ABORTO Y ADOLESCENCIA
Cada año por lo menos 4.5 millones de mujeres jóvenes recurren al aborto en el mundo, muchas veces realizado en condicionesde riesgo. En Latinoamérica y el Caribe, las estimaciones varían entre aproximadamente 13 abortos anuales por cada mil mujeres de 15 a 19 años en México, y alrededor de 36 por cada mil adolescentes en República Dominicana.
The Center for Reproductive Rights señala, por suparte, que los adolescentes son personasentre 10 y 19 años de edad, lo que representa uno de cada cinco habitantes del planeta. Define a la adolescencia como “un periodo de rápida madurez física, emocional, social y sexual, que necesitan una gama completa de servicios e información de salud reproductiva de calidad. Sin embargo los gobiernos tienden a ignorar los asuntos de higiene de los jóvenes o los consideran indistinguibles de las preocupaciones de la infancia”.
Doña Censura
Debido a la censura que existe en muchas sociedades con respecto a la sexualidad, los y las adolescentes carecen de información y acceso a servicios adecuados de planificación familiar en condiciones de confidencialidad e independencia. Por otra parte, las jóvenes no tienen muchas veces medios económicos, contactos sociales o de transporte para recurrir a un aborto seguro. También es grande la probabilidad de que demoren la búsqueda de ayuda, lo que produce un alto índice de morbilidad y mortalidad como resultado de un aborto en etapa avanzada de gestación.
Como las adolescentes no estánsuficientemente maduras para el alumbramiento desde el punto de vista psicológico y físico, los nacimientos a edad temprana también se traducen en elevados índices de morbi-mortalidad materna. Entre los riesgos se incluyen hemorragias, anemia, desnutrición, retraso o complicaciones en la labor de parto. Tienen además, más probabilidades que las mujeres mayores de tener un nacimiento prematuro, un aborto espontáneo o que la criatura nazca muerta. También es cuatro veces mayor la posibilidad que fallezca por complicaciones del embarazo.
Derechos reproductivos
La Convención celebrada en 1990 sobre los Derechos del Niño y la Niña, es el primer tratado internacional que reconoce las capacidades reproductivas de los y las adolescentes y protege su derecho a la vida y a la salud. En su Artículo 24 “reconoce la facultad del niño al disfrute del más alto nivel posible de higiene y de servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud y desarrollarla atención sanitaria preventiva, la orientación a los padres y la educación yservicios en materia de planificación de la familia”, lo que incluye la disponibilidad de atención médica adecuada, confidencial y segura para las jóvenes que tienen complicaciones a causa de un aborto inseguro.
Esta Convención obliga a los Estados parte a asegurar que todo niño o niña disfrute plenamentede su intimidad y a expresar su opiniónen los asuntos que le afecten directamente.
En la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994, y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing, en 1995, reafirman lo establecido en la Convención del Niño y la Niña y declaran que toda persona debe poder disfrutar del mas alto nivel posible de “salud física y mental” definiendo la salud reproductiva como «la capacidad de disfrutar de una vidasexual satisfactoria y sin riesgos de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo cuándo y con qué frecuencia”.
En este sentido las conferencias internacionales advirtieron el problema del embarazo no deseado y el aborto inseguro entre las jóvenes. Reafirmaron las facultades de los y las adolescentes a la fertilidad, incluyendo el derecho a lo confidencial y el ingreso a servicios de salud sexual, reconociendo la necesidad de las jóvenes y mujeres solteras a acceder a servicios de planificación familiar que incluyan información y distribución de métodos anticonceptivos.
En la Conferencia Internacionalsobre Población y Desarrollo, se acordó: “Los países, con la asistencia de la comunidad universal, deberían proteger y promover los derechos de los jóvenes a la educación, la información y la asistencia en materia de salud reproductiva, y del mismo modo exhorta a los gobiernos a que, en colaboración con organizaciones no gubernamentales, atiendan las necesidades especiales de los y las adolescentes y establezcan programas apropiados para responder a ellas”.
Educación
De acuerdo al Centro Latinoamericano de Demografía, en varios países de Latinoamérica, los datos demuestran que entre los grupos desfavorecidos la edad mediana en la que se forma la primera unión sexual suele ser equivalente o inferior a los años en la que concluye la educación escolar.
Investigaciones de campo indican que el bajo nivel de cultura está directamente relacionado con una alta tasa de embarazos en adolescentes. En República Dominicana, Ecuador, México y en la mayoría de las naciones africanas más de las dos terceras partes de las mujeres sin instrucción, dan a luz antes de los 20 años. Por consiguiente, una formación sexual adecuada promueve actitudes responsables y previene gestaciones no planificadas y el aborto entre las jóvenes.
