Agrocombustibles son obstáculos para la soberanía alimentaria

Adital

La Declaración del Seminario Internacional sobre impactos de los agrocombustibles fue entregada ayer a los participantes de la Conferencia Internacional sobre Biocombustibles, realizada en San Pablo, por el gobierno federal. En el documento, los movimientos y las organizaciones sociales hicieron una lista de los problemas del modelo de producción y comercialización de agrocombustibles y presentaron las demandas del sector.

El documento fue elaborado por entidades de derechos humanos y ambientales de Brasil, Colombia, Bolivia, Costa Rica, Bélgica, El Salvador, Ecuador, México, Argentina, Alemania, Estados Unidos, Holanda y Suecia, que estuvieron reunidos en San Pablo, entre el 17 y el 19 de noviembre. La declaración también será enviada a entidades y gobiernos europeos, asiáticos, africanos y de Estados Unidos.

Titulada "Agrocombustibles como obstáculo para la construcción de la Soberanía Alimentaria y Energética", la declaración expresa la crítica de los movimientos sociales en relación con el modelo y la estrategia de promoción de los agrocombustibles: "Entendemos que éstos no son vectores de desarrollo, ni tampoco de sustentabilidad. Esta estrategia representa un obstáculo para el cambio estructural necesario en los sistema de producción y consumo, de agricultura y de matriz energética, que responda efectivamente a los desafíos que presentan los cambios climáticos".

En el texto, las organizaciones resaltan que el modelo de agricultura industrial es intrínsecamente insustentable, pues sólo es viable por medio de la expansión de los monocultivos, de la concentración de la tierra, del uso intensivo de agroquímicos, de la superexplotación de los bienes naturales comunes como la biodiversidad, el agua y el suelo: "Los agrocombustibles representan una grave amenaza para la producción de alimentos. Independientemente de los cultivos utilizados para la producción de energía, comestibles o no, se trata de la competencia por la tierra cultivable y por el agua".

Según la declaración, el sector sucro-alcoholero brasilero no se sustenta sin el financiamiento público, necesitando de los programas gubernamentales de agrocombustibles con incentivos y subsidios gubernamentales directos e indirectos. "El sector sucro-alcoholero cuenta con la connivencia del gobierno en relación con el incumplimiento de las legislaciones laborales y ambientales", afirman.

El documento también toca el tema de la extranjerización de la tierra por medio de la compra o de contratos de arrendamiento para la producción de agroenergía, constituyéndose en un factor preocupante al hipotecar las áreas de tierras cultivables disponibles y las condiciones estructurales de producción de alimentos.

"Denunciamos que la estrategia de difusión internacional del modelo agroenergético del gobierno brasilero, a través de la acción de sus ministerios, en especial Itamaraty, e instituciones financieras y de investigación como BNDES y Embrapa, reproducirá los impactos y problemas del sector en los países de África, América Latina y el Caribe", agregan.

Los movimientos sociales cuestionan la estrategia de expansión de los agrocombustibles a través del mercado global: "Nos oponemos radicalmente al acuerdo de difusión tecnológica Brasil/EUA, que apunta a la padronización y comoditización del etanol. Nos oponemos a las metas de substituciones de  combustibles en la Unión Europea y en Estados Unidos que ampliarán la demanda de tierras para la producción de agrocombustibles en los países del Sur".

Traducción: Daniel Barrantes

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