Afganistán- – LA OTAN ESPERA ESTA VEZ DERROTAR DE VERAS A LOS TALIBANES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Es, precisamente, la duda acerca del papel que jugarán las tropas afganas –según los analistas– un talón de Aquiles. Las fuerzas de los talibanes están bien apertrechadas y conocen al dedillo los intrincados pasos de las montañas de la región, cosa que no sucede con las fuerzas ocupantes.

Según la agencia de noticias británica BBC Mundo, las expectativas de éxito de la ofensiva disminuyen si a los afganos no se les asigna un lugar en la vanguardia del ataque, lo que será difícil que ocurra. No porque tengan demasiada simpatía por aquellos –provienen de distintas regiones– sino porque se sospecha niveles de connivencia entre las autoridades puestas por la ocupación y los denominados «señores de la droga».
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Durante los años en que los talibanes –su nombre deriva de las escuelas religiosas musulmanas del sur de Afganistán– gobernaron el país acabaron con el cultivo y tráfico de opio, actividad floreciente en años anteriores y que ha vuelto a despegar en la actualidad.

Los representantes políticos del estado mayor de la OTAN han señalado que –tras derrotar a los talibanes– la segunda tarea será desmantelar los centros de la droga. Cabe considerar que los entonces hombres del mulá Omar fueron –al menos temporalmente– derrotados cuando la represalia contra Al Qaeda y Osama ben Laden, a quien sindicalizan como responsable del setiembre negro estadounidense, en partre gracias a esos señores de la guerra y del opio, acérrimos enemigos de aquellos.

La ofensiva cristiana –un alto número de musulmanes radicalizados y aquellos que viven en territorios ocupados o esperan agresiones de Occidente, como en Palestina, Iraq, Siria, Irán y algunos países africanos estiman que sufren los efectos de una cruzada para liquidar al Islam– se inscribe en el diseño teórico de las «guerras preventivas» del Pentágono.

Los servicios de espionaje occidentales, por otra parte, jamás lograron probar que el gobierno talibán hubiera tenido ingerencia de alguna calase en los ataques a las Torres Gemelas y las otras dos agresiones del infausto «11/S». Al contrario, surgieron en los meses posteriores serias sospechas de que Al Qaeda, una entelequia contemporánea derivada de la resistencia al Ejército Rojo a fines de la década de 1981/90, no existe como organización terrorista internacional todopoderosa.

Por ahora los alrededor de dos millones de habitantes de la provincia donde se realizará la ofensiva militar carecen casi por completo de energía eléctrica y su aparato productivo no ha podido ser puesto racionalmente en marcha por el invasor desde su aparente triunfo militar en 2001.

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Wáshington ha dispuesto sumar 3.000 efectivos más a la campaña, y el Reino Unido alrededor de 1.500. Tanto desde bases aéreas ubicadas en territorio afgano como desde los portaaviones al pairo en el Golfo Arábigo decolan los «jets» para bombardear supuestos objetivos talibanes en las montañas, pero hasta el momento sólo han eliminado familias y niños en las aldeas.

Entre dos y tres millones de personas dependen en la actualidad por completo del cultivo de la amapola y del contrabando de opio a Europa por rutas –se dice– que alguna vez fueron protegidas o «ignoradas» por la CIA.

Un informe del británico Senlis Council, dio cuenta a casi cinco años de la invasión dirigida por Estados Unidos, que los intentos de eliminar la amapola habían tenido el efecto contrario –y además generaron apoyo de la población a los guerrilleros talibanes, los que, por otra parte, podrían financiar las compras de armamento y logística gracias al opio.

Para la institución, eran pocos los logros de Estados Unidos en 2006 tras la invasión de Afganistán –en octubre de 2001–. Al contrario: durante los cinco años transcurridos no ha habido ningún resultado en asuntos tales como seguridad y reconstrucción, y en realidad se diría que aumentó la pobreza estructural del país, al extremo de que en los campamentos del sur los niños mueren de hambre.

Tanto las acciones de guerra desde 2001 a nuestros días como los verdaderos resultados que provocó la ocupación del país son un secreto bien guardado; tal vez no como Iraq, pero pocas dudas caben de que Afganistán también recuerda el desastre de Viet Nam, con la carga de injusticia y corrupción que imperó en Saigón.

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A pocas horas de haberse lanzado la ofensiva de la OTAN, el siete de marzo (2007), surgieron dudas sobre la real capacidad de las fuerzas para obtener la victoria. El diario alemán Suddeutsche Zeitung –citado por Prensa Latina– apunta que la alianza atlántica descuidó la situación militar afgana por hallarse inmersa en el apoyo a la ocupación anglonorteamericana de Iraq y ahora quiere recuperar el tiempo perdido.

Las tropas de la OTAN comprenden en este país a unos 10.000 estadounidenses empantanados en Afganistán desde 2001. Siempre según Prensa Latina, la ofensiva que tiene lugar no impedirá la ofensiva talibán en pocas semanas. La actuación de los occidentales dista mucho de ser comprendida por la población local: el primer domingo de marzo la soldadesca estadounidense mató a 16 civiles en Jalalabad.

Al día siguiente, a poco más de una hora en vehículo de la capital, Kabul, fueron asesinados «por error» cinco mujeres, tres niños y un anciano. Durante 2006 por lo menos 1.400 civiles no combatientes fueron muertos por las tropas extranjeras.

El «silencio de radio» luego de iniciarse la ofensiva no tiene, para los analistas occidentales, buen sabor.

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Fuentes: Prensa de la época y servicio noticioso de BBC Mundo (http://news.bbc.co.uk.

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