La gravidez no deseada entre las muchachas constituye un problema prioritario en naciones de América Latina y El Caribe, por lo que en muchos países existen programas nacionales que atienden las necesidades de los y las adolescentes en lo referente a salubridad y educación, orientadora a prevenir el embarazo no previsto. Por lo tanto, resulta imperativo garantizar el acceso a la enseñanza sobre la salud sexual y reproductiva que permita atender sus necesidades.
Los gobiernos deben eliminar los obstáculos legales y reglamentarios a la salud reproductiva y crear sistemas completos de higiene dirigidos a edades específicas. Incrementar programas sobre sexualidad, anticoncepción y fertilidad que ayuden a los y a las adolescentes a desarrollar su capacidad de tomar decisiones responsables. Deben, además asegurar el acceso universal a la búsqueda y servicios confidenciales de alta calidad en materia anticonceptiva, así como atención pre y post natal para jóvenes, al margen de su estado civil.
Tienen además la obligación de adoptar fuertes medidas para protegerlas de la violencia sexual, imponiendo severas sanciones alos infractores. Reforzar las leyes sobre la edad mínima que se debe tener para el matrimonio y promulgar reglamentos que aseguren el consintimiento por ambas partes.
Los fríos datos
Un estudio de The Center for Reproductive Rights, revela lo siguiente:
– En Asia,Oriente Medio y África delNorte, el 48% de las mujeres tienen relaciones maritales antes de los 20 añosde edad. En Estados Unidos, el 63% son sexualmente activas antes de los 18 años.
– En el África subsahariana aproximadamente el 50% de las niñas recibe al menos siete años de educación. Este porcentaje se reduce al 10% en Burundi, Malí, Nigeria y República Centroafricana.
– Entre el 20 y el 40% de las mujeres tienen su primera relación sexual antes de los 18 años en América Latina y el Caribe, el 30% en el Oriente Medio y África del Norte, elevándose al 50% en Yemen.
– Aproximadamente el 10% de todos los nacimientos en el mundo se atribuyen a adolescentes. Cada año, alrededor de 14 millones de jóvenes se convierten en madres.
– Entre uno y cuatro millones de adolescentes, en los países del sur, recurren al aborto clandestino, por lo general de alto riesgo.
– De 30 millones de personas que vivían con VIH en 1998, al menos un tercio se encontraban en edades comprendidas entre los 10 y los 24 años, con 2.6 millones de infecciones nuevas cada año. Esto significa cinco contaminaciones cada minuto.
– Las adolescentes son más sensibles alVIH/SIDA y a otras enfermedades de transmisión sexual que los adolescentes varones. Esta vulnerabilidad cada vez mayor se puede atribuir a factores que escapan a su control, como la violencia y la explotación sexual, la carencia de educación formal incluyendo la sexual, y la falta de acceso a anticonceptivos y a servicios de salud reproductiva.
– En general, entre el 40 y el 47% delos asaltos sexuales se producen contra adolescentes de 15 años y menores.
– La prevalencia mundial de circuncisión femenina–mutilación genital– es de unos 130 millones de mujeres, con dos millones adicionales de niñas y mujeres que se someten a este procedimiento cada año. Esto significa una violación a sus derechos básicos, ya que implica la ablación de órganos sexuales sanos, sin que exista necesidad médica; por lo general se efectúa en niñas y adolescentes, con consecuencias perjudiciales tanto físicas como psicológicas.
– En Chile y la Argentina más de un tercio de las muertes maternas entre las adolescentes se relacionan con abortos clandestinos. En Latinoamérica y el Caribe, una décima parte de todas las mujeres hospitalizadas por complicaciones relacionadas con un aborto son menores de 20 años.
– En general, entre 40 y 47% de las agresiones sexuales son contra adolescentes de 15 años y menores. En Chile, cerca del 3% de las menores de 18 indican que su primera relación sexual fue una violación.
– Un estudio realizado en Brasil revela que el 21% de los niños y el 15% las niñas tienen historia de enfermedades de transmisión sexual.
En Venezuela
El recurso de la familia, valioso y necesario para suplir otras fuentes de información, no cuenta mucho en Venezuela, pues generalmente actúa más bien como transmisor de valores sobre la sexualidad que cierran todo posible cambio de comunicación. Por otra parte no es cierto que los adolescentes tengan acceso libre a la planificación familiar.
Es de hacer notar además la acción que sobre las actitudes y la conducta sexual tienen los medios de comunicación social y la publicidad comercial. Se propicia y se destaca una sola de las dimensiones del sexo: la del placer y el goce. Los jóvenes –más que ningún otro grupo de la población– son utilizados para vender el sexo-placer, representando las modas, el consumo, la música, etc., impuestas para responder a los intereses de quienes, por esa vía, ejercen control económico social; la juventud que va tras el bienestar y el consumo representa una garantía más de la sustentación y mantenimiento de su poder –y ganancias–.
