A 10 años del Foro Social Mundial: ¿Hacia el “post-altermundialismo”?

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Bernard Cassen*
Muchos militantes se preguntan sobre los resultados políticos concretos de esos encuentros. Los movimientos sociales y ciudadanos, reunidos por primera vez en Porto Alegre en enero de 2001 para denunciar los estragos del neoliberalismo y exponer proposiciones alternativas, lograron gran repercusión. Pero la fórmula está emitiendo señales de desgaste… De ahí la necesidad de tender puentes con las fuerzas políticas y con los gobiernos progresistas que llevan a la práctica medidas directamente surgidas de los Foros.

En la pequeña oficina de Le Monde diplomatique de París, donde el 16 de febrero de 2000 se establecieron las bases de lo que iba a convertirse en el Foro Social Mundial (FSM), ninguno de los presentes (1) hubiera podido imaginar hasta qué punto el FSM se transformaría en un nuevo actor de la vida política internacional. Y todo fue muy rápido, dado que el primer FSM se celebró menos de un año después en Porto Alegre, capital del estado brasileño de Rio Grande do Sul (2).

Tan rápido paso de la idea a la acción fue una notable hazaña que debe atribuirse al comité brasileño de organización, constituido a ese fin. En un artículo publicado en agosto de 2000 (3), que contribuyó de manera decisiva a dar credibilidad y poner en órbita internacional al futuro Foro, Ignacio Ramonet escribía: “En 2001, Davos tendrá un competidor mucho más representativo del planeta tal cual es: el Foro Social Mundial que se reunirá en la misma fecha (del 25 al 30 de enero) en el Hemisferio Sur, en Porto Alegre (Brasil)”. Añadía, a partir de los elementos de los que disponía en ese momento, que se esperaban “entre 2.000 y 3.000 participantes, portadores de las aspiraciones de sus respectivas sociedades”. No obstante, y para agradable sorpresa de todos, fueron cerca de 20.000 los delegados que seis meses después se reunieron en la capital gaucha.

La reacción anti-Davos tuvo una fuerte influencia en esa movilización. La voluntaria proximidad de los titulados dos Foros –Foro Económico Mundial o World Economic Forum (WEF) en Davos y Foro Social Mundial en Porto Alegre– así como la también deliberada simultaneidad de ambas reuniones, constituyeron ventajas mediáticas mayores. El fundador y presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab, lo constató con amargura, quejándose de la “desviación negativa” del renombre del WEF.

Símbolo del poder y de la arrogancia financiera, así como del desprecio por la democracia y la sociedad, Davos constituía un blanco perfecto para los movimientos sociales y ciudadanos. Ya en enero de 1999, en plena sesión del WEF, varias organizaciones, entre las que se encontraba el Foro Mundial de las Alternativas (FMA) y Attac, habían organizado un seminario de dos días en Zurich, seguido de una conferencia de prensa sobre el tema de “El otro Davos” en la estación de esquí suiza. Cualquier otro tipo de manifestación o protesta era prácticamente imposible en esas estrechas callecitas cubiertas de nieve controladas por policías y militares.

Fue, pues, contra todo lo que representaba Davos contra lo que se definieron los primeros FSM, en una postura de denuncia del neoliberalismo y de resistencia a sus perjuicios. Los FSM también se situaban como prolongación de los combates zapatistas (en especial el Reencuentro Intergaláctico de Chiapas de 1996); de la lucha victoriosa contra el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI) de 1998, elaborado en secreto por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y cuyo texto había publicado Le Monde diplomatique, y por supuesto de la gran movilización en Seattle contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) de diciembre de 1999 (4).

Ese comportamiento remite a una ideología libertaria difusa pero muy presente en numerosas organizaciones. En especial fue objeto de las teorías de John Holloway en su obra titulada explícitamente Cambiar el mundo sin tomar el poder (7). Por otra parte, la palabra “poder” está ausente del vocabulario de muchos de sus actores, salvo para estigmatizarla, muy a menudo como reacción a las derivas totalitarias de Estados-Partidos.

