Abuelas de Plaza de Mayo encuentran a la nieta 110

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La presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto anunció  el hallazgo de la nieta 110, hija de Liliana Isabel Acuña y Óscar Rómulo Gutiérrez, ambos secuestrados el 26 de agosto de 1976 por la pasada dictadura cívico militar, y la restitución de ella a su núcleo familiar.

La joven se presentó espontáneamente a fines de octubre de 2012 en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo porque varios indicios en su entorno la habían hecho sospechar de su verdadera identidad. En el mismo momento fue enviada a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para que se realizara los estudios de ADN, que demostraron finalmente que era hija Liliana y Óscar. Su madre estaba embarazada de cinco meses cuando la secuestraron.

La abuela paterna, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez fue una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, y realizó una constante búsqueda de su nieta, pero murió hace dos años sin saber este resultado. Los abuelos maternos Rosa González y Fredervindo Acuña ayudaron en la desesperada búsqueda., pero fallecieron sin poder ver a su nieta.

«Una vez más, a pesar del tiempo transcurrido y las huellas que intentaron borrar, la verdad triunfa sobre la mentira. Sin embargo, no deja de dolernos que las Abuelas Vilma y Rosa no hayan podido conocer a su nieta. El tiempo corre, los familiares quisiéramos tener la posibilidad de abrazar a nuestros nietos y nietas que desde hace más de 36 años estamos buscando», dijo De Carlotto

Ricardo Gutiérrez, el tío de la joven restiuida, hizo un reconocimiento especial a las Abuelas y  su lucha y también a su sobrina, por el valor de animarse a buscar la verdad, y agregó soy un convencido de que la vida siempre le gana a la muerte y esta es la muestra. Fue un embarazo de 37 años que dio a luz este día.

“Queremos agradecer a todo el pueblo argentino que nos ha acompañado y a la prensa por ayudarnos a difundir algo que todavía no está resuelto, que es la identidad de alrededor de 400 nietos”, remarcó la presidenta de Abuelas antes de leer el comunicado oficial. Allí se señala que los padres de la joven restituida, Oscar Rómulo Gutiérrez y Liliana Isabel Acuña, militaban en Montoneros y fueron secuestrados el 26 de agosto de 1976, aproximadamente a las 6.30 de la mañana de su vivienda en San Justo. Liliana transitaba su quinto mes de embarazo cuando doce hombres de civil, portando armas largas y bajo amenazas de muerte, la metieron a ella y a su marido en un auto. En el mismo operativo fue secuestrada la hermana de Liliana, Elba Eva Acuña, y también su esposo, Hugo Alberto Sáez.

Oscar Gutiérrez había nacido en La Tablada el 17 de abril de 1951. Sociólogo e hincha de Independiente, se había anotado en Ciencias Económicas a la vez que trabajaba en una empresa metalúrgica. Liliana Acuña había nacido el 30 de mayo de 1952 en la ciudad de Buenos Aires y estudió Veterinaria por unos años para luego pasarse a Agronomía. Trabajaba dando clases particulares de matemática. Luego de ser secuestrados de su vivienda, fueron conducidos a la comisaría 4ª de San Isidro, conocida bajo el nombre de “Las Barrancas”. Cuando ingresaron, ya mostraban señales de haber sido torturados. Compartían con otras doce personas el sótano de la comisaría. Mientras estuvieron detenidos allí, sus familiares pudieron saber que se encontraban con vida, aunque en pésimas condiciones, y que el embarazo de Liliana seguía en curso. La información se las brindaba un agente, el mismo que les anunció que Liliana había dado a luz a una nena en San Martín, en diciembre del ’76 o enero del ’77. Cuando en la comisaría se enteraron del contacto de la familia con el agente, todos los detenidos fueron trasladados y ya no se volvieron a tener noticias de ellos. Desde entonces permanecen desaparecidos.

La familia con la que se crió le contó a la nieta número 110 que ella había sido entregada por miembros de la Policía Federal, quienes aseguraban haberla encontrado abandonada en la Ruta 2, en Florencio Varela. “A pesar del tiempo transcurrido y las huellas que quisieron borrar, la verdad triunfa sobre la mentira”, dijo Carlotto.

Rodolfo Gutiérrez, emocionado, se dirigió a su sobrina: “Queremos conocerte, verte, abrazarte, contarte historias de tus padres. Es una lucha de casi 37 años, una lucha de mis padres, de tu abuela Vilma, de todas las Abuelas, a las que quiero agradecer, como también al Gobierno, que desde hace diez años se dedica a tener políticas públicas para que puedan ocurrir acontecimientos fabulosos como éste, que no es un hecho individual sino un hecho social, porque una sociedad mejora cuando empieza a conocerse la verdad”, dijo y destacó el gesto de su sobrina de acercarse por su propia voluntad a las Abuelas.

“Encontramos un papelito en el archivo de los primeros tiempos donde decía ‘la abuela tiene un lunar acá y la mamá también, entonces si era una nena ella lo debe tener’, claro, eso era cuando no teníamos el ADN”, se sonrió Estela de Carlotto. En la misma línea, Roisinblit agregó que “37 años atrás no sabíamos si nuestros nietos habían nacido, no sabíamos el sexo, nada, y no había ningún texto donde aprender todo eso”, remarcó con su nieto recuperado, Guillermo, parado detrás de ella.

Hacia el cierre, Carlotto invitó a todos los jóvenes que tengan dudas sobre su identidad a que “se animen a confrontarse con su historia: les ofrecemos certezas, respeto a sus necesidades, les repetimos que no están solos, que los espera la libertad”.

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