Estados Unidos: cuando el cross country no es un deporte

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Surysur*

Como resultado de una operación coordinada por el FBI a lo largo de tres noches, en el territorio estadounidense fueron apresados más de 50 individuos dedicados a la explotación de adolescentes obligadas a prostituirse; menos fructífera fue la redada a la hora de contabilizar el salvataje de las niñas: sólo alrededor de 45 fueron rescatadas esta vez a lo ancho y largo del país.

Sin los ribetes públicos que tiene la explotación sexual infantil y adolescente en algunos países asiáticos y latinoamericanos, en el territorio estadounidense las menores como mercancía sexual no constituyen novedad. La vida hogareña cuyos valores se baten en retirada, el consumo de estupefacientes, la distorsión del "american dream" y la acción de bandas organizadas impelen a centenares de muchachas y muchachos a abandonar a sus  familias.

En algunos casos por huir de abusos incestuosos, en otros por correr detrás de una improbable fortuna, por curiosidad o malas compañías, todos los años un número no determinado de adolescentes entra en la peculiar clandestinidad de la prostitución. En los últimos tiempos el FBI –la oficina (bureau) federal de investigaciones– viene estudiando y tomando cartas en un asunto que amenaza la estabilidad social estadounidense y pone en entredicho sus valores.

En este marco la Operación Cross Country significó que durante tres noches la acción conjunta de la agencia federal y policías locales haya logrado rescatar alrededor de 45 muchachas entre 13 y 17 años que ejercían, según se informó, "el negocio" de la prostitución. El operativo concluyó la etapa con no menos de 50 proxenetas detenidos. 

"Consideramos a las chicas víctimas de la prostitución", dijo un vocero del FBI, "nuestro objetivo es sacarlas de ese ambiente". Y puntualizó: "Por desgracia la mayor parte de esas niñas son las que podríamos denominar ‘chicas desechables’, sin apoyo familiar, sin amigos; nadie las quiere, muchas han huido de sus hogares".

Cross Country tuvo lugar coordinando esfuerzos con las policías de Miami, Chicago y la ciudad de Anchorage, en Alaska. Fue la tercera redada nacional desde que el proyecto se puso en marcha en 2003 con el objeto de acabar con la explotaciòn sexual de menores.

Las redes de proxenetismo, que incluyen el "reclutamiento" y eventualmente el traslado de las chicas a estados donde no haya probabilidades de que las reconozcan –o huyan– abarca gran parte del territorio. "Son organizaciones muy sofisticadas" dijo el FBI.

Muchos trabajadores sociales y organizaciones ciudadanas que luchan contra este flagelo, sin embargo, no son optimistas. Valoran el esfuerzo del FBI, pero advierten que, especialmente en las grandes ciudades, los cuerpos policiales locales –estatales o municipales– pueden estar infiltrados por las mafias de la prostitución y las drogas.

"Lo que la prostitución juvenil pone en evidencia no es tanto la pobreza económica como el quiebre moral de la sociedad", señaló un trabajador social.

Con la crisis recesiva de la economía y los números que reflejan la brutal de pérdida de empleos –cientos de miles de trabajadores cesantes– la posibilidad de reinsertar a las jóvenes en sociedad son más bien escasas, sobre todo porque –como señala un activista social– "en la calle hay más droga que nunca.

"Combatimos el tráfico de drogas en Colombia, en México, en Afganistán, en Perú o en Bolivia, pero en nuestras calles basta querer una dosis para conseguirla si se tiene el dinero para hacerlo. Y esas chicas y chicos conseguirán ese dinero a cualquier precio".

* Informe de Bill Sommer.

 

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