Aislamiento genético, posible causa de extinción de neandertales
La extinción de los neandertales sigue siendo un misterio, pero el estudio de un espécimen de la región francesa del Ródano, cuya línea genética pasó 50 mil años sin mezclarse con otros grupos, abre una nueva hipótesis: su aislamiento genético. El hombre de Neandertal habitó Eurasia hasta hace unos 40 mil años, coexistiendo con nuestro ancestro, el Homo sapiens, antes de desaparecer.
“Fue el último momento en que hubo varias humanidades en la Tierra, un lapso estratégico y profundamente enigmático, ya que no entendemos cómo una humanidad entera, que existía desde España hasta Siberia, pudo extinguirse repentinamente”, señala Ludovic Slimak, investigador de la Universidad Paul Sabatier en Toulouse y coautor de un estudio publicado en la revista Cell Genomics.
El ejemplar, llamado Thorin, en referencia a un personaje del escritor JRR Tolkien, fue encontrado en 2015 en la cueva Mandrin (Drôme), habitada alternativamente por neandertales y Homo sapiens.
El hallazgo es raro. Se trata del primer neandertal descubierto en Francia desde 1978. En toda Eurasia, sólo se han encontrado alrededor de 40. “Tan pronto como el cuerpo salió a la luz, envié un pequeño fragmento óseo, un trozo de molar, a Copenhague para que los equipos con que colaboramos hicieran los análisis genéticos. Llevábamos 10 años intentando obtener ADN en Mandrin, ya fuera de animales o humanos, pero nunca lo habíamos logrado, ya que el ADN se degrada muy rápido cuando los restos salen del suelo”, relata Slimak.
Cuando llegaron los resultados, hubo confusión. Según los análisis arqueológicos, “este cuerpo tenía entre 40 mil y 45 mil años, pero para los genetistas tenía 105 mil. Una de las dos partes debía estar equivocada”, explica. Se necesitaron siete años de investigación para resolver el enigma. Análisis isotópicos demostraron que Thorin vivió en un clima muy frío, correspondiente a la era glacial, que sólo los neandertales tardíos experimentaron.
Sin embargo, su genoma es muy antiguo. “Es un vestigio de las primeras poblaciones de neandertales en Europa”, indica el genetista y autor Martin Sikora de la Universidad de Copenhague. “La línea que lleva a Thorin se habría separado de la de otros neandertales tardíos hace unos 105 mil años”, afirma.
Después, esta línea pasó 50 mil años “sin ningún intercambio genético con los ejemplares europeos clásicos”, incluso con poblaciones que vivían a sólo dos semanas de distancia, explica Slimak.
Esto es un aislamiento impensable para su primo el Homo sapiens, especialmente porque el valle del Ródano era uno de los principales corredores migratorios entre el norte de Europa y el Mediterráneo. “La arqueología ya nos decía desde hace tiempo que vivían en territorios muy pequeños, de pocas decenas de kilómetros alrededor de un sitio”, recuerda el arqueólogo. Se sabía que vivían en pequeños grupos, con problemas de consanguinidad.
En el caso de los sapiens, “tenemos territorios infinitamente más amplios, de decenas de miles de kilómetros cuadrados. La difusión de objetos, conchas, la sociabilidad y la construcción de redes sociales estructuradas son universales en todos ellos”. Estas dos poblaciones “no entendían ni organizaban el mundo de la misma manera”, agrega.
Según él, estos factores son “una clave fundamental para entender” la extinción de los neandertales.
“Cuando estás aislado durante tanto tiempo, limitas la variación genética disponible, lo que significa que tienes menos capacidad para adaptarte a los cambios climáticos y patógenos. Además, te limita socialmente, ya que no compartes ni evolucionas como población”, subraya Tharsika Vimala, genetista de la Universidad de Copenhague.
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