ALAIN TOURAINE Y EL NUEVO PARADIGMA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La Ontología del lenguaje de Rafael Echeverría, y El árbol del Conocimiento de Humberto Maturana se hicieron presentes en las palabras del sociólogo francés Alain Touraine, en una fría mañana de enero en Bruselas. La conferencia prometía, la sala del centro cultural de Etterbeek estaba llena y los rostros, algunos conocidos, aportaban expectación.

No siempre se tiene la suerte de ser parte del auditorio ante una autoridad en la materia, un libre pensador, un hombre que utiliza los recursividad del discurso para explicar complejos cambios sociales.

No se trataba de un gurú ni mucho menos, pero su manera de mirar el mundo en las puertas del nuevo milenio, es la manera que tienen los pensadores de hacer la critica social directa y plantar la esperanza en que los cambios sociales pueden ser siempre positivos.

Un poco distraído a la presentación que se hiciera de él, Alain Touraine inicia su reflexión en voz alta, casi como si sólo estuviéramos en la sala él y yo. Me hizo volver a fines de los noventa cuando –con José Luis Olivari– preparábamos concienzudamente nuestro módulo de “Paradigmas”, para la cátedra de Comunicación para el desarrollo o Comunicación no verbal. Volver a las eternas discusiones para evaluar los trabajos de los alumnos, ya que no se trataba de simples evaluaciones cuantitativas, no.

Esas evaluaciones era adentrarse en la mirada de mundo, la construcción de espacios de cada uno de ellos y en la cual –nosotros, simples guías– intentábamos ayudarles a abrir la ventana a otras realidades, a la capacidad de ver el mundo desde otros ángulos, a la capacidad de escuchar a través de ejercicios berlianos; abrir una ventana para atreverse a soñar, pero por sobre todo: atreverse a construir sueños.

Touraine se pasea por la historia de manera fluida y pareciera que él mismo la ha escrito. Su acertividad sobre el cambio de paradigma mirado como un hecho lingüístico. La utilización del lenguaje político que circula en las sociedades en los primeros siglos de su modernización, donde el vocabulario se centra en el orden y el desorden, el rey y la nación, el pueblo y la revolución. La ruptura producida con la revolución industrial donde el capitalismo se emancipa del poder político e irrumpe la creación de un nuevo paradigma que utilizará el lenguaje económico y social, hablamos entonces de clases, riquezas, desigualdades y redistribución.

El paradigma cambia con la llegada del siglo XXI, a través del lenguaje cultural, así lo afirma Touraine. Con el actual escenario de economía global e individualismo la modernización desintegra los antiguos modelos de sociedad.

La utilización de un vocabulario donde destacan palabras como: lo político cultural; discriminación cultural, multiculturalidad, integración, educación y otras, son de utilización frecuente y necesaria en la construcción de nuevas formas de sociedad que irrumpen ante el llamado proceso de globalización.

La descomposición de la sociedad, donde la recuperación del individuo como ser único reivindica el “derecho a ser minoría”. La riqueza en la recursividad del discurso social, la capacidad a definirnos a nosotros mismos, la demanda a “no ser humillado”, a ser tratado como “un ser humano”. En otras palabras el reconocimiento y la demanda de “individuos con derecho a tener derechos”. Estos son –según Touraine– los planteamientos del nuevo paradigma.

Pero, reconocerlo sin preguntarse ¿cómo combinar la globalización con los derechos individuales?, se presenta como la reflexión necesaria para este sociólogo de terreno.

Touraine, rescata el valor de las luchas colectivas por obtener el respeto de los derechos individuales y apunta al equilibrio entre el respeto por la diversidad cultural y el legítimo derecho a la universalidad ciudadana. Asimismo alerta sobre la distinción entre “modernidad”, situándola como la instancia para creer en la razón y en el respeto a los derechos personales universales, y “modernización”, como el espacio para el desarrollo, el pluralismo, la multiplicidad y –sobre todo– el “sujeto” como agente social. Dicho de otra manera, como la recuperación del “yo” y el reconocimiento del “otro”; por tanto, el reconocimiento de la libertad de “ser”.

El sociólogo afirma que aunque hay sólo una modernidad, hay distintos caminos a la modernización siempre que se respeten los derechos humanos y las nacionalidades. Recuerda que el modelo europeo de concentrar todos los recursos en manos de una elite masculina, no esta siendo reemplazado por una elite femenina, sino por un esfuerzo por parte de las mujeres de reconstruir un mundo, una experiencia personal y colectiva, partido en dos.

“No tienen las armas, pero ya tienen la palabra”, dice Touraine. Se habla de ellas como víctimas, como seres de segunda categoría, pero son creadoras y agentes de una nueva cultura. La reflexión sobre el tema de la mujer, se basa en una experiencia concreta que viene de realizar con mujeres musulmanas que viven en Paris; sin embargo, una experiencia sobre la mirada de lo femenimo y del “enmujeramiento” que comienza a develarse en distintas partes del globo. Algo así como el despertar del matriarcado.

En fin, la conferencia me dejó con un agradable sabor a nuestras verdades en boca de hombre, en mente de intelectuales, pero en las manos de nosotras (os), las(os) que construimos el día a día, los seres comunes y corrientes que -gracias al desarrollo tecnológico- podemos re-encontrarnos con realidades similares de otras y otros tan distintos y lejos, pero a la vez tan parecidos y –por tanto- cerca.

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* Periodista. ©Patricia Parga.
Como todos los materiales publicados en Piel de Leopardo, puede reproducirse libremente; sólo se ruega citar autora y medio.

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