Por el contrario, el contrapoder y la desobediencia civil se consideran las privilegiadas palancas del cambio. Tal postura se hace difícil de sostener cuando en la Cumbre de Copenhague, por ejemplo, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que agrupa a nueve Estados latinoamericanos y caribeños, toma posiciones que convergen con las de las coaliciones de ONG que exigen la justicia climática, y cuestiona directamente al capitalismo (8).

El nuevo contexto internacional impondrá, incluso en la concepción de estos Foros, la búsqueda de nuevas formas de articulación entre movimientos sociales, fuerzas políticas y gobiernos progresistas. Para caracterizar esta evolución se ha propuesto una palabra: el post-altermundialismo (9), que sin sustituir al altermundialismo, constituye una continuidad posible.

Con ocasión del FSM de Belem, se pudo ver un primer esbozo de esta actividad postaltermundialista en el diálogo entre cuatro presidentes latinoamericanos –Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay) y Evo Morales (Bolivia)– y los representantes de movimientos sociales del subcontinente. Un diálogo que va a profundizarse en el Foro Social temático de Salvador de Bahía, previsto en dicha ciudad del 29 al 31 de enero de 2010 (10) con la creciente participación de jefes de Estado (entre ellos del presidente Lula). Participación que debería prolongarse con ocasión del próximo FSM que en 2011 tendrá lugar en Dakar.

Durante una reunión preparatoria organizada en la capital senegalesa el pasado noviembre, movimientos sociales del continente expresaron su voluntad de hacer evolucionar al FSM. Se debatieron formulaciones como la necesidad de crear “un espacio de alianzas creíbles” y no “un mercado de la sociedad civil”; de “definir una relación nueva con los actores políticos” en vista a “construir una alternativa”.

Ciertamente, en África se consolidará el necesario giro “post-altermundialista” de los Foros Sociales.

(1) Además del autor de estas líneas (en aquel momento director general del periódico y presidente de Attac Francia), se trataba de Chico Whitaker y Oded Grajew, respectivamente el secretario de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, y el dirigente de la Asociación Brasileña de Empresarios por la Ciudadanía (CIVES), así como las señoras Whitaker y Grajew.
(2) Sobre la génesis y organización de este primer Foro y los dos siguientes, véase Bernard Cassen, Tout a commencé à Porto Alegre, Editions des 1001 Nuits, París, 2003. También el texto de Chico Whitaker sobre los orígenes del Foro: www.forumsocialmundial.org.br/dinamic.php?pagina=origem_fsm-por
(3) Ignacio Ramonet, “¿Davos? No, Porto Alegre”, Le Monde diplomatique en español, agosto de 2000. Este artículo fue retomado en las veinte ediciones en distintos idiomas con las que contaba en esa época el periódico. Lo mismo sucedió con el editorial del mismo autor publicado algunas semanas antes del Foro, con el objeto de movilizar a los participantes: “Porto Alegre”, Le Monde diplomatique en español, enero de 2001.
(4) Samir Amin y François Houtart, “El futuro de los Foros Sociales a debate”, Le Monde diplomatique en español, mayo de 2006.
(5) www.medelu.org/spip.php?article27&var_recherche= manifeste%20de%20porto%20alegre
(6) www.forumdesalternatives.org/FR/readarticle.php?article_id=841
(7) John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder, Ediciones Herramienta, Buenos Aires, 2002.
(8) Declaración especial sobre el cambio climático aprobada por la Cumbre del ALBA con ocasión de su Cumbre del 13 y 14 de diciembre de 2009 en La Habana. Versión en español: www.medelu.org/spip.php?article313
(9) El 26 de enero de 2008, la Asociación Mémoire de Luttes y la revista Utopie critique organizaron en París un coloquio titulado “Altermundialismo y post-altermundialismo”. Véase su “Llamado Final”, www.medelu.org/spip.php?article7&var_recherche=colloque%20post%20altermondialisme
(10) www.fsmbahia.com.br

*Presidente honorario de Attac Francia, secretario general de Mémoire des luttes.

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