Desasistidos de información, sin las facilidades necesarias para el acceso a la anticoncepción científica, e impulsados por el ejercicio del sexo en busca de placer como única meta, no podrán tener los elementos para pensar lo que implica la vivencia de la sexualidad y la paternidad, y es así como están a merced de embarazos imprevistos y abortos realizados en las peores condiciones. Por supuesto que en el reparto de las funestas consecuencias que ello puede traer, las clases más desposeídas, las de menos recursos económicos y educativos, tendrán la mayor incidencia.
Opiniones. El doctor Alfredo Díaz Bruzual, ginecólogo de amplia trayectoria en el país y estudioso de esta problemática, señala:
“El solo hecho de mencionar la palabra “aborto” en nuestro medio ya implica una connotación cargada de subjetividad, con calificativos de pro y en contra. Pareciera que no es posible tratar este tema sin tomar partido a favor o en contra».
“Por todos los que en alguna forma nos hemos ocupado de estudiar el tema, es bien conocida la práctica del aborto en nuestro país, práctica que permite a muchos enriquecerse, amparados unos por la clandestinidad y otros incluso bajo la protección de entes poderosos dentro de la sociedad.
«Es del conocimiento público el gran número de jóvenes que acuden a centros de salud para practicarse abortos; las que pueden pagar lo hacen en clínicas privadas asistidas por obstetras, algunos de ellos bien calificados, otras caen en manos de los llamados “piratas” o de “abortadotas” que utilizan toda clase de artificios. Son precisamente estas pobres muchachas las que se complican con cuadros de infección o hemorragias graves con desenlace fatal”.
“No existe la menor duda que en Venezuela el aborto es un problema de salud pública cuya dimensión resulta muy difícil de precisar, debido al subregistro estadístico motivado por su ilegalidad, y solo conocemos los casos que se complican gravemente o mueren. Es un hecho real que no podemos ignorar, nos agrade o no la idea, estemos a favor o en contra, que el aborto efectuado en condiciones ilegales es un flagelo que golpea fuertemente a las mujeres jóvenes, adolescentes y hasta niñas, especialmente en los países en vías de desarrollo como el nuestro”.
Señala también que un informe publicado por el fondo de población de las Naciones Unidas revela interesantes datos: en casi todos los países del mundo el aborto es legal en determinadas circunstancias. Un 98% de las naciones, donde reside el 96% de la poblaciónmundial, reconocen que la amenaza a la vida de la madre constituye un fundamento jurídico valido para la interrupción del embarazo.
Igualmente lo es la protección de la salud de la mujer en el 89% de los países industrializados, pero sólo en el 52% en los países en desarrollo. En los países donde el aborto es legal se practican 25 millones cada año. Por otra parte, se practican 20 millones de abortos en malas condiciones, el 90% de ellos en países en vías dedesarrollo. Cada año unas 70.000 mujeres pierden la vida como resultado deabortos en malas condiciones y un número mucho mayor, no determinado, padece de secuelas en forma de infecciones y lesiones derivadas de aquellos.
“Recordemos –dice– que sólo el 12% de la población femenina venezolana en edad fértil está cubierta por programas de planificación familiar, con el agravante de que en este grupo estadístico de edad fértil no se incluyen las menores de 15 años. El número de nacimientos producto de madres-niñas de 10 a 14 años es de 5.000 cada año en nuestro país”.
“La mujer recurre al aborto cuando su embarazo resulta de un acto de violación, de relaciones sexuales no deseadas, cuando carece de información y servicios anticonceptivos o cuando fracasa el método anticonceptivo utilizado. La conclusión es obvia, al disponer de mejor información sobre lasalud reproductiva y más fácil acceso a los métodos anticonceptivos, se reducirá el número de abortos. Es decir: que el incremento de los programas de educación sexual y planificación familiar son elementos clave en la lucha contra este grave problema de salud pública».
«La ignorancia es el camino más corto al fracaso, el conocimiento y buen uso del mismo contribuyen al éxito. Defendamos la vida,es el don primordial de nuestra existencia, queremos una vida digna acorde anuestra condición humana a imagen y semejanza de Dios”.
La doctora Mercedes López Contreras, investigadora de la Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana (Fundacredesa) y del Proyecto Venezuela, afirma:
“El aumento de embarazos en adolescentes tiene múltiples causas socioculturales; entre las biológicas es importante señalar que las niñas venezolanas son de maduración temprana, con una edad de la menarquia entre 12 y 13 años en todas las regiones del país y en todos los estratos sociales.
«La tendencia a una maduración cada vez más temprana es de tal magnitud que la edad de la menarquia ha disminuido de catorce y medio años, en 1937, a doce y medio años en 1994. Este hecho implica que cada vez es mayor la distancia entre la madurez sexual y la madurez sociocultural, lo cual es un factor de riesgo para el inicio prematuro de las relaciones sexuales, para el embarazo precoz y también para el aborto”.
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* Periodista venezolana.