Alejandro Tesa / Nicaragua, la UE, la historia y la irrealidad

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Nicaragua se retiró de manera sorpresiva de las negociaciones que mantienen los países del istmo con la Unión Europea en orden a suscribir un Acuerdo de asociación –es decir un TLC con protocolos "de ayuda mutua".

La determinción nicaragüense –su retiró el miércoles de las negociaciones que Centroamérica y la Unión Europea mantienen para suscribir un acuerdo de asociación comercial, de ayuda tecnológica y etcétera– no alcanzó a voltear el tabero; la razón de la misma, fue el rechazo a discutir un fondo solidario para América Central.

Los representantes de la UE con velocidad dijeron que la propuesta es irreal; los países del área, por su parte, no lograron el consenso mínimo siquiera para analizarla.

Todos se asustaron. Sin duda porque el monto involucrado en el proyecto nicaragüense es de unos € 60.000 millones. No mucho, si se considera que sin los aportes americanos otro hubiera sido el desarrollo tecno-económico del capitalismo europeo.

Sólo que la historia es otra cosa.

El fondo solidario no significa la entrega en efectivo de esa cantidad a Centroamérica, sino que constituía un cálculo del aporte que podría hacer en el tiempo la UE para los planes de desarrollo integral y sostenible de la región –asunto que, como es lógico, no le importa– y contempla además mecanismos de devolución de esos aportes.

Las negociaciones comenzaron en 2007 y se espera que concluyan "pronto".

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