Acciones de la DEA obligaron al gobierno boliviano a prohibir sus actividades

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Gonzalo Tarrués

El complicado escenario de las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos se abrió este sábado primero de noviembre con un hecho anunciado: el presidente Morales suspendió los trabajos de la Agencia antidrogas estadounidense en el territorio del país, por haber contribuido poderosamente a montar un "golpe civil" de derecha en septiembre pasado.
Dijo el presidente: "A partir de hoy día se suspende de manera indefinida cualquier actividad de la DEA".

Evo Morales, antiguo dirigente de los cultivadores de coca, planta de consumo ancestral en la región andina –Perú, Bolivia, la Argentina y el altiplano chileno–, afirmó que personal de esa oficina gubernamental de EEUU "apoyó actividades del golpe de Estado fallido en Bolivia"; se refería a las violentas protestas y crímenes cometidos por autoridades locales, militantes de ultraderecha y mercenarios en los departamentos (provincias) de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca.

El presidente de Bolivia pronunció su alocución ante los ciudadanos y prensa reunidos en el aeropuerto de Chimoré. Puntualizó: "Tenemos la obligación de defender la dignidad y soberanía del pueblo boliviano". El lugar fue elegido cuidadosamente: allí operaba un cuartel financiado por EEUU. 

Morales no precisó si los agentes y otro personal de la DEA serán invitados a abandonar Bolivia. En setiembre de este año el gobierno boliviano declaró persona non grata al embajador estadounidense Philip Goldberg. E n apariencia las tareas de la oficina antidrogas del gobierno norteamericano en territorio boliviano se vinculan a financiar, instruir y evaluar la lucha contra el narcotráfico.

La coca se utiliza tradicionalmente en el área andina, e incluso hasta la costa del Pacífico y las provincias mediterráneas argentinas como infusión o son mascadas, como solía hacerse antaño con el tabaco; en Perú, especialmente, se han puesto en marcha una serie de perqueñas industrias y artesanías para explotar el valor alimenticio de la hoja de coca.

El aparato de inteligencia del gobierno boliviano mantiene que personal de la DEA participó –en algunos casos pudo haber asesorado– de manera activa en los días de violencia política que dejaron 19 muertos y pusieron al país al borde de una guerra civil. Dijo Morales que hubo "agentes de la DEA que realizaban espionaje político, financiando a grupos delincuenciales para que atenten contra la vida de las autoridades, por no decir, del presidente".

La embajada de Estados Unidos en Bolivia, naturalmente, negó que la DEA y la siniestra USAID se involucraran en la política interna del país.
 

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