas, hambre.
-¿Quiere decir que nosotros matamos como mataban Saddam y el Talibán?
-Nosotros matamos en favor de la libertad; ellos en contra.
-¿Inclusive a niños como yo?
-Tú no eres como ellos. No tenemos la culpa de que nuestros enemigos tengan hijos.
-¿Dios lo aprueba?
-Sí, nuestro presidente habla directamente con Dios.
-¿Cómo lo hace?
-Él escucha la voz divina en su cabeza. Dios lo eligió para hacer la guerra del Bien contra el Mal.
-Pero ¿Dios y Alá no son la misma persona?
-Billy, basta de preguntas. Y, por favor, ¡no confundas a nuestro Dios con el de ellos!
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* Escritor, sociólogo. Asesor del presidente brasileño Lula Da Silva y coordinador del Proyecto Hambre Cero